Capítulo 8

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Dahlia.

Soy una cobarde.

Lo demuestro cada día que no me atrevo a rebelarme ante mi familia, a rebelarme por mi vida. Siempre elijo la opción fácil, la huida. Huyo de ellos, huyo de mi misma y huyo de él.

Como anoche.

Es la segunda vez que lo hago pero no habrá una tercera, no volveré a ponerme en esa posición de vulnerabilidad con Alastair.

No puedo seguir ignorando el hecho de que en unas pocas semanas me casaré con Salvatore Mione y me mudaré con él a Chicago. Dejaré de pertenecer a la Cosa Nostra para convertirme en la mujer de un Don del Outfit.

Por eso que huí de nuevo, aunque no volví a mi casa. Cuando salí del edificio, vi unos mensajes en mi móvil que había enviado Luca, eran una respuesta a uno de mis mensajes. Mensajes que yo no había enviado, diciendo que me quedaría a dormir en casa de Kendall. Los había enviado él y realmente no quiero saber cómo lo hizo ni cómo supo el nombre de mi amiga.

La cuestión es que Luca lo creyó.

Me sorprendí al ver que había accedido sin poner pegas. Eso es raro, también fue raro que me cubriese delante de nuestro padre para que pudiera salir con mis amigas. Quiero pensar que es porque se siente culpable por todo el tema del matrimonio pero creo que hay algo más.

Aproveché la mentira de Alastair y pedí un taxi que me llevase hasta Soho, donde vive Kendall. Tuve suerte porque acababa de llegar a casa, al parecer la fiesta se alargó más de lo que esperaban. Nada más abrir la puerta comenzó a acribillarme con preguntas sobre mi huida y ese hombre de la mirada metálica.

No pude contar gran cosa ya que, al parecer, me quedé dormida nada más acomodarme en su coche. Odio eso de mí, siempre pensé que mi facilidad para quedarme dormida era una virtud pero, después de pasarme dos veces con él, dudo mucho que lo sea.

Una vez que mi amiga sació sus ansias de cotilleos, nos fuimos a dormir. Por la mañana, mi guardia y mi chofer, Tyler y Roger, vinieron a recogerme. Eso fue cosa de Luca, supongo.

Cuando llegué a casa no había nadie. Había una reunión urgente de la Cosa Nostra, al aparecer, desde la unión de mi familia con los Mione de Chicago, han surgido algunas disputas dentro de la organización. No era nada grave, o eso me cuentan.

La verdad es que agradecí la soledad, campé a mis anchas por la casa e incluso ayudé a la cocinera, Fiorella, con la comida, algo que papá no me deja hacer cuando él está en casa.

Volví a la ciudad antes de que ellos volvieran a casa. Hace unos días que Bianca y yo nos inscribimos en un refugio de animales y hoy es nuestro primer día como voluntarias. También lo fuimos en un refugio cerca de la universidad y teníamos claro que queríamos seguir con la labor al regresar a la ciudad.

Las dos compartimos la pasión por los animales.
Hace tres años, Bianca adoptó un Pomerania y lo cuida como a un hijo; en cambio, a mi padre no le gustan nada los animales, por lo que nunca me dejó tener uno en casa, sin embargo, puedo seguir contribuyendo a través de donaciones.

— Así que por eso desapareciste anoche— Comenta ella mientras vierte algo de alpiste en el comedero de los loros.

Ya casi vamos a cerrar y sólo quedamos nosotras en el refugio. Al parecer, la encargada nos ha puesto a prueba dejándonos cerrar el local.

— Sí pero no volverá a ocurrir, sólo me fui con él porque estaba borracha— Me encantaría decir que soy completamente sincera pero no es así.

Si es cierto que no quiero que eso se vuelva a repetir pero no me fui con él sólo por el alcohol. En el fondo, lo habría hecho igualmente de no estar borracha.

Steel Heart [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora