Capitulo 1

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Estábamos mi madre, Alejandro y yo en el aeropuerto. Esperando a Leo, el sobrino o mejor dicho, el hijo de Alejandro, porque sí, Alejandro lo crío desde muy pequeño.

Estaba metida en mis pensamientos. Pensando en que otra vez mi verano sería arruinado por ese chico estúpido. Aunque si está guapo no lo voy a negar, pero es un maldito mujeriego.

Estaba muy metida en mis pensamientos, -demasiado metida en mis pensamientos de psicópata- hasta que escucho a mi madre gritar como loca, lo que hizo que diera un pequeño brinco y me llevará una mano al pecho. No era la primera vez que hace eso, mi madre siempre grita cada vez que viene Leo. Pero esta vez me tomo desprevenida. Y no solo logro asustarme, sino que también medio aeropuerto nos miró raro, como si de unos locos se tratase. Mientras que Alejandro solo se echó a reír como un desquiciado cuando vio que me asusté.

Mire como mi madre echo a correr como si fuera el fin del mundo, Dios que pena ajena. Yo solo rodé los ojos y caminé hacia dónde se dirigió mi madre, con Alejandro atrás de mí, aun riendo.

Al llegar donde mi madre solo puse los ojos en blanco al verla abrazada con Leo; un chico alto y delgado, cabello castaño oscuro y ojos marrones. Para ella él es como su hijo, y para él, ella es como su madre.

-Miren cuánto ha crecido -dijo mi madre entusiasmada, parecía una niña pequeña.

-Mamá no seas exagerada, solo a Sido un año -exclamé frustrada.

-Tú cállate niña, y saluda a Leo, vamos dense un abrazo.

-No mamá, no le daré un abrazo, qué asco.

-¡Victoria! -dijo enojada.

-Déjala Sara, ya sabes cómo nos llevamos -dijo Leo calmado -. Y pienso lo mismo -Dijo mirándome fijamente a los ojos. Yo lo miré con cara de matar mil personas.

-¿Acaso no vas a saludar a tu tío? -dijo Alejandro para que no nos matemos.

-¿Cómo crees eso, tío? -dijo para dejar de verme y abrazar a Alejandro.

-Bueno... Creo que es mejor irnos. Que nos miran raro -fingí incomodidad.

Ya estaba acostumbrada a esto, y no me importa lo que pensara la gente. Solo que quiero irme a casa a descansar, y no verle la cara a Leo por un buen rato. Ya que en la noche aran una fiesta, y tengo que estar con él todo el tiempo, y fingir que nos llevamos mejor.

-sí, es verdad -me apoyo Alejandro.

Él me entiende mucho, y sabe perfectamente lo que pienso y necesito, es como mi padre, aunque aún no tengo la confianza suficiente para decirle papá. Pero a veces pienso que me entiende mejor que mi madre.

En ese momento Alejandro le ayudo con las maletas a Leo, y salimos de ahí.

-Gracias -le susurré mientras sonreía.

-No hay de peque -dijo con cariño -. Aunque deberían intentar llevarse mejor-Dijo para adelantarse e ir al lado de mi mamá.

Llegamos al auto y subieron las maletas. Mi mamá se subió adelante con Alejandro, por lo que me tocó ir con el estúpido de Leo. Sabía perfectamente que lo hacían a propósito para que nos llevemos mejor.

Alejandro arrancó el auto y nos fuimos directo a casa. Estuvimos callados por un buen rato, hasta que Carlos y mamá empezaron a hablar sobre la empresa, y esas cosas. Y después preguntarle a Leo sobre cómo le ha ido en la universidad.

-Y bien cariño, ¿Qué tal España? -preguntó mi madre.

-muy bien, ya sabes lo mismo de siempre.

-Sí, y que no cuentas del instituto -preguntó Alejandro sin despegar su mirada del camino.

Corazón Rebelde (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora