Capítulo 4

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Rafael POV

El día siguiente es una pesadilla. Es evidente que ninguno de los dos sabe qué hacer. No dejamos de buscarnos con la mirada, pero cada vez que nuestros ojos se encuentran, los apartamos de inmediato. El entrenamiento también fue un desastre. No podía concentrarme y casi me dejo vencer por Donnie. Al menos hoy no tuve que luchar contra Leo. Todavía no nos hemos dirigido la palabra, mucho menos hubiéramos podido pelear como de costumbre.

Probablemente está demasiado avergonzado para venir a hablar conmigo, pero no puedo dejar las cosas como están. No quiero que nuestro lazo se derrumbe por lo que pasó. Sé que fui yo quien lo impulsé a hacerlo, pero no era mi intención. Quién iba a pensar que reaccionaría así, sólo quería ponerlo un poco nervioso. Me hace demasiada gracia cuando se enfada, parece un cachorro al que le han robado el juguete. Intenta ser fuerte, pero cuando no estamos en una misión, se nota que no le gusta tener que ser el jefe todo el tiempo. También él necesita desahogarse, pero siempre antepone sus responsabilidades. No entiendo por qué no puede volver a divertirse con nosotros como antes. Me parece imposible decir esto, pero no existen sólo las misiones. Me encanta tener siempre a alguien a quien patear, pero incluso yo necesito pensar en algo más de vez en cuando.

Quizá debería ir a decirle algo, todos los demás parecen ocupados en este momento y él está solo. Sí... ¿pero ¿qué? Soy muy malo con las palabras, sólo actúo. Soy exactamente lo opuesto a él, pero tal vez es esto lo que nos hace tan buen equipo. Sí, lo pensaba de verdad. Me encanta patrullar con él. Todo es diferente cuando estamos los dos solos, nos complementamos. Pero hoy no es así, lo siento distante y eso me vuelve loco. ¡¿Por qué un simple beso debería estropearlo todo?!

Decido ir a la cocina fingiendo buscar algo de comer. Quiero que note mi presencia, pero no quiero parecer desesperado. Abro algunas puertas sin motivo y trato de observarle de reojo. Aún no ha levantado la vista, pero me doy cuenta de que ha apretado con más fuerza la taza. Puedes fingir todo lo que quieras, Leo, pero sé que tú también quieres hablar de ello.

"Se supone que cuando alguien prepara té lo hace para beberlo, no para quedarse mirándolo"

Sigue sin decir nada, no parece querer reaccionar. No te conviene jugar así. Odio cuando me ignora. Doy la vuelta a la mesa para pasar por detrás de él y deslizo las solapas de su pañuelo entre mis dedos. Noto que se pone rígido de inmediato bajo mi contacto, siempre ha sido muy sensible: "¿Qué te pasa? ¿Has perdido la lengua, cariño?"

Casi parece como si estuviera a punto de destruir esa taza por lo fuerte que la está apretando.

"Deja de actuar así"

Ya mejor, parece que empieza a despertarse: "Ah, así que todavía tienes voz"

"Mira, hoy no es el día. Búscate a otro a quien molestar"

Me gusta cuando se pone difícil, lo hace más interesante. Me siento a su lado y pongo el codo sobre la mesa para apoyar la barbilla en la mano. No sé por qué, pero me gustaría que se volviera hacia mí y me mirara otra vez de aquella manera: "No me digas, no me había dado cuenta. ¿Tiene algo que ver con lo que pasó ayer?"

Allá vamos, ya se ha puesto rojo.

"No quiero hablar de esto"

Ah no, demasiado fácil así. No puedes pensar en besarme y luego actuar como si nada hubiera pasado: "¿En serio? Sin embargo, ayer eras tú quien me había buscado para hablar y en vez de eso preferiste bes-"

"¡Te he dicho que pares!"

Golpea la mesa con el puño y se levanta dándome la espalda. No creí que hiciera falta tan poco para que se enfadara, a ver hasta dónde llega: "Mira sólo estoy aquí para entender, fuiste tú el que lo hizo"

"Nunca me escuchas cuando te hablo. ¿Quieres hacerme creer que ahora de repente has cambiado de opinión? Si quieres reírte de mí, hazlo ahora, y luego olvidemos todo el asunto"

No me gusta este tono, hay algo extraño en su voz: "Sabes que si hubiera querido reírme de ti ya lo habría hecho. ¿Qué te pasa?"

Me levanto para intentar ponerme delante de él, pero al ver su expresión, empiezo a preocuparme seriamente. Sigue manteniendo la cabeza hacia abajo, con los puños apretados y mordiéndose el labio, como si intentara contener el dolor. Casi me parece verlo temblar a medida que me acerco.

"No tengo nada. Déjame en paz"

"A mí no me lo parece"

"No sabes cómo me siento. No sabes nada"

Debo estar equivocado, no está enfadado, parece que está... ¿triste? No lo entiendo: "Ahora no seas melodramático. Si ese es el problema entonces es fácil de resolver"

Él, sin embargo, intenta marcharse de nuevo. Esta vez no debo permitírselo, necesito respuestas. Así que corro delante de la puerta para bloquearle el paso, pero cuando por fin consigo cruzarme con su mirada, me encuentro con un par de ojos vidriosos esperándome. No esperaba que mi insistencia hiciera estallar una bomba.

"¡¿Qué más quieres de mí?! ¿¡Aún no estás satisfecho?! Estoy harto de este juego retorcido tuyo, ya te has divertido bastante. Aquí soy yo el mayor y también el líder, así que procura mostrarme un poco de respeto. No voy a tolerar más esta actitud tuya. Puedes volver a gritarme si quieres, a quejarte de mis estúpidas órdenes y a culparme de todo, pero deja de fingir que te importe de mí. Y ahora, hazte a un lado y déjame pasar"

Espera, ¿piensa que no me importa nada de él? ¿Por qué eso me destroza el corazón? No es normal que pueda herirme con tan poco. Nos gritamos innumerables insultos mucho peores durante nuestras peleas, pero ahora, verlo así me asusta. ¿Qué me está pasando...?

"Mira, hagamos como si nada de esto hubiera pasado, cancelemos estos dos días. Te lo ruego..."

Olvidarlo. Claro, parece la opción más fácil y lógica, no hay que darle importancia a algo así. Sólo hay un problema. Yo no quiero hacerlo.

Un juego retorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora