Capítulo uno: Mentiroso.

17 3 15
                                    


¿Qué quieres de mí?

¿Qué esperas de mí? Si todo te di.

Yo vivo a tus pies,

Y tú no lo ves.



Mark.


Abrí pesadamente mis ojos al sentir un rayo de luz insoportable y una voz chillona martilleando mi cabeza.


—¡Arriba, Mark! Ya no es hora de estar durmiendo.

—Nishiki, con todo respeto, vete al infierno y déjame dormir.

—¡Qué grosero! —Decía el pelinaranja mientras se cruzaba de brazos y procedía a quitarme las sábanas que cubrían mi desnudo cuerpo. —¡Aaahh! ¡¿Podrías dormir con ropa puesta alguna vez en tu vida?!

—¿Podrías no molestarme cuando intento dormir? —Dije mientras tomaba nuevamente las sábanas y me volvía a cubrir. —No dormí casi nada. —Espeté y tapé mi rostro con la almohada.

—Ya no es hora de dormir, si no pudiste dormir por andar haciendo de las tuyas no es culpa de tu Reino, vamos. Además, la chica con la que dormiste ayer ya se fue hace rato.

—Lo sé, yo le dije que se fuera. Eso de andar despertando y pretendan traerme el desayuno en la cama no va conmigo.

—Esa era otra chica completamente distinta a la de ayer, ¿verdad?

—Si, ¿qué?, ¿ahora vas a juzgarme?

—¡No! Sólo que te has vuelto un desastre desde-

—Desde ¿qué? —Lo interrumpí, levantando levemente la voz e incorporándome.


Y es que su nombre en mi presencia era mala palabra.


—N-No... Nada, olvida lo que dije.

—No, vamos, dilo. Te reto.

—Vamos, Mark, ambos sabemos que es verdad. Te has vuelto insufrible desde que ella... Hizo lo que hizo. Entiendo que estés dolido, pero la culpa no la tenemos los demás.

—Vete de mi cuarto. —Escupí, levantándome de la cama para luego dirigirme hacia mi baño personal.


Y es que ¿cómo se atrevía? Sí, tal vez he estado un poco más insufrible de lo normal, pero, ¿quién puede culparme? Enterarse de que tenías al enemigo durmiendo en tu cama contigo nunca es fácil.


Has estado hecho un completo idiota. Deberías disculparte.


—Rayos. —Dije, golpeando levemente la pared con mi mano hecha un puño. —Mejor me doy una ducha rápida y voy a hablar con Nishiki.


Luego de salir de la Ducha y ponerme la toalla en la cintura me dispuse a ir hacia mi habitación para encontrarme con la chica de limpieza nueva. Una joven de unos 23 años, pelo castaño y ojos dorados como el sol. Su pelo, recogido en una coleta, dejaba caer algunos rizos bien definidos sobre sus hombros y, su uniforme, para mi gusto demasiado corto, estaba impecablemente planchado. Al verme, la mujer inmediatamente se sonrojó y trató de mirar hacia otro lado, evitando verme directamente.

Un Lugar Llamado Demon's Wood: Un Nuevo Comienzo (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora