Capítulo 3

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PRIMERA SEMANA (PARTE I)


Jeongin, torciendo su cuerpo y haciendo un sonido de queja ante la dolorosa sensación, abrió los ojos ante la nueva mañana. Aparentemente, Hyunjin estaba siendo poseído por un demonio y él, a su vez, había estado toda la noche violando su trasero. Pero el lugar donde despertó fue en la cama de su habitación. ¿Se trató solo de un sueño? Se sintió tan vívido, ¿Fue realmente uno? Jeongin, quien levantó el cuerpo hasta la mitad, miró para todas direcciones y se revisó con cuidado los brazos y el abdomen.

No había heridas en ninguna parte. Incluso la sensación de sangrado, tan clara, parecía ahora ser solamente un producto de su imaginación porque el agujero de su trasero estaba bien. No había heridas y mucho menos sangre. Un sueño. El suspiro de alivio de Jeongin fue impresionante cuando lo escupió justo antes de dejarse caer sobre el colchón.

No podía entender por qué demonios había tenido ese sueño. Un diablo. El diablo con la piel de Hyunjin, ¿De dónde venía tanta imaginación? Además, parecía algo infinitamente doloroso porque aunque Jeongin ya había despertado, todavía sentía la manera en la que lo estaba empapando. El diablo diciendo que era una prostituta. El sufrimiento de escucharlo y que le dijera además, que había sido abandonado por Dios. No era algo que Jeongin pudiera soportar.

Había tenido una vida dedicada a Dios y a la Virgen María durante 23 años y sí, podía parecer corto, era una vida corta pero estaban hablando de toda la vida de Jeongin. El dolor de que le negaran todo lo que creía desde el fondo de su corazón, incluso después de despertar de su sueño, quedó clavado dentro de él en forma de un hormigueo ardiente.

Jeongin suspiró una vez más y se volvió hacia la derecha. El amanecer pareció estar llegando con prisa así que no le resultaba nada extraño irse a duchar un poco más temprano de lo que era habitual. Entendía perfectamente lo del sueño y las fantasías, pero eso no evitaba en lo absoluto que su cuerpo siguiera sintiéndose sucio. El sentimiento de tener todo el semen caliente corriendo por sus intestinos hasta inflamar su estómago, era intenso. Y tal vez no sentía nada ahora pero, cuando recordó el calor de esa vez, cuando pensó en sus manos y su boca y su pene presionando contra su agujero, fue espeluznante y le puso la piel de gallina también.

Después de lavarse todo el cuerpo a profundidad, Jeongin se dirigió directamente a la catedral para empezar el día. Todavía quedaban unos minutos antes de sus clases por lo que Jeongin oró nuevamente por su expiación durante mucho tiempo.

No importaba que fuera un sueño, si alguien comenzaba a decir algo que negara a Dios, entonces debería hacer lo necesario para que esa mente irrespetuosa se calmara. En los pensamientos de quienes querían convertirse en siervos de Dios, no debería existir nada sucio ni nada lo suficientemente bajo. Quizá Dios se daba cuenta de estas dudas en sus fieles y les hacía arrepentirse de sus pecados a la hora de soñar.

Jeongin, que había estado orando durante mucho tiempo, comenzó su rutina habitual con una expresión bastante decidida. A primera vista, cada vez que veía a Hyunjin pasar, o lo escuchaba murmurar a la distancia, oía también el sonido de su propio corazón latiendo con fuerza. Además, cada que hacían contacto visual, Hyunjin sonreía y agitaba la mano como era su costumbre. De verdad ese sueño había sido una tontería.

Un sueño únicamente. Jeongin levantó su mano ante los saludos de Hyunjin y agradeció por esta nueva sensación de calma. Como suponía desde antes, Hyunjin era una persona de verdad brillante. Tal vez tan dedicado a Dios como lo estaba él mismo. Incluso era posible que estuviera más cerca de Dios que los sacerdotes. El diablo tomando a Hyunjin, esa era una tontería ridícula. Era amado, bondadoso, bueno y cordial. Tanto que incluso estaba celoso de él en un rincón de su corazón Aparte de su mente complicada debido al sueño, las lecciones que había repetido durante varios años fueron tan monótonas y lentas como de costumbre. No era que tuviera dificultad para entender algo y tampoco podía decir que fuera un hombre vago. Era, solamente, que ahora todo se sentía increíblemente distinto. Parecía que era algo que no le serviría.

La Novia Del Mal | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora