SEXTA SEMANA
El baño en el segundo piso del dormitorio no era un lugar en el que entrara y saliera mucha gente. Los alumnos de 1er y 2do grado tenían un lugar individual y considerando que Jeongin ya estaba en séptimo grado, el número de personas disminuía considerablemente.
Como le habían dicho que hiciera, fue a un rincón y entró en el último cubículo. Había un taburete para sentarse pero no un inodoro así que era definitivamente un lugar muy extraño que nunca había logrado ver. Era como si no fuera parte de la escuela. Jeongin tragó saliva, cerró la puerta y se sentó en el ese lugar. Había un agujero en una pared, como si necesitara de reparación.
Además de eso, estaba tan silencioso que comenzó a pensar que realmente nadie vendría esta noche y que haber utilizado su hora de dormir fue igual a una perdida de tiempo. Aunque Jeongin era un hombre caído seguía sin creer que sus hermanos hicieran algo tan obsceno como lo que había hecho él. Era una creencia simple pero fuerte. Sin embargo, el diablo que incluso podía volverse alguien con forma humana o detener y adelantar el tiempo, ya debería haber tomado una decisión para lograr llevar a cabo sus planes. Jeongin lo sabía. Además, incluso si era solo una apuesta, era tan obediente a lo que el diablo le pedía hacer que tenía todo para comenzar a perder.
¿Cuánto tiempo había pasado? Pensó que tenía razón en que verdaderamente nadie vendría... Hasta que escuchó el sonido de pasos aproximarse desde la entrada. Pasos extrañamente familiares.
"..."
Todos los sacerdotes de la iglesia caminaban igual. Sin prisa, pero no demasiado pausado. Con el ritmo correcto y los pies casi arrastrándose. Pudo ser cualquiera, un estudiante de séptimo grado o uno de los sacerdotes que también funcionaban como maestros. El sonido de su corazón era apresurado, palpitante y pesado. Jeongin se tapó la boca y dejó de respirar cuando sintió que iba a entrar a su cubículo del baño. Trató de tranquilizarse ¿Dónde estaba su antigua confianza?
Ningún alumno o maestro de la misma escuela podría hacer algo tan vulgar como dijo el diablo que pasaría. Sin embargo, se tapó la boca de nuevo porque pensó que realmente iba a gritar. Afortunadamente, la puerta no se abrió. Con un pequeño sonido, alguien entró en el cubículo a su lado así que escuchó a la perfección la manera en que entraba y cerraba la llave.
Entonces sí tenía razón. No había otra persona corrupta en este lugar sagrado que fuera un sinvergüenza. Así como él. Y con eso en mente, exhaló y comenzó a relajarse de nuevo... Hasta que comenzó a escuchar ruidos muy fuertes junto a él. Alguien que estaba golpeando la pared en la habitación contigua.
"... ¿Si?"
No sabía por qué estaba llamando, pero Jeongin respondió con voz temblorosa de todas maneras. Tal vez solo fuera que se había quedado sin papel higiénico o algo así. Sin embargo, cada vez que respiraba o inhalaba, una sensación siniestra llenaba sus pulmones hasta que se volvía escalofriante. La persona a su lado no dijo nada. Quizá su cuerpo chocó por un momento así que por eso ya no dijo nada. No hubo sonido, solo un pequeño crujido de su cremallera bajando. Pensó que bien podría haber sido un error, así que su rostro se puso rojo de vergüenza por haber respondido.
"Dios."
Jeongin estaba abanicando su cara con sus manos para enfriar la sensación de calor. Estaba claro que el diablo era arrogante y que disfrutaba demasiado jugando con él. En el seminario solo había personas que querían convertirse en siervos de Dios y también quienes ya estaban haciendo votos de completa fidelidad. Nadie en el lugar querría hacer las malas acciones que el diablo deseaba. Pensó que era un completo tonto así que se relajó y planeó volver a su habitación en cuanto escuchara que el hombre se iba.
Mientras pensaba, vio algo extraño en la parte lateral.
"¿Ah?"
Cuando giró la cabeza, lo que parecían ser los genitales de un hombre se asomaron por el agujero que habían formado en la pared. Parecía tan extraño, ¡Era definitivamente un pene que sobresalía del baño! No era nada realista y además, era obvio que la persona que estaba del otro lado de la puerta era un sacerdote o un estudiante de seminario. De hecho, fue increíblemente desconcertante. Un miembro de color oscuro no completamente erecto, medio enterrado en el prepucio y sacando un olor salado y vergonzoso. Después, se escuchó otro golpe en la pared del cubículo vecino.
"Como te gustan las cosas sucias, este hermano se preparó especialmente para ti. Date prisa."
A primera vista, la mente de Jeongin comenzó a girar ante la voz tan increíblemente familiar. Por supuesto aunque no pudo reconocerlo de inmediato era un tono con el que estaba muy familiarizado después de vivir allí durante seis años de su vida. Era uno de sus compañeros, tal vez incluso habían comido juntos en alguna oportunidad.
Y ahora esa persona estaba tratando de aliviar su deseo sexual con él. Por las palabras que utilizaba, sabía exactamente que estaba siendo manipulado por Hyunjin por lo que el rostro de Jeongin se puso increíblemente blanco en un segundo. Dios, ¡El diablo estaba haciendo caer a todos!
"¿Me vas a hacer esperar? Joder, nunca había visto a una perra tan sucia como tú. Ya estoy aquí, así que chúpalo ".
Los genitales del hombre se levantaron, incluso a través del agujero en la pared. Jeongin volvió a ponerse nervioso y extendió una mano para poder tocarle el pene. Vaya, esta situación definitivamente no era una fantasía. Su verga palpitaba tan duro en sus manos que se sintió como si ahora no hubiera opción de detenerse. Después de todo, tal vez no era nada en comparación a chupar un pene en un callejón sucio o vestirse como una puta ¿De qué se espantaba? Incluso esta mañana, bajo el día tan brillante, el pene de Hyunjin entró en su boca hasta volverlo una persona completamente enloquecida por él. Sería estúpido de su parte negarse.
Jeongin se arrodilló y agarró sus genitales.
"¿Eres estudiante de esta escuela? ¿Por qué no vendes tu agujero en lugar de solo ofrecer mamadas? De todos modos, no pasará mucho tiempo de esta manera porque muero por ponerlo en tu ano."
El hecho de que una de las personas que vivían junto con él estuviera diciendo cosas tan vulgares, fue impactante y ocasionó que la de por si muy temblorosa mano de Jeongin se volviera muchísimo peor. Sacudió su cuerpo, respiró profundo y, cada vez que soltaba todo el aire, sentía dentro de él el mal olor de aquel miembro que pedía por el calor de sus labios. El estómago se le revolvió de manera diferente que con el diablo y sus ojos comenzaron a llorar.
Sin embargo, era un hecho que con solo mirar los genitales de un hombre sus cambios eran automáticos. Su cuerpo estaba naturalmente emocionado y comenzaba a pensar que deseaba ser apuñalado. Penetrado por algo duro. Se sintió miserable hasta el punto de pensar que aunque no pudiera detenerse, igual era repugnante.
"Lame hasta que lo dejes limpio."
Los genitales del hombre, que se frotaron contra su lengua, tenían un sabor sucio y lujurioso y al apretarlo, podía sentir temblar sus paredes internas casi igual a como lo hacía Hyunjin. Era delgado y corto, pero también era caliente y muy erótico. Le lamió todas las cosas sucias y comenzó a humedecerle con su saliva con el fin de facilitar su deglución por la garganta. Era extraño, pero comenzó a darse cuenta de que ahora la palabra vergüenza era solo otro nombre para llamar a su emoción. Para ser honesto, no era como si pudiera evitar estar en éxtasis por él. Jeongin ahora estaba completamente loco por los hombres a tal punto que solo con mirar sus genitales sucios, solo con sentirlo un poquito, le faltaba el aliento y sentía como si fuera un hecho el estar fuera de control.
"Sí, solo trágatelo . Umm... Bien. Puedes tragar profundamente. Así".
"Uh, uh..."
Mientras tragaba el pene del hombre, tuvo la sensación de que bajaba todavía más por su garganta completamente apretada. Pero no era suficiente. Lo que quería era algo grueso, algo que fuera más profundo. El semen de su compañero era espeso y pegajoso y aceptó que fuera directamente hasta su panza.
Tragando, comenzó la apuesta.
Cap re corto, no?
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La Novia Del Mal | Hyunin
FanficLa depravación de Jeongin, quien había estado evitando la fornicación toda su vida, puede haber comenzado cuando tuvo ese misterioso y extraño sueño. Jeongin acepta la prueba del diablo para salvar a su amigo. ¿Había adivinado ya su derrota para ent...