Golpes de Realidad

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Aquellos dos melancólicos seguían en el aquel carro, él destino de su viaje aún era desconocido pero poco parecía importarles. Al igual que la ultima vez en aquel bar, la tristeza se esfumó y una atmósfera muy reconfortante se les presento, con simples palabras olvidaron la triste realidad en la que estaban sumergidos. Y con un silencio más que agradable, se sintieron considerablemente bien.

-¿A donde se supone que vamos? -preguntó Steven curioso.

-No tengo idea -respondió Lapis con un tono agradable -¿Alguna sugerencia? Podemos ir a donde sea.

Steven soltó una pequeña risa. Algo que no hacía en un largo rato.

-Jesus que risa más extraña. ¿No te ríes a menudo verdad? -habló en tono burlón -Bueno ¿A donde vamos?

-A donde quieras.

-Vamos no seas aburrido. Además soy nueva en esta ciudad.

-Bueno, bueno... ¿Qué te parece un... -el ruido de un teléfono interrumpió al joven -Oh discúlpame Lapis -sacó su teléfono para mirar de quién se trataba y al ver el número respondió de inmediato.

Al llegar aún semáforo, Lapis se tomó la libertad de mirar a Steven. En como al contestar a la llamada, el joven cambió drásticamente su personalidad y su comportamiento. Hasta la forma de hablar cambio en el joven. Como si intentara de algún modo "cuidar sus palabras".

-Hola Amor. ¿Qué es lo qué pasa? -habló Steven.

Lapis al escuchar ese "Hola Amor", dejó de mirarlo y solo se concentró en la carretera.

-Si claro me fui un rato... De qué hablas?... Jesus Connie... -dijo esto acompañado de un suspiro, para que después de una pausa hablara -Te fuiste, no estaba tu auto ¿qué querías que hiciera?.. -el tono del joven ya se escuchaba algo -Bueno lo siento... Si debí llamarte y si voy en camino.. Si voy para allá, si te... -no alcanzó a completar la frase, por qué le habían colgado.

Steven cerró su teléfono y dio un suspiro profundo. Como si toda la tranquilidad de hace unos momentos, se hubiera esfumado para aquel joven melancólico.

-¿Te llevo a tu casa? -preguntó Lapis.

-Si, por favor -respondió con un tono desalentador.

La mujer miro varias veces al joven. Y después de apartar su mirada de el, hablo en tono burlón.

-Ya veo quien es el que lleva los pantalones en tu casa -dijo mientras le sonreía.

Steven al escuchar esto miro a Lapis y le sonrió.

-¿Qué esperabas? Después de todo ella me "mantiene" ¿no? -dijo en tono de broma.

Lapis soltó una pequeña risilla y después de una pausa hablo nuevamente.

-Si que eres todo un caso perdido Steven. Como sea. ¿En donde te dejo?

-Déjame en donde nos encontramos.

Lapis asintió con la cabeza y se puso en camino.

-Nunca te pregunte tu edad ¿Qué edad tienes Lapis?

-¿28 y tu?

-23.

-Muy joven.. Y ya estás casado.

-Así es, tú también eres joven -dijo Steven mientras suspiraba -¿Tu no lo estás?, o tan siquiera ¿Tienes novio?

-Gracias a dios no estoy casada y no tengo novio. Eso de las relaciones son una estupidez. Siempre es la misma mierda ¿No crees?.

-Se lo estás preguntando a un hombre casado, ¿sabes? Concederte la razón me dejaría como un idiota y negártela sería una cruel mentira -Steven se quedó en silencio por unos segundos y hablo de nuevo -La verdad es que siempre hay problemas, pero solo se necesita amor y tiempo para que perduré y avancé.

-Puede que tengas algo de razón. Pero no la suficiente.

-¿Bueno eso está en cada quién no?.

-Déjate de estupideces Steven. Me agradas, no cambies eso.

Steven rió un poco.

-De que te ríes? -preguntó sonriendo.

Steven rió un poco más y con un gesto respondió la pregunta, como si negara. Los dos siguieron hablando de cosas aleatorias y triviales, en lo que se dirigían en el lugar donde se encontraron. Y después de unas risas y unos minutos. Llegaron al lugar.

-Gracias Lapis. Y nuevamente gracias por esto, me levantaste el animo.

-Igual Steven, fue una muy extraña charla de "aprendizaje" -dijo riéndose.

-Bueno, hasta nunca Lapis.

Steven se bajó del carro y ya cuando se empezaba a alejar. El claxon de un coche lo detuvo. Provocando que volteara y viera a Lapis bajándose del carro.

-¡Espera Steven!

Lapis se acercó a Steven con una nota en la mano. Le dijo con una seña, que agarrara la pequeña nota. Al no entender el joven adulto, habló con extrañeza.

-¿Qué es lo qué pasa?.

-Agarra la maldita hoja.

-Oh claro -Steven recibió la nota y vio un número apuntado en la pequeña hoja.

-Es mi número. Llámame cuando tengas insomnio o estés aburrido.

-Seguro. Yo todo el tiempo estoy aburrido y siempre tengo insomnio.

-Ya somos dos -dijo regalándole una sonrisa.

-Está bien te llamaré.

-Eso espero. Te veré luego Steven.

Al decir esto Lapis terminó por dirigirse a su carro de nuevo e irse. Steven observó toda esas acciones y sonrío instintivamente. "Que mujer tan peculiar".

Pronto Steven volvió a su "dulce" hogar. Donde Connie, su esposa, lo esperaba. Pero por momentos se le olvido ese hecho. En ese momento pensaba extrañamente en esa mujer que hace poco conoció. Y esa mujer, Lapis, al igual pensaba en el. Como un buen recuerdo que se queda cierto tiempo congelado en nuestras mentes. Y nos esforzamos por no olvidar en ningún momento.

Ciertamente los dos tenían en su mente las ganas de encontrarse de nuevo. De compartir un poco más.

Al llegar a la casa. Steven se encontró a Connie sentada en la cocina. Revisando unos papeles de su trabajo.

-No tienes hambre Amor?.

-Acabo de cenar. Iba a cenar contigo pero te fuiste -habló con cierta indiferencia, sin levantar los ojos de los papeles.

-Oh ya veo... -al decir esto suspiro -¿No quieres ir por un helado?

-¿Helado? ¿Con este frío? Si que eres extraño cariño -metió los papeles a un portafolios y después de un breve silencio, habló de nuevo -Me voy a dormir, mañana me voy temprano.

Connie se levantó de la mesa, beso rápidamente a Steven y se dirigió a su recámara. Steven se quedo atontado por unos segundos. Sentía que lo dejaron como un tonto. "Debí de quedarme con Lapis mejor" pensó mientras suspiraba nuevamente. Ya parecía el Mr. Suspiros. Se quedo un rato en la cocina, pensó en irse a dormir junto a su "amada". Pero él sabía, que su insomnio lo iba a atacar otra vez. Por lo que después de unos minutos, sacó de su sudadera la nota con el teléfono de Lapis, y después de estar viéndola por varios segundos. Sacó su teléfono y marcó el numero anotado del papel.

Se escucho como contesto y hablo.

-¿Lapis?

•••

-¿Por qué tardaste tanto?.

Sentido de lo Correcto - (Lapiven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora