Parte 10

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El día llegó. Frente a un cielo azul precioso y despejado, una mujer peliverde lloraba por su pequeño.

Los Bakugo estaban con ella, ambos adultos consolando a la mujer.

La sala donde se velaba al chico de quince años estaba casi vacía, inundada por  llantos, gritos y sollozos de dolor, las flores blancas y rojas que acompañaban el ataud, sobre el que iba una fotografia del muchacho, con esa sonrisa brillante que lo caracterizaba.

Aquella atmósfera fue quebrada por unos tímidos y silenciosos pasos, y al voltear los tres vieron a una jovencita de pelo castaño corto, con un traje negro sencillo y una corona de flores silvestres en la mano.

- B-buenas. - tartamudeó la chica - vera, yo......fui compañera suya....y - las ganas de llorar y el miedo a incomodar volvieron a nacer en ella.

Si, solo fueron compañeros por un día, tampoco llegaron a conocerse mucho, pero del poco tiempo que pasaron juntos......

Le pareció un chico amable, tierno y muy leal, incluso pensó que podrían llegar a ser amigos si hubiera habido más tiempo.

La vergüenza de estar interrumpiendo un funeral por nimiedades se disipó en cuanto ella notó a la mujer peliverde abrazarla con fuerza, aún llorando.

Inko no paraba de repetirse lo cruel que fue el mundo con su hijo y lo mala madre que era.

Primero al no haber podido darle una peculiaridad. Sí, le partió el corazón verlo llorar, aferrarse a ese sueño como si su vida le fuera en ello.

Y lo que estaba descubriendo solo le dolía cada vez más.

Se le informó que iban a abrir una investigación contra la escuela secundaria al descubrir que dejaban que maltrataran a su bebé.

Como no se había dado cuenta de ello? Cuanto había sufrido su pequeño en silencio?









Aizawa miró donde se desarrollaba el funeral, en silencio.

En verdad lamenta su muerte, pero....no puede entrar.

Es responsable indirecto de la muerte del muchacho, no debe estar ahí.

También se ha fijado que aparte de la madre y una pareja, solo una de sus nuevas alumnas ha ido. Que esté tan vacío habla de la soledad del niño por si sola. Y es algo muy deprimente.

Y como cereza al pastel, están los recuerdos del funeral de Oboro.

Sin embargo, deja esos pensamientos de lado al ver a un rubio esquelético ir hacia allá












- Así que...... Compañera, eh?-

- Sí. Era nuestro primer día, pero me cayó muy bien y..... creí que podríamos ser amigos.....-

Ambas mujeres abrazaron a la adolescente

- Gracias por haber venido - habló Inko - me alegra que al menos tuviera tiempo de hacer amistad....- apenas pudo decir eso para volver a llorar.

Entonces la puerta se abrió, y entró un hombre huesudo.

- Siento interrumpir - tartamudeó - verá, yo....... Era el profesor que estaba supervisando y en verdad lamento-

Nada más decir que era profesor la mujer fue hacia el y lo abofeteó.

- COMO SE ATREVE A VENIR AQUÍ LUEGO DE PERMITIRLE MORIR - gritó histérica - PORQUE NO SALVASTE A MÍ HIJO? PORQUE? PORQUE?!? PORQUEEEEE?!?!!!?!- lo empujó como pudo fuera de allí antes de caer al suelo.

Sus lágrimas mojaron el suelo, y temblaron ante los golpes de la peliverde, que se la frustración y dolor empezó a tomarla con las baldosas.

Una cosa tenía clara. Ningún padre jamás soportaría esto, se iba a encargar como pudiera de que no volviera a pasar.

Jamás.








Estaría Bien Si Lo Hubiera Esquivado....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora