Capítulo 3: Realize

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La gala 6 llega y se acaba y no cumple los peores temores de Paul. Se ha salvado con un 82% de los votos, no lo han vuelto a nominar y el reparto de temas del día siguiente es la guinda del pastel. Es la primera vez en todo el programa que siente que esta haciendo algo que le representa, algo que podría haber elegido él, algo con lo que está cómodo y puede descansar de sus paranoias sobre la afinación, por una vez.

Álvaro también está contento con su canción, le han dado un solo por primera vez y aunque le de algo de miedo es la oportunidad para lucirse que lleva tanto tiempo esperando. Eso, sumado al no haber perdido a uno de sus mayores apoyos ahí dentro hace que la séptima semana en la academia comience con un optimismo que hacía tiempo que no sentía.

El miedo a despertarse y que sólo quedara la ropa que le pidió mientras hacía la maleta (porque no le entraba todo) para reconfortarlo como sustituta -penosa, todo hay que decirlo- de las palabras de aliento que nunca se acaban y los momentos nocturnos al piano se ha desvanecido por completo y se borra de su memoria como si nunca hubiera pasado.

En resumen, el ambiente fúnebre de la semana pasada se ha ido para dejar paso a uno mucho más ligero, más alegre y relajado. Perfecto.

O casi.

Paul se empieza a dar cuenta de que la semana anterior le fallaron los cálculos cuando pensó que su situación (de crush-totalmente-platónico-derivado-de-una-ligera-atracción-física-sin-ninguna-repercusión-para-su-estabilidad-mental) iba a ser tan fácil como una repetición de la primera semana con Chiara. Faltaban variables en su ecuación.

Donde antes pensaba que le quedaban días contados para estar con él ahora tiene dos semanas aseguradas por delante y una tercera al 80% - está totalmente convencido de que a Álvaro no lo pueden nominar con Please don't go y casi convencido de que él y Ruslana van a hacer un numerazo con Criminal. Tres semanas ahí dentro equivalen a una eternidad fuera, como si el exterior fuese Narnia y la academia el mundo real.

Son tantos momentos. Le gusta levantarse el primero por la mañana y que el otro salga poco después con esa carita de sueño, envuelto en su manta de cuadros blancos y negros que le hace parecer una oruguita dando pasitos cortos hacia él para recibir su abrazo mañanero. Es más alto que él pero por alguna extraña razón por las mañanas parece más pequeño, cuando está entre sus brazos y le parece tan dulce que no tiene manera de disimular la ternura en su voz. ¿Cómo estás?. Con la mantita.

Por las tardes, sin embargo, no parece tan pequeño y hay veces en las que tampoco le parece tan dulce. Para nada. Por ejemplo, cuando se pasea sin camiseta y se mira al espejo que tenía que tener en frente del suyo (¿premio o castigo?) y dice "What da fuck, en qué momento estoy tan bueno" y Paul sólo puede esbozar una sonrisa mientras le da la razón internamente y evita mirarlo. Deliberadamente. De hecho, hay días que se plantea seriamente si en realidad no está intentando torturarlo a propósito porque no es normal. No es normal que estén tan tranquilos, sentados en el sofá del salón con los demás y tenga que escucharlo cantar:

-Fumando esperooo al hombre que yo quieroooo...

Y que le mire directamente cuando añade un segundo más tarde "Me encantaría". Qué. Y que, por si acaso le quedara algo de cordura, aclare:

-Me encantaría fumar... esperándolo.

No es nada serio.

No cree que signifique nada y no cree que vaya por él pero el resquicio de duda que le provocan esas situaciones es suficiente para marearlo.

No quiere pensarlo pero a veces lo piensa cuando su mente no está todo lo controlada que debería, que en tanto tiempo las posibilidades de... algo, se multiplican. Las posibilidades, en general, nada en concreto. Claro.

It's not the truth (when you say I'm fine)- *Álvaro y Paul*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora