Jungkook
Parece que lleva horas llegar a mi Range Rover, pero en realidad son solo minutos. Tengo que seguir deteniéndome para besar la dulce boca de Yoongi, mis manos recorriendo las deliciosas curvas de su cuerpo. Unas cuantas veces, juro que no vamos a llegar a la relativa privacidad de mi vehículo, que lo voy a hacer retroceder hasta las sombras y follarlo de pie a la vista de cualquiera que pase, pero lo hacemos de alguna manera, mi dedo apuñalando el botón de mi llavero para abrir la puerta.
Por muy obsesionado que esté con mi hijastro, subestimé cuánto. Fui miope al pensar que podía tomarme esto con calma y trabajar para acercarnos cuando lo amo tanto. Cuando necesito estar dentro de el más que la sangre en mis venas. Es magnífico. Es mío. Y no puedo esperar más para hacer que esa verdad sea real en todos los sentidos.
Aunque solo nos conozcamos un día, tengo que creer que no se asustará y huirá cuando revele toda la verdad de cómo lo encontré. Tengo que tener fe.
Con la confianza intacta, abro la puerta trasera y veo a Yoongi entrar a gatas. Se vuelve hacia mí, con los ojos abiertos y excitado, y no hay más espera. Sus muslos están separados, mostrando sus bragas, ofreciéndome su cereza en una bandeja. Voy a tomarlo. Tengo que hacerlo. Con mi polla tensándose dolorosamente detrás de mí bragueta, me lanzo detrás de el y doy un portazo, cerrándola, girando y aplanándolo en el asiento trasero.
-Papi ya no espera más. - gruño, rasgando su camiseta por la mitad.
La luz de la calle entra por la ventana tintada para jugar con sus pálidos y temblorosos pezones.
-Joder. - me rompo, abriendo la cremallera de su short vaquero y sacando la cosa por sus piernas, lanzándolo sobre mi hombro. -Me has llevado al límite, pequeño. Ya era bastante difícil tenerte moviendo ese culo apretado en mi regazo sin venirme.
¿Entonces veo que otros te miran?- Le bajé las bragas y las tiro a mis pies. -Para eso, voy a bombear tan profundo, que verás estrellas.
- ¿Cómo es eso mi culpa?- susurra, viéndome desabrochar mis jeans, respira rápido expandiendo su caja torácica.
-No lo es, cariño. - Tomo mi polla, gimiendo sobre la libertad, el espacio que tiene ahora para crecer. -Eres el único que paga por mis celos. No es justo, ¿verdad?
Sacude la cabeza, moviendo su largo pelo rubio alrededor de sus hombros.
Le separo las piernas y lo inmovilizo, dejando caer mi pesada polla sobre su montículo y moviendo mis caderas. Al mismo tiempo, le pongo la boca en la oreja y le digo: -No, no es justo, pero esas son las ventajas de tener un pequeño agujero entre las piernas que encaja en la polla de un hombre, Yoongi. Es donde va la semilla. Y la semilla se construye y construye cada maldito segundo del día en un hombre.- Meto mi polla en la coyuntura de sus muslos, capturando su jadeo con mi palma izquierda. -Cuando veo a otro hombre mirando lo que es mío, solo puedo pensar en meter mi semilla dentro de ti primero. Tu coño apretado y húmedo hace eso. Me vuelve loco, así que solo puedo imaginar lo que le hace a todos los hombres de la zona. Cuando eso sucede, te follaré, duro y sucio. Fin de la historia. Lo justo es lo último que tengo en mente.