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Inosuke pasó tres días más en esa habitación, había despertado para escuchar lo suficiente de Zenitsu y pasó las siguientes noches hablando con él de cualquier cosa, tratando de que no sospechara que estaba despierto durante aquella triste y penosa confesión que le había erizado la piel, tal vez no sentía lo mismo que el pero el tacto en su rostro y la sensación de los sentimientos que fluyeron a través de su sensible piel, le habían hecho sentir algo diferente a lo que solía sentir durante esas noches llenas de sudor que pasaba con Tanjiro, una sensación tan diferente pero igualmente satisfactoria que no pudo evitar querer saber más sobre ella, y cuando por fin pudo salir por aire fresco, lo primero que pudo escuchar de aquel Alfa fué una pequeña disculpa, seguida de una petición de un encuentro nocturno que el Omega terminó rechazando por primer vez.

- ¡Oye, Monitsu! - se acercó al rubio que estaba sentado en el pasto del patio trasero, recién había rechazado al pelirrojo llendo de inmediato a su encuentro y dejando al pelirrojo mirándolo, algo que no le extrañó mucho al Alfa al pensar en el tiempo que Zenitsu pasó cuidando de él y de las feromonas en las manos del Beta en aquél día en que lo encontró, pero aún así no pudo evitar sentir que algo le apretaba el pecho, así que decidió regresar a su entrenamiento para no tener que presenciar esa escena - ¿Qué haces con eso? -

- Es una corona de flores, le prometí a Nezuko que le haría una - dijo mirando como se acomodaba a su lado.

- Yo también quiero hacer una - a Zenitsu le sorprendió la insistencia del azabache por aprender pero no iba a rechazar un buen rato con el Omega, que luego de quejarse, pelear con los hierbajos y volver a empezar logró terminar una extraña y maltrecha corona de flores casi sin pétalos, tan calva y poco agradable a la vista que parecía que se rompería en cualquier momento - toma, es para ti - dijo luego de ponérsela en la cabeza de un modo algo brusco e intentando irse de inmediato, continuando hablándole de espaldas - te hice pasar un mal rato el otro día, ahora estamos a mano -

- ¿Estás dándome las gracias? - preguntó fingiendo una sonrisa burlona que se borró en cuanto vió su rostro serio y con un ligero rubor - ¿Inosuke? -

- El que debería estar agradecido eres tú, el gran rey de la montaña pensó en tí primero - contestó inflando su pecho para sentarse de nuevo, cambiando de humor drásticamente y sonando bastante serio - la verdad es que quería preguntarte algo también ¿Qué significa que alguien te guste? - lo miró de una manera tan directa que el Beta entendió a lo que se refería, dándole a entender que había escuchado todo lo que había dicho esa noche en que se confesó, Zenitsu queriendo morir de vergüenza y echándose hacia atrás instantáneamente evitó el contacto visual.

- ¿Que tanto escuchaste?... ¡No¡ Mejor no me digas - contestó cubriendo su rostro completamente con ambas manos y quedarse así por unos minutos antes de que el azabache decidiera apartarlas él mismo para repetir su pregunta - ¿Por qué no le preguntas a Tanjiro? Parecen gustarse mucho - replicó algo molesto.

- No es lo mismo, lo que sientes tú es diferente... es una sensación que te hace sentir bien desde adentro, sé que sabes lo que hacemos pero con Monjiro es diferente, solo se siente bien por fuera, cuando me toca me siento caliente y ya pero cuando pusiste tus manos en mi cara, se sintió diferente, no tan caliente, más bien tibio, y mejor - dijo agarrándose las mejillas de forma tranquila y pensativa, tomando las mejillas de Zenitsu después, recuperando esa enfusiva forma de hablar mientras las apretaba y jalaba solo un poco - por eso quiero estar contigo, quiero entenderlo ¡Quiero saber qué es Monitsu! - a partir de ese día, las noches de Inosuke pasaron a ser compartidas con el rubio, entre charlas largas y algo de contacto físico que no pasó de tomar sus manos, contacto que el Omega pedía para poder sentir de nuevo aquella extraña calidez que el rubio sentía cuando estaba con el. Algunas veces, Nezuko -quien antes pasaba sus noches jugando con el Beta- los miraba de lejos sin atreverse a acercarse e interrumpir su momento, mientras que Tanjiro la cargaba para llevarla a jugar o entretenerla con cualquier otra cosa en algún lugar donde no pudiera verlos juntos, sintiendo pesado el pecho cada vez que imaginaba al Omega entregándose al fin a ese Beta que jamás podría ayudarlo a sentirse mejor pero que aún así, era la única persona con la que parecía querer estar.

Zenitsu se sentía soñado, apenas y había pasado alrededor de una semana desde que Inosuke se la pasaba pegado a el pero no podía evitar sonreír todo el día, dejándose de quejar durante el entrenamiento, ayudando en la finca e incluso irritando un poco al Alfa que lo veía de lejos, tan sonriente y relajado mientras el, ya acostumbrado a la sensación de relajación que sentía al estar con Inosuke, se tragaba sus celos recién descubiertos mientras trataba de animar a su pequeña hermanita que extrañaba pasar tiempo con Zenitsu. En una ocasión la irritable y pequeña demonio hizo una corona de flores más bonita que cualquier otra que hubiera hecho antes e insistió en tirar la ya seca que Zenitsu guardaba entre sus cosas, corona que había recibido del Omega unos días antes y de la que se negaba a tirar, cosa que le molestó a la pequeña pero que terminó por aceptar, regresando directamente a su caja y negándose a salir por el resto de la noche. Mientras tanto, Tanjiro comenzaba a buscar maneras para disminuír la necesidad que comenzaba a sentir por no poder estar con el Omega, recordando las noches que pasaron juntos y deseando por que volviera a pasar, arrepintiendose de no haber llegado nunca hasta el final e imaginándose como sería estar al fin con el de manera completa, extrañando las charlas nocturnas y sus preguntas inocentes que parecían no tener fin, sintiendo cada vez más dolor cuando lo recordaba al lado de Zenitsu, tan sonriente, tan feliz y tan indiferente hacia el, que en una de esas noches en que Nezuko se negaba a abandonar su caja, sintió por primera vez en mucho tiempo la soledad que parecía haber estado tan lejana, entristecido y bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana, lloró por la ausencia del azabache deseando su regreso.

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Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde Gompanchiro 😶

¿Cómo reaccionará el marranito cuando se entere? 🤔 Al menos ya le dí algo de felicidad a mi rubio preferido 💛

¿Les está gustando? Ya saben que pueden opinar, yo siempre los leo

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