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— ¡TRISTAN! ¡¿Por dios, que te hicieron esta vez?! — Cuestionaba muy preocupado Percival, el mejor amigo del peliazul al momento en el que vio como una línea de sangre recorría la cara de su amigo.

— Estoy bi-

— No, no lo estas. Vamos a la enfermería. No, no es una pregunta.

Su brazo fue tomado con delicadeza por su amigo mientras se dirigían a la enfermería. Nadie dijo nada, Percival estaba acostumbrado de cierta forma a acompañar a Tristan porque los chicos que lo molestaban siempre le provocaban uno que otro golpe y tenían que poner una bolsa de hielo en la zona, pero nunca se habían sobrepasado como hoy.

Llegaron y como de costumbre la enfermera no estaba, esa mujer nunca se encontraba en aquel lugar a la hora de las emergencias, por lo que los estudiantes ya estaban acostumbrados a atenderse solos.

— Deberías decirle a tus padres. — dijo el peliverde luego de encontrar el botiquín.

— Sabes que no puedo hacerlo. — observó como su amigo sacaba los instrumentos necesarios para curarlo.

— Si puedes, que no quieras es otra cosa. — soltó molesto mientras limpiaba la sangre y roció un spray desinfectante en la herida.

— No puedo preocuparlos con algo así, tienen suficiente con los gastos de la taberna. — desvió la mirada mientras entrelazaba sus manos jugando con sus dedos, claramente quería evadir el tema, pero no lo lograría, no esta vez.

— Lo sé, pero esto ya es el colmo Tristan. Ellos jamás te habían sacado sangre antes. — La mirada llena de preocupación que su amigo le dedicó fue demasiado para el peliazul.

— Escucha, solo faltan dos meses para terminar el semestre, luego todo acabara y nos reiremos de esto ¿Si?. — dijo tratando que su tono de voz fuera gracioso, pero se notaba a kilómetros que hacía lo mejor para no llorar.

Percival dio un gran suspiro, finalizó de poner el parche en la herida correctamente, tomó a su amigo de los hombros y lo hizo mirar fijamente. — Tristan, no me gustaría meterme en tus problemas porque tú me lo pediste. Pero si algo así vuelve a pasar iré directamente con tus padres y arreglaremos esto, tu lo quieras o no.

Y Tristan sabía que su amigo hablaba muy enserio, tenía esa mirada determinada a cumplir su objetivo. Suspiro pesadamente y asintió. Su amigo lo abrazó y supo que lloraba al sentir como su camisa se humedecia.

Un chico rubio se encontraba conduciendo su motocicleta de camino a la empresa de su padre, este le había dicho que tendría una reunión de negocios muy importante y necesitaba que él estuviera allí

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Un chico rubio se encontraba conduciendo su motocicleta de camino a la empresa de su padre, este le había dicho que tendría una reunión de negocios muy importante y necesitaba que él estuviera allí. A él no le interesaba realmente asistir, más tenía que, no quería lidiar con cosas peores que estar una hora sentado escuchando adultos hablando.

Al llegar al edificio, dejó su moto estacionada en el sótano. Caminó un par de pasos hasta el elevador y una vez que este abrió sus puertas ingresó presionando el número treinta para llegar directamente a la oficina de su padre. Mientras el elevador subió su mirada se fijaba en la vista que la cabina de vidrio le otorgaba, amaba los paisajes tranquilos.

Bailes Privados [Lancelot x Tristan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora