"Is it cool that I said all that? Is it chill that you're in my head?"Taylor Swift- Delicate
10 de agosto de 2021 (París, Francia)
Emma
El vuelo transatlántico desde Nueva York me había dejado ligeramente adormilada, pero el entusiasmo por llegar a París me mantenía despierta, con los ojos bien abiertos como si estuviera en una película. La ciudad de la luz me recibió con una magia indescriptible, transformando el cansancio en una especie de fiebre que me impulsaba a seguir adelante. Mientras el taxi avanzaba por las calles de madrugada, el resplandor de las luces parpadeantes me envolvía en una danza de colores que parecía sacada de un cuento.
Finalmente, llegué a mi hotel. Aunque el cansancio comenzaba a hacerse presente en mis hombros y en mis párpados, la emoción de lo que estaba por venir mantenía mi mente alerta y despierta. Revisé el mensaje de Ben, mi representante, con la misma intensidad con la que leería las instrucciones para desactivar una bomba. Maquillaje, vestuario, medidas... Todo estaba dispuesto con precisión quirúrgica, como si estuviera en un episodio de "America's Next Top Model".
Después de organizar todo para el día siguiente con la precisión de una relojería suiza, decidí que era momento de descansar un poco. Configuré mi alarma para las 5:30 a.m., porque ser puntual es mi mantra y no permitía que nada se interpusiera en mi camino.
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Cuando desperté, París me saludó con un clima tan agradable que casi podía sentir las flores naciendo a mi alrededor. La brisa suave acariciaba las calles empedradas, como si la ciudad me diera un abrazo fresco y ligero. A pesar de los nervios, la emoción de la oportunidad me hacía sentir como si pudiera volar.
Al llegar al casting de Gucci, el ambiente era tan vibrante que parecía que estaba bailando una canción de disco en lugar de modelar. Las otras modelos se movían entre la ansiedad y la anticipación, y me sentí como si estuviera en una película de moda. Sinceramente, disfruté cada segundo de esa experiencia.
Cuando salí del casting, me sentía como si hubiera conquistado el mundo. O al menos, como si hubiera dado lo mejor de mí. Marcando la casilla de Versace en mi lista de audiciones, me preparé para el siguiente desafío: Chanel. Mientras tanto, tenía tiempo de sobra, así que decidí darme un paseo por París.
Caminé por las encantadoras calles de la ciudad, y, por supuesto, no pude resistirme a hacer una pausa en el café Le Select. El lugar era tan acogedor que podría haberme quedado allí para siempre. El aroma del café recién hecho era como un abrazo cálido en forma líquida. Me acomodé en una mesa apartada, disfrutando del ambiente relajante.
Con una sonrisa en el rostro, saqué mi teléfono para responder los mensajes de Maximilian, conocido cariñosamente como "Little drunk duck" (su apodo no era en absoluto injustificado). Compartir mi número con él parecía un poco atrevido, pero también emocionante. Como solía decir mi padre, "quien no arriesga, no gana". En ese momento, me sentía lista para arriesgarme.