•Capítulo V•

344 29 7
                                    

Me tumbe sobre la cama y fruncí el ceño.

¿Por qué esto me pasaba a mí?

Me mordí los labios.

Removí las caderas y sentí la humedad entre mis muslos.

Esto con Itachi se estaba volviendo un problema, estaba a nada de perder mí escasa dignidad, sentía que fácilmente me le podría lanzar encima. No me arrepentiría, para nada.

Que molesto todo eso, está más que enojado. Tome una almohada y me la coloque en la boca para morderla.

Solté un gemido ahogado, ¿Qué mierda sucede contigo? Vamos, joder.

Cada vez me sentía más débil a lo que sea que quisiera mí cuerpo, y a este paso no duraría nada, me tumbe sobre la cama boca a abajo y solté un gemido lastimero, ¿Por qué me sucedía esto? ¿Cómo voy a poder salir de aquí sí mi deseo más grande es Itachi?

Esto no es justo, él sabe el poder que tiene sobre mí, sabe lo que me causa, el líquido que se escurría entre mis muslos era el comprobante.

Odio está mierda, odio que no pueda estar como su igual y que él haga lo que le plazca.

Me había quedado dormido, quejándome.

Removí mis caderas y mire mí mano, la acariciaban unos pequeños rayos de sol, sonreí, algo bueno era la vista, era hermosa.

Los ruidos en la puerta me desconcertaron, ¿Quién era?

No contesté pero no hizo falta, Itachi entro como si la habitación fuese suya.

Solté un bufido, ¿Quién más podría ser?

Él se acercó a mí y se sentó en mí cama.

—¿Qué quieres? ¿No crees que es muy temprano para torturarme viendo tu rostro?—Digo. Con desdén frunciendo el ceño.

—¿Tienes una idea de lo adorable y sexy qué te ves?—Me dice. Pasa su mano por mí espalda, aún estaba acostado boca abajo sobre la cama, me acaricia y yo me erizo y arqueo la espalda a su toque.—Lindo...—Susurra.

Fruncí mí ceño.

Él se acuesta a mí lado pero no quita la mano,
La sube por mí brazo y acaricia mi mejilla.

Me acaricia los labios.

—Me gusta lo dócil que eres cuando te toco.—Dice. Y abrí los ojos como platos escuchando su risita.

Me aprieta la mejilla y se incorpora.

—Vamos, Sasuke, no seas perezoso, tenemos un largo día y un largo viaje.—Dice.

Y yo no disimulo mí sorpresa.

—No iré a ningún lado contigo.—Suelto de forma sería.

Puede irse al carajo, yo puedo hasta mostrarle el camino, pero ni en broma iba a ningún otro lugar con él, y menos de viaje.

—Itachi bufa y frunce el ceño.—¿Qué te cuesta estar tranquilo, cómo antes? ¿Por qué no puedes estar obediente, eh?—Me pregunta y yo estallo de irá.

—Porque no soy tú maldito perro, talvez, no sé me parece algo lógico, ¿No?—Gruño y él sonríe.

—No, eres mí perra, no hay mucha diferencia, ¿Verdad?—Replica y sonríe, burlándose.

Y sin saber cómo me le lanzó encima, y según yo lo estoy golpeando pero él parece más que complacido.

—Que extraña forma de acariciarme, bonito.—Dice. Y yo me detengo, mis golpes no son más que caricias para él.

Eyes On Fire (Itasasu-Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora