ocho.

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-¿Estás bien?

-Creo que hacía mucho que no estaba así. Sinceramente, creo que nunca he estado tan feliz, mamá- le doy la mano mientras hablamos de temas generales, sin entrar en muchos detalles-. Papá me ha dicho que te diga que viene ahora, que no le eches de menos.

-Qué hombre... Menos mal que estoy enamorada de él, si no no sería capaz de soportarlo. ¿Te pasa igual con el maño? -abro los ojos y me noto un calor extremo subir por las mejillas- Martin, primero que soy tu madre, y segundo, si lo estáis ocultando, lo hacéis fatal.

-¿Tanto se nota?- me contesta con una mirada divertida mientras me levanta las cejas- Joder. Pues no queremos. Sus padres aún no saben nada. Vaya, no sabe que le gustan los chicos.

-Tiempo al tiempo. Es mejor tomárselo con toda la naturalidad del mundo. Voy a hablar con él, que me cae muy bien. Tranquilo que no le digo nada.

Entablo conversación con Violeta. Me cuenta que le han llamado de un programa para una cadena privada, pero que no sabe lo que hacer porque no quiere dejar Madrid, y la sede de dicha cadena está en Barcelona.

-Es que no quiero irme, Martin. Me ha costado mucho trabajo acostumbrarme a Madrid, y ahora que por fin me siento en casa, no quiero empezar de nuevo. Ahora tengo un piso que puedo permitirme, el trabajo, la orquesta, el grupo de amigos y...

-¿Chiara?- me mira como si hubiese visto un fantasma- Me lo contó el otro día. No te preocupes. Tu secreto está a salvo conmigo. Si te soy sincero, me encanta que os hayáis conocido una a la otra.

-Me da miedo fastidiar la amistad, bueno, supongo que a ti también. No sé. Estoy muy indecisa.

-Como me acaba de decir mi madre, tiempo al tiempo, mejor tomárselo con toda la naturalidad del mundo.

Dos días después.

Todos se habían ido ya para Madrid, menos Juanjo y yo. Tengo una entrevista en una radio local a las seis de la tarde, y después saldríamos camino a la capital. Hemos aprovechado para ir a comer con mis padres por el centro.

-Y Juanjo, ¿qué estudias?

-Ingeniería Naval, pero creo que voy a dejar la carrera y voy a apuntarme en una academia de canto. Me he apuntado a un concurso, que el que gane se lleva una beca. Así al menos mis padres no tendrán que reprocharme nada del dinero.

-¿Te has apuntado? ¡No me has dicho nada!

-Ya, bueno... He rellenado hace diez minutos la matrícula. No tengo ni idea de lo que voy a cantar. Solo espero que saques un hueco para ayudarme con la canción.

-Claro que sí. ¿Qué vas a cantar?

-Había pensado cantar La nave del olvido o Fire and fire. No sé. Tengo que pensarlo bien.

Aparto la mirada de Juanjo y puedo ver a mis padres con los codos apoyados en la mesa mientras nos miran con una sonrisa. Juanjo se pone colorado y posa su mano en mi pierna. Miro a mi hermana y tiene el móvil en la mano. Gracias, María, eres toda una reportera.

Abro la puerta de casa y me dejo caer en el sofá. Hago el intento de dormir, pero no puedo. Saco el móvil y comienzo a pasar los videos del viaje al ordenador. Son las cuatro de la mañana, pero decido que es buena hora para montar el video.

'Buenos días, ¿te apetecen unos churros?'

'Claro. Si puede ser en mi casa mejor.

Tengo que enseñarte una cosa'

Chiara no tarda en aparecer por la puerta con la bolsa de churros y dos chocolates. Hablamos del viaje, y de qué tal le iba con Violeta. Para mi no sorpresa, Kiki me cuenta que la reportera ha rechazado la oferta de Barcelona porque no quería que su relación fracase.

-¿Qué me tenías que enseñar?

No le digo nada, solo cojo el portátil y le doy al play. La verdad es que ha quedado un video precioso. Chiara se limpia algunas lágrimas que se le han escapado.

-¿No has dormido, verdad?- niego con una sonrisa- ¿Tú eres consciente de lo que vamos a llorar todos, no? Y tu madre sale guapísima. Tu padre no puede ser más gracioso. Tus hermanos, por cierto, no pueden tener más arte. Lo que me pude reír con el pequeño...

Abro los ojos y veo una nota encima de la mesa. No sé en qué momento me he dormido, pero estoy en el sofá con una manta encima.

'Me ha dado pena despertarte. Enhorabuena por el vídeo. Estoy muy orgullosa de ti. Te quiero'

Miro la hora en el móvil y veo que tengo ocho llamadas perdidas, Ruslana, Álvaro y Juanjo, y casi trescientos mensajes.

Abro el grupo y con un mensaje, les digo que estaba muy cansado, que mañana hablaría con ellos y quedarían para enseñarles el videoclip y cenar. Todos están de acuerdo, por lo que vuelvo a dejar el móvil en la mesa y me vuelvo a dormir. Esta vez, hasta por la mañana. 

Aguasal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora