El Lugar Del Cambio

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En ese callejón, salio desde lo profundo de aquellas sombras nocturnas que se forman en los adoquines, una mujer hermosa. Su piel era del color de la flor de vainilla y su cabello azabache relucía a la luz de la luna.

Aquel juego de luces resaltaba sus finas facciones faciales. Nariz delgada, labios carnosos y ojos felinos. Su expresión famélica cambió cuando sintió mi presencia.

Intenté acercarme, pero tras dar el segundo paso levantó su mano diciendome que parara. Escuché su melódica voz, pero su boca no se movía.

«Al fin te encuentro»
-¿Q-quien eres?
«Vamos, Freed, no me haz olvidado ¿o si, cariño?»

Intenté dar media vuelta, pero mis pies no respondían. De pronto la distancia entre nosotros se acortaba. No sabía si ella se acercaba a mi o yo a ella. Sus pies no parecían moverse, la distancia se acortaba y, en el último segundo cerré los ojos por instinto. No sabía que estaba pasando, estaba asustado, con el corazón más acelerado a cada momento. En el último instante, abrí los ojos y contemplé el cielo nocturno. La luna brillaba en su apogeo y las estrellas hacían coro.

Sentí en mi nuca una sensación áspera y me di cuenta de que estaba tirado en el pasto.

Di la vuelta y me levanté, me sentía un poco aturdido. Inspeccioné a mi alrededor y no encontré mi mochila por ningún lado. No parecía que hubiese nadie cerca. Estaba en un parque en lo que seguro era la mitad de la noche.

Caminé hacia donde mis instintos me dijeron y acerté al encontrar un teléfono de monedas. Rebusqué en los bolsillos de mi pantalón por cambio, sin embargo no encontré mas que pelusas y basura.

Aun estaba mareado, entonces me senté en una banca de madera que estaba cerca y caí profundamente dormido.

Osculum: El Beso PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora