Alucinación

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Cuando llegué a mi casa me recosté en él sillón. Desde ese momento no he parado de recordar cada momento de hoy. Fue un día maravilloso, no pensé que la pasáramos tan bien. Incluso no recuerdo la última vez que me sentí tan cercano a Cristina. Desde que cambiamos de escuela no nos vemos tan seguido como antes, pero cada vez que logramos ponernos de acuerdo lo disfruto más.

Pero hoy fue diferente. Cuando dejé a Cristina en su casa sentí como si me quisiera decir algo, pero no lo hizo y dudo que lo haga. Ella a veces puede ser muy fría conmigo y con todo el mundo, pero así ha sido siempre. Nunca dice te quiero ni te abraza primero y, yo pienso que eso está bien. Todos tenemos distintas formas de querer y unos las expresamos mas que otros en distintos sentidos. Sin embargo creo que con Cristina podré contar durante toda mi vida. Siempre me va a apoyar aunque no quiera. Es algo innato en ella: ayuda a la gente.

Mientras estoy distraído en mis pensamientos el corazón de mi mochila empieza a brillar de nuevo. Esta guardado y aún así su luz roja se vislumbra tenuemente a través de la tela.

Lo tomó entre mis manos y escucho un ligero sonido, como un golpeteo constante, parecido a una leve marcha matutina producida por las gotas de lluvia. El corazón brilla repentinamente y se me resbala. Cae al suelo y parece convertirse en niebla. La niebla avanza como en las carreteras, se enreda en los muebles y trepa por las paredes. Tiene un tono azulado y la cosas parecen reaccionar a ella, se mueven, ondulan. Como si fueran gelatina. De pronto todo se viene abajo, como si se derritiera. Ya no hay formas, todo es líquido y se disuelve. El líquido desaparece y deja paredes blancas a su paso. Una voz susurra a mis oídos. Viene de todos lados. Me tienta, pero me duele. Es una voz tranquila, penetrante. Me dice que grite, como grita un loco en un manicomio. Me dice que le aúlle como el lobo le hace a la luna. Que le cante, que le cante como una madre a su pequeño bebé. Pero no puedo. Sólo susurro. Como el leve sonido de las olas. Un sonido débil, como el del alma de un pobre humano ante el inframundo. Me quedo callado y la voz se enfada. Comienza a gritar. Sus tonos varían como si fuera de la ira a la euforia. Necesita mi grito. Necesita mi voz como las abejas al néctar de la flor. Pero no puedo. Me castiga. Su voz me duele en los huesos. Como látigos recorriendo mi sistema nervioso. Me colapso al suelo y ruego a dios porque pare. Cierro los ojos con fuerza mientras escucho carcajadas vacías y agudas. Me concentro en mi. En quien soy. Me repito que no es real y baja el volumen. Lo digo como un mantra y lentamente se detiene. El sonido cesa y abro los ojos por fin. Estoy acostado en mi cama. Me incorporo y veo el reloj. Mi primer clase es a las nueve, así que me baño, me visto y me voy.

Voy a la escuela, como lo hago diario. Tomo clase de Lengua, de Frances y de historia del arte. Luego tengo un receso y lo utilizo para reunirme con Lucía.

-Si Cristina te pregunta, ayer nos vimos ¿De acuerdo?
-De acuerdo, pero ¿Porque?
-Tuve que hacer... Cosas, y le dije que había ido contigo.
-¿Que cosas?
-Pues eso, cosas.
-¿Que clase de "cosas"?
-No es de tu incumbencia.
-Si me vas a usar como excusa, al menos quiero saber de que va la cosa.
-Vamos, Lucía, deja de preguntar
-No me iré hasta que me digas, y lo sabes
-Dios, eres tan obstinada
-Lo sé, soy una dulzura

Me tomo un segundo para pensar más las cosas

-De acuerdo, te diré pero no puedes decir nada.
-Correcto

Meto la mano a mi bolsillo y saco el pequeño cristal tallado y sé lo enseño. Le cuento toda la historia y no parece sorprenderse de nada. De hecho parece entenderlo a la perfección.

-Si sabes de lo que te estoy hablando ¿Verdad? Me estoy volviendo loco. Porque, vamos ¿Mujeres que aparecen y desaparecen? ¿Cristales que te dan visiones? Eso no es normal ni correcto.
-Yo te creo.
-Lo sabía, es imposible de... Espera ¿Me crees?
-Si, te creo.
-¿Porque me crees? Ni yo mismo me creería.
-Llevo la mitad de mi vida esperando que pase algo como esto. A los primeros indicios no lo voy a rechazar ¿Tienes otra clase?
-No, ya salí.
-Perfecto, vamos a investigar.

Salimos de la escuela y nos vamos en su viejo volkswagen plateado directo hacia la casa donde tuve la visión. En el camino ponemos algo de música y hablamos.

-Nunca me has hablado de tu familia -me dice Lucía
-Pues, no hay mucho que decir. Muy madre murió hace 10 años, yo estaba en primer grado. Mi padre tuvo que trabajar horas extras para poder pagar las cuentas, entonces mi vida quedó a cargo de MK, pero el se fue a servicio, así que prácticamente vivo sólo ¿Y que hay de ti?
-Pues mis padres se divorciaron cuando yo tenía doce. Vivo con mi madre y visito a mi padre los fines de semana. Los días festivos me dejan escoger con quien iré. Pero ¿Sabes? No es tan malo como parece. Tienes todo doble, como en los cumpleaños. Tenía dos fiestas, doble regalo. Igual en Navidad. Es bastante cómodo. Si discuto con mamá, papá vive en el otro distrito, así que la vida es fácil.
-Debe ser genial. O sea, si te cansas sólo, vas con tu padre y tomas un respiro. De puta madre.
-¿Extrañas a tu mamá?
-Si, bueno. No tengo muchos recuerdos de ella. Así que podría decir que no. Pero, esto es muy raro, a veces siento como si estuviera conmigo. Cuando estoy sólo en mi habitación, es como si no estuviera realmente sólo ¿Si me entiendes? Soy muy escéptico en cuanto a lo sobrenatural, pero no puedo evitar sentirlo.
-¿No crees? Yo creo en todas esas cosas de ángeles y demonios, vampiros, hombres lobos. Mi vida perfecta sería así tipo Crepúsculo.
-No es que no crea, sino que no puesto mucha atención a eso. Y detesto a la gente que finge que los espíritus le hablan y todo el rollo.
-Tal vez tu deberías hablar con los espíritus
-¿Que dices?
-Si, vamos a invocarlos -dijo mientras empezó a hacer movimientos graciosos con ambas manos- espíritus chocarreros, manifiéstense a través de éste su cuerpo material

Ambos nos quedamos viendo y empezamos a reír. Llegamos a la calle y bajamos del auto. Caminamos un poco, buscando el callejón y llegamos a él. Me di la vuelta, como lo había hecho aquel día y esperé encontrarme con esa fachada color crema y la puerta roja, pero ya no está.

Osculum: El Beso PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora