Al despertar la mañana siguiente fue como si no hubiese pasado nada. Abrí los ojos y me encontré acurrucado entre las cobijas de mi cama. Fue solo un sueño.
Era sábado, no había colegio, pero decidí, por mera curiosidad, buscar mi mochila para cerciorarme de que aquel incidente hubiese o no ocurrido. Sueño o quizá realidad, lo recuerdo perfectamente bien.
Mi mochila no estaba por ningún lado. ¿En realidad había pasado? Y, si era un sueño ¿Dónde estaba mi mochila? ¿Quien era esa mujer? Son muchas preguntas y creo que me empieza a dar migraña.
Todo es muy confuso, los recuerdos borrosos destellan en flashasos dentro de mi cabeza cada que trato de recordar. Hay espacios en blanco entre un recuerdo y otro.
Estoy cansado de dar vueltas al asunto, me pongo de pie y me enfundo un par de jeans vaqueros oscuros y una camiseta roja de superheroes que me regaló mi mejor amiga en mi cumpleaños. Acabo de atar los cordones de mis zapatos y pongo pies en polvorosa. Aún es de día, no tengo de que preocuparme.
Son las diez de la mañana y sigue nublado. Parece que va a llover dentro de poco. He visto demasiados programas policiacos en la televisión y, en estos casos (donde no recuerdas las cosas) los especialistas tienen dos opciones: la hipnosis, o el recorrer los pasos previos al suceso. Dicen que eso te hace revivir el momento y refresca tu memoria.
No puedo recurrir a la hipnosis, entonces mi única posibilidad es la de recorrer mis pasos. Pero no pienso ir solo. Le pediré a Cristina que me acompañe.
Usualmente la llamaría por teléfono, pero mi celular esta perdido dentro de mi mochila, que posiblemente haya realizado un pequeño viaje a la dimensión desconocida. Así que opto por utilizar el método convencional y camino tres calles hasta su casa.
Toco tres veces su puerta y me abre su madre, a la cual conozco desde que tengo memoria.
-Hola Freed, Cristina esta en su habitación ¿Quieres subir? - Dice Elena con amabilidad.
-Si, gracias -Contesto mientras entro a la casa.Subo las diez escaleras de siempre y recorro el pasillo repleto de fotos de Cristina a lo largo de los años. Es hermosa. Su cabello es de un común castaño obscuro, sus ojos son de un color café común y tiene una común nariz de bola que la hace verse increíblemente tierna. Su énfasis está en lo común, pues ella no necesita ser rubia y de ojos verdes. Esas facciones "normales" están tan bien proporcionadas en su rostro que la hacen bella. Además no necesita de nada, su personalidad atrae siempre la atención de todos. Es inteligente, amable, cautivadora y, por lo menos a mi, me da la sensación de seguridad que todos necesitamos.
Mientras yo admiro las fotos ella sale de su habitación. Esta en pijama todavía.
-Hola ¿Que haces aquí tan temprano? -Me dice extrañada.
-Hola, necesito que me acompañes a un lugar ¿Puedes?
-¿A dónde?
-Te explico en el camino.
-Okay, te veo abajo en diez minutos. Me debes un smoothie.
-Jaja esta bien.