Al volver a la realidad vi que el corazón había perdido su color. Ahora era de un tono grisáceo, como si su energía interna se hubiera apagado. Como el corazón de alguien que ha muerto.
No entiendo bien el porque de la visión, o como fue que funcionó. Sin embargo, entiendo lo que sucedió allí dentro. Es una explicación. Un recuerdo de alguien.
Cuando regreso a mi casa ya esta amaneciendo y al revisar mi móvil encuentro 3 mensajes y 4 llamadas de Cristina. «¿Qué demonios fue eso?», «¿Estas ahí?», «¡Respóndeme!». Pongo «No lo sé». A los 5 minutos recibo otro mensaje «¿Cómo que no lo sabes?» «Pues eso, no lo sé» «Te veo mañana a las 9 en donde siempre. Aun me debes el smoothie» No respondo.
Me recuesto y en menos de lo que me doy cuenta, me quedo dormido. Con ropa y móvil en mano...
Despierto alrededor de las 2 a.m. para ir al baño, luego a las 4, a las 5 y a las 8 me levanto definitivamente para tomar una ducha rápida. A mi me gusta el agua bien caliente y con mucha presión. Al terminar voy a mi armario para escoger la ropa qué me pondré. Nota mental: Decirle a papá que me compre ropa.
Veo las opciones y decido algo fácil, me enfundo un par de jeans verdes y una camisa de mezclilla ya desgastada por el uso.
En mi cumpleaños catorce fuimos a la plaza y encontramos una cafetería donde no vendían café, sino té. Nos aventuramos a probar el té de ahí y resultó ser muy bueno, además el ambiente es muy agradable, razón por la cual lo comenzamos a frecuentar y se convirtió en nuestro lugar favorito.
A las 8:55 ya estoy en la entrada de la cafetería. Hay una pizarra que pone las recomendaciones de hoy: "Té de Frambuesa frío con leche y tapioca" y "Blueberry light caliente". Mi favorito siempre ha sido el té de Maple con leche caliente, y por supuesto, sin tapioca. Odio la tapioca.
Dentro del local hay dos secciones, la primera que esta afuera, tiene una barra donde atienden de lado izquierdo y a la derecha una fila de taburetes pegados a una mesa empotrada a lo largo de toda la pared. Al fondo hay una entrada que lleva al corredor qué conecta con la otra sala, allí hay tres mesas redondas distribuidas en triángulo con tres sillas por mesa. Las paredes tienen pinturas hechas a mano de peces o dragones y bocetos abstractos en el fondo. Es muy acogedor.
Una chica se acerca y me pregunta si voy a ordenar algo. Pido un té de Maple para mi y un smoothie de manzana para Cristina. Al poco rato ella llega y se sienta.
-¿Ya pediste? -Me pregunta.
-Si. Lo de siempre.
-Perfecto ¿Qué sucedió ayer? -añade arquendo una ceja.
-Que sucedió ayer -repito lentamente mientras pienso que decirle. Los hilos se van entretejiendo poco a poco en mi mente hasta llegar a ser una idea. Una buena idea.-Me llegó un mensaje de Lucía. Eso fue lo que pasó -suelto mientras pongo una sonrisa de idiota. Bastante convincente. Aunque siento una punzada de dolor al darme cuenta de la facilidad con la qué puedo mentir a mi mejor amiga; pero se me pasa cuando llega la mesera con las bebidas en una charola y las pone sobre la mesa.
-¿Y? ¿Fuiste con ella? -pregunta dándole un sorbo al popote.
-Si
-¿Que pasó?
-Pues nos dimos el lote y nos acostamos -digo en tono muy serio.
-¿Es en serio? -tose un poco
-Obvio no. Solo vimos una película en su casa.
-Eres un tonto. Casi me atraganto por tu culpa -me da un puñetazo amistoso en el hombro.Reímos un rato y nos acabamos nuestros tés. Platicamos y luego fuimos a caminar por las tiendas. Entramos a una y vi una camisa roja a cuadros que me gustó mucho.
-¡Mira esa! -le dije señalándola
-Esta linda, pruébatela
-No, no la compraré. Es muy cara. -añadí mirando la etiqueta.
-Tu pontela.
-Esta bien.La tomé y me fui al probador. Se me veía bien. Salí a mostrarle a Cristina y ella también escogió algo. Estuvimos probandonos ropa todo el rato y en distintas tiendas. Al final no compramos nada, pero fue muy divertido. Cuando estoy con Cristina las cosas son muy distintas. El tiempo pasa mas lento, pero yo lo siento mas rápido. Por eso me gusta estar con ella. Hacemos de todo y nunca nos cansamos de estar con el otro. Siempre ha sido así. Somos muy parecidos, tanto que a veces hasta decimos o hacia lo mismo al mismo tiempo. También nos podemos llamar con la.mente, aunque suene muy extraño. Solo me basta con pensar en ella para que me llame al móvil.
Al salir de las tiendas pasamos por un helado y nos lo tomamos mientras regresamos a casa como siempre. La dejo en su puerta.
-Gracias por hoy -me dice
-No pues, gracias a ti -la he traído miles de veces, pero hoy siento algo diferente.
-Nos vemos mañana.
-Esto, sí. Adiós.
-Te quiero.
-También te quiero.
-Cuídate.
-Si, tu igual.
-Esta bien -dice mientras entra a su casa.