La Chica de la Habitación de al Lado

Capítulo 17: amigo invisible

OLIVIA

2 semanas después// 3 días antes de Navidad

Durante estas dos semanas he estado intentando evitar mis sentimientos por Sophie, ya que me estoy intentando convencer de que estamos mejor como amigas, y la verdad es que es difícil, pero estamos bien de esta manera. De hecho, ahora Marc y yo estamos saliendo con su grupo de amigos, como solíamos hacer.

Me he dado cuenta de que a veces, simplemente no es el momento correcto para tener una relación, o incluso la persona, tal vez no sea la mejor persona para mí. He estado reflexionando, y he llegado a la conclusión de que la actitud lo es todo, es decir; si tú quieres superar a alguien pero sigues estancado en el pasado, preguntándote el por qué y estando pendiente de la persona en todo momento, no vas a conseguirlo. Sin embargo, si tú tienes la mente en el futuro y no te paras a mirar atrás, centrándote en ti mismo y en tus metas, vas a ver que existen cosas más importantes y significantes; sueños y misiones que cumplir en la vida. Se puede estar muy bien solo, así que, he decidido dejarlo todo atrás y actuar como la diosa empoderada que soy.

Mientras me preparo para salir, mi playlist se está reproduciendo, actualmente está sonando "S&M" de Rihanna. A veces, simplemente tienes que escuchar a Rihanna y seguir adelante. Gracias Rihanna, por tanto.

-Vamos, que llegamos tarde.-Me replica Marc.

Pues hemos quedado para ir a New York City y dar una vuelta, ya que todo está decorado con elementos navideños.

Diez minutos más tarde, ya estoy lista. He optado por ponerme mi sudadera de Yale con unos simples pantalones negros un poco sueltos, al parecer. No se nota mucho el maquillaje de mi rostro al ser ligero, pero ideal para la ocasión. Y por supuesto, no podían faltar los ochenta kilos de mi característica colonia de vainilla sobre mi cuerpo. Tampoco me he arreglado de más, puesto a que es una simple salida entre amigos, no una fiesta monumental, esa mejor la dejamos para mañana. Sí, han organizado una fiesta para mañana en un local de Brooklyn por el final del trimestre, y digamos que no es de estas aburridas a las que no acuden ni veinte personas, para esta fiesta se estiman unas doscientas personas. Este local cuenta con luces multicolores, barra libre, sillones, y hasta un escenario. Claro está que somos nosotros los que nos tenemos que encargar del alcohol y los aperitivos. No puedo esperar a esta fiesta, mi mentalidad ha cambiado, y ahora estoy totalmente dispuesta a disfrutar mi año de intercambio al máximo.

Para ser sincera, el intercambio me asusta. Todo lo que tengo, toda mi vida aquí, mis amigos, serán simplemente un recuerdo de mi adolescencia, Sophie será un insignificante recuerdo de mi adolescencia, y eso me mantiene despierta por las noches. Mi vida entera me será arrebatada de las manos una vez llegue a España de nuevo. Echo de menos a mi familia y amigos, pero durante este intercambio, he ido creando una segunda vida, y ahora, siento que una gran parte de mí será tomada, y nunca devuelta. A pesar de todo, este siempre fue mi sueño, y, una vez vivido, tengo la sensación de que sentiré un enorme vacío en mi pecho ¿Cómo se supone que se tiene que sentir uno cuando a todo lo que más ha aspirado desde el fondo de su corazón durante toda su vida, simplemente ya ha sido cumplido? A veces, es mejor no pensar tanto las cosas, ¿sabes? Tengo más sueños y aspiraciones que cumplir, tengo un futuro planeado al que llegar. Y si te das cuenta, al final siempre aparecen nuevas aspiraciones que se convierten en nuestras razones para vivir. Al fin de al cabo, ese es el sentido de la vida, perseguir nuevas aspiraciones y no parar hasta conseguirlas, luchar por lo que quieres.

Finalmente cojo mi gorro y salgo del baño caminando hacia la puerta, donde allí espero a Marc y a Sophie para dirigirnos a la ciudad.

No puedo evitar bajar la vista hacia el hermoso cuerpo de Sophie, la fragancia de su colonia invade mi olfato, haciéndome perderme en él durante unos instantes. Pero cuando me doy cuenta, intento actuar como una persona normal y olvidarlo.