Capítulo 18: ¿dónde están los fuegos artificiales?

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SOPHIE

No entiendo el comportamiento de Olivia. Primero me ignora, como era lógico, luego, cuando por fin tengo las cosas claras y hoy mismo tenía pensado expresarle todos mis sentimientos, dejando atrás finalmente el pasado y los prejuicios de la gente, casi me besa, toda la tarde coqueteando conmigo para que ahora al llegar a casa, esté más fría que un bloque de hielo. Sé que suena contradictorio, pero no se puede calentar la comida si no te la vas a comer. Sus razones tendrá, supongo, pero no puedo evitar preguntarme qué he hecho yo mal ahora para ser ignorada de esta manera después de todo lo sucedido en Central Park, que por cierto, no me he despegado en toda la noche de la sudadera que me ha regalado, por no hablar de que si sigo olfateando la rosa de esta manera, la voy a dejar sin fragancia. Quizás Olivia se siente insegura, tendrá miedo a ser herida, pues después de todo, le han hecho mucho daño, y para ser sincera, yo tampoco he colaborado, de hecho, le he echado más leña al fuego. Pero ahora estoy lista, me siento preparada para entregarme a la mujer de mi vida, a la pelinegra de la habitación de al lado, y nada ni nadie me va a detener. Si tan solo se diera cuenta de que lo único que quiero es besarle hasta que ambas perdamos la respiración, perderme en las curvas de su cuerpo de atleta, recorrer cada centímetro de su piel... Pero sobre todo ahuyentar a los monstruos de debajo de su cama, caminar con ella de la mano, animarla con besitos en la frente y estar tanto en lo bueno como en lo malo siempre presente.

Diez minutos más tarde, aquí sigo, tirada en la cama, y en mi cabeza una lavadora, dándole mil vueltas al asunto como si sobre pensar me fuera a dar la solución a todos y cada uno de mis problemas. Es algo que veo innecesario, simplemente molesto, producto de la mente de una persona con ansiedad que pretende tenerlo todo bajo control en todo momento, pero es físicamente imposible, y el mundo no termina por eso, por mucho que nos parezca que sí. Por más que intente buscarle una explicación, no consigo entenderlo, pero decido elegir mi paz mental al menos por unos instantes y dirigirme hacia la cocina a hacerme algo antes de dormir. Tal vez la razón por la que no encuentro una explicación es porque no la hay, a lo mejor todo esto está en mi imaginación, o a lo mejor simplemente se siente cansada.

Al entrar en la cocina, puedo notar unas voces distorsionadas, así que abro la puerta y allí se encuentran apoyados en la encimera Olivia y Marc, teniendo una conversación que primeramente parece bastante profunda, pero que desgraciadamente yo no puedo entender porque están hablando en español.

-Hey.-Me saluda Marc amablemente, aunque parece algo agobiado por la conversación.

Por el tono de voz, me ha parecido escuchar a Marc regañar a Olivia, me pregunto cuál será el motivo. Aunque más que regañarle, parecía que éste le estaba dando consejos y ella no quería ceder.

Inevitablemente, cruzo miradas con la pelinegra, la cual ni se digna a decirme una palabra, por lo que yo me pongo nerviosa e intento evitar el contacto visual, pero me distraigo con su estúpida forma de sacudirse el pelo y me tropiezo con la silla justo en frente de mí.

-Are you ok?-Pregunta Marc mientras ríe.

Yeah, I'm fine.-

Río de vuelta, a lo que mi sonrisa se desvanece al segundo que me doy cuenta de que la expresión de Olivia ni se ha inmutado. Así que opto por ignorar lo sucedido, y con un gran nudo en el pecho y una nube de ideas probablemente falsas en mi cabeza prosigo haciéndome el sandwich mixto.

La cocina está en completo silencio a pesar de estar los tres en la misma habitación, esto se está haciendo bastante incómodo, y solo le está añadiendo más sal a mi herida. La incomodidad se puede notar en nuestras caras mientras caliento el sandwich lo más rápido posible. Intento ocultarlo, pero es difícil esconder mi agobio. Nada más cojo el sandwich me encierro en mi habitación y para evitar pensar más de la cuenta me pongo "Gossip Girl" mientras ceno, aunque la verdad es que no ayuda mucho, ya que estoy haciendo mi mayor esfuerzo para no llorar. A veces te apetece mantenerte fuerte y rehusarte a la idea de llorar, simplemente porque no tienes la suficiente energía como para enfrentarte a tus propios sentimientos.

La Chica de la Habitación de al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora