Capítulo 1: el comienzo de una nueva etapa

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...Pero mamá, que sólo me voy un año, ¡os llamaré todos los días, lo juro! Además, ¡todavía me quedan unas horas con la familia! Vamos a disfrutarlas antes de que me vaya.-

¡Hola! Soy Olivia, y si tuviera que describirme en pocas palabras diría que soy una chica de 16 años, soñadora, guapetona, quizás un poco insegura, pero decidida. Una chica que solo necesita sentirse amada de vez en cuando, ya sea por los demás o por ella misma, quererse, eso es en lo que está trabajando. Graciosa, romántica, divertida, con la que no te vas a aburrir, amable, a veces incluso demasiado. Una chica energética, poderosa y con un alucinante potencial para hacer cualquier cosa que se proponga. Fuerte, que aunque se caiga mil veces, mil veces se levanta con una enorme sonrisa en la cara,  por mucho que le cueste. Que por mucho daño que la hayan hecho sabe lo que vale y quien merece la pena de verdad. Una chica que perdona pero no olvida, quizás con un poco de rencor hacia las personas que la hicieron sentir vulnerable, odiarse a sí misma, plantearse su valor. Una chica que sigue esperando con ansias a que le llegue el karma a aquellos que más se lo merecen. Que se pregunta que por qué a ella y no a las personas malas, con malas intenciones, que realmente necesitan unas cuantas lecciones de vida para aprender. Una chica justa, buena, que va a intentar ayudarte incluso cuando se le cae el mundo encima y no da para más, una chica que si realmente te quiere te va a poner por encima de todo, incluso de sí misma. Que disfruta de hacer lo que más le gusta sin hacer daño a nadie. Una chica trabajadora, que sabe el mucho esfuerzo que hay que poner para conseguir tus sueños. Y que hoy, por fin, ha conseguido llegar a donde más deseaba,y con quién más lo deseaba. Gracias a enormes cantidades de sudor y lágrimas, de noches sin dormir, de ataques de ansiedad, pero por fin está aquí, después de un largo camino lleno de infinidad de obstáculos y dificultades, pero no importa, porque al fin ha logrado lo que más ha aspirado durante toda su vida. 

-Vamos, come rápido, que Marc está a punto de llegar.

Sí, mamá-.


Marc es mi mejor amigo, nos vamos juntos a Nueva York de intercambio, no puedo estar más nerviosa, él y yo siempre hemos soñado con esto desde pequeños y no puedo creer que hemos sido capaz de conseguirlo, juntos. Al principio, este sueño se veía como algo lejano, algo imposible que de seguro iba a terminar siendo un tonto sueño frustrado que nunca se llegó a cumplir, pero no, esto es real. Creo que necesito que alguien me pellizque.


A las cinco viene Marc a por mí y nos despedimos de mis padres y mi hermano pequeño, quien tiene 13 años y es el típico mdlr (ya se curará).
Nuestro vuelo sale a las nueve, pero queremos estar en el aeropuerto antes para comprar algo y por el ambiente, estamos muy emocionados.

Unos minutos más tarde, llegamos al aeropuerto en taxi, nos ha salido casi más caro que el propio vuelo. Estuvimos callados durante todo el camino, ya que, a parte de que hablar en un taxi es muy incómodo paras nosotros, estuve pensando en lo mucho que voy a echar de menos a mis amigos y a mi familia, también tuve tiempo para reflexionar sobre la fiesta que nos hicieron ayer a Marc y a mí como despedida. 

La verdad es que al principio me costó mucho confiar en ellos, ya que con el tiempo me he convertido en una persona desconfiada e insegura de los demás. En mayor parte porque desde que era pequeña me han hecho sentir que no era parte de los grupos, me han hecho sentir insuficiente e inservible, no amada. Me solían dejar de lado, en clase se metían conmigo, e incluso estuve en un grupo en el cual no era bien recibida, ya que me insultaban, me creaban inseguridades, hablaban mal de mí e incluso me llegaban a agredir físicamente. Pero poco a poco, me voy dando cuenta de que, por suerte, no todas las personas son igual, y que al final, siempre vas a encontrar a alguien que merece la pena. Mis amigos son gente que merece la pena de verdad, que me hacen sentir incluida, amada, que me hacen reír y están en los momentos buenos pero que también van a entregarme los pañuelos en los malos momentos, y van a llorar conmigo si hace falta, al igual que yo también hago y siempre haré por ellos. Así que les voy a echar mucho de menos. 

Nueva York siempre fue un sueño para mí, no sabría muy bien decir el por qué. Supongo que es por el ajetreo de la ciudad, la combinación de los rascacielos con los parques y el río, la complejidad de la gente y el hecho de que todos vayan a su bola, sin importarle lo que estén haciendo los demás, el olor a café por las mañanas , los paseos por Cornelia Street en otoños con las hojas cayendo, el olor a Navidad en diciembre, el ir caminando tranquilamente escuchando a Taylor Swift por los callejones de esta hermosa ciudad y que todo me recuerde a ella, los atardeceres en Brooklyn...

Me siento orgullosa de mí misma por haber conseguido cumplir mi mayor sueño, mi yo de 14 años no se lo podría creer. El sentimiento de satisfacción al cumplir tus sueños es una de las mejores sensaciones que una persona puede llegar a tener, lo aseguro,  realmente le deseo a todo el mundo que sienta esto al menos una vez en su vida.

Al bajarnos del taxi, Marc y yo salimos pitando al aeropuerto, pues nunca habíamos estado solos en uno y se siente tan genial y liberal...

Marc, mira esto, ¡vamos al Tiger!-

_...
¡Marc, coño! Tierra llamando a Marc.-Le llamo mientras chasco el dedo.

-*se asusta* ¿Qué pasa?

¿¡En serio Marc?!-Río.

-Pero que bueno está ese chaval.-Exclama.

Vaaamos-Le digo mientras le tiro de la camiseta.

Al cabo de media hora comenzamos a dirigirnos hacia el avión.

-Ya queda poco, deberíamos irnos yendo, que no tengo ni la más remota idea de cómo ir.

Vamos, yo tampoco pero hay mapas, mongolito-Río de nuevo.

Realmente me siento muy agradecida de tener a Marc en mi vida, él es el único que sabe cómo sacarme una sonrisa cuando se me cae el mundo. Desde pequeños tenemos una conexión inexplicable, es como si nuestras mentes se juntaran para ponerse de acuerdo en todo. Tenemos los mismos gustos, pensamos de la misma manera, nos apoyamos mutuamente en cada situación que la vida nos interpone, y compartimos los mismos sueños. Lo único que nos diferencia es el sexo, bueno, y que a él le gustan los chicos y a mí las chicas.

Después de un largo trayecto por el aeropuerto, al fin llegamos al avión.

-¡Aquí está!-Exclama Marc.

Antes de entrar, nos revisan las maletas y nuestro equipamiento, por si llevamos drogas, armas o algo por el estilo. 

Finalmente, encontramos nuestros asientos en el avión y nos ponemos cómodos. El vuelo dura alrededor de diez horas, pero tenemos que hacer una escala de dos. Por lo tanto nos espera un largo y pesado vuelo.

La Chica de la Habitación de al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora