20 de octubre de 1939 Pt2

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Subió las escaleras en silencio, tenía que controlar sus pisadas ya que usualmente era muy escandaloso, contenía las ganas de correr para descubrir lo que se ocultaba de su vista. Con cada paso que daba, era capaz de distinguir la música que escapaba del piano de marfil. -Für Elise- Murmuró en voz baja para sí mismo; todo alemán conocía aquella composición de Beethoven. Extrañamente disfrutaba de la bagatela, ya que era un hombre de gustos exigentes; se acercó un poco más, recargado en el marco de madera y observó maravillado el concierto que brindaba la jovencita. No quería asustarla con su repentina presencia, así que solamente se limitó a apreciar su talento en quietud.

Sentada sobre aquel banco acolchado, la hija del alcalde, Nyx, lucía como una muñequita de porcelana, envuelta en ese vestido de seda rosa y blanca, con el cabello perfectamente cepillado aunque, algunos mechones escapaban de su lugar, cayendo sobre su tez de nieve. Él no podía evitar comparar su cabellera con las nubes que se cernían sobre los días de primavera, recordando cuando era un infante corriendo por las praderas atiborradas de Narzissen, junto a su fiel amigo Parker, con quien se recostaba sobre la pastura, buscando formas divertidas para distraerse de los problemas en casa.

Sus pensamientos se desviaron a lo que se sentiría tocar aquellas mejillas de porcelana fría, incluso sus manos hormigueaban de la curiosidad que le generaba, tenía la necesidad de comprobar si su piel era tan tersa como se veía. Se hallaba encandilado por el don que poseía al tocar el piano; sus dedos se deslizaban fácilmente por cada tecla de forma involuntaria, parecía conocer a la perfección cada una de ellas; las marcas y rugosidades que las volvían singulares, eso la ayudaba a mantener los ojos cerrados mientras daba vida a la melodía. A lo lejos, se podían distinguir las largas pestañas blancas que descansaban sobre sus pómulos rosados por el rubor natural.

Al terminar la pieza, suspiro y abrió esas enormes gemas grisáceas, como el cielo nublado antes de la lluvia de verano. Se asustó al ver a ese hombre desconocido frente a ella, había olvidado que los alemanes se hospedarían en su hogar. No sabía qué hacer, no esperaba esa situación, optó por apartar las manos del piano y agacho la mirada, temerosa por la reacción del General.

Por su parte, Miguel quedó encantado al ver a tan bella criatura, de rasgos tan particulares. Carraspeo al ver la incomodidad en sus gestos y retomó la compostura para comenzar a hablar.

 -Tocas muy bien para ser tan joven y... polaca- Admitió esto último con desagrado, le costaba aceptar que semejante aptitud correspondiera a una "raza inferior". -Soy el General del pelotón que se hospeda en tu hogar, Mein name ist Miguel O'Hara ¿Y el tuyo? kleines Mädchen - Se presentó orgulloso, sacando el pecho para presumir cada insignia y medalla que ganó como criminal, o lo que ellos llamaban: Servir a su país.

Ella no quería responder, le producía una terrible sensación tener que convivir con alguien tan despreciable como él, aun así, conocía las consecuencias de provocar la ira de un militar, su padre le aconsejo fingir para complacerlo. -Me llamo Nyx Wojcik- Respondió con tan dulce voz, agradable al oído como la caricia de una pluma, mirándolo de reojo con esos cristales de mercurio líquido que llevaba por ojos. Lo único que no podía falsear era su timidez y el rubor que se formaba en sus carrillos a causa de esta. -Nyx...-. Pronunció paladeando su enigmático nombre, acorde a su misteriosa apariencia que la hacía lucir como una hada. -Un nombre apropiado para una doncella tan encantadora y exquisita como la mismísima luna-

El General, estuvo antes con cientos de mujeres, ninguna resultó trascendental, simplemente las usaba como si fueran muñecas harapientas y no se dejaba llevar por el atractivo de estas, para él, la belleza era intrascendente, al final todas servían para el mismo propósito. Por eso, cuando vio a la albina se sintió perturbado, él no creía en estas sandeces del romance, las mujeres eran para pasarla bien y tener progenie. Esa frágil jovencita simplemente lo hizo sentir "algo" diferente a la aversión y antipatía que constantemente lo acompañaba y causó todo ese vaivén de emociones sin proponérselo, únicamente con su existencia.

-Sé que te desagrada mi presencia pero, deberás acostumbrarte porque estaré aquí mucho tiempo... tal vez consigamos entendernos- Llevaba las manos detrás de la espalda, acercándose lentamente a su espacio, quería crispar sus nervios para saborear su reacción. Se detuvo a su lado y se inclinó hacia su rostro. -¿Podrías tocar una pieza para mí, Liebling?-.

Ella asintió cohibida por su formidable complexión, sus palabras y acciones despertaron la inquietud en la calma de su corazón. Su cercanía le provocaba un temblor en sus manos, respiró profundo y comenzó a tocar la sonata "Mondscheinsonate". La agitación que le provocaba el hombre causó que sus dedos se volvieran rígidos y toscos, aplastando escandalosamente las teclas, con más presión de la necesaria.

Miguel aprovecho la situación colocándose detrás de ella, aspirando discretamente el perfume de gardenia que emanaba su deliciosa piel, reposo su cabeza en el hombro de la joven, provocando el estremecimiento su cuerpo, posó sus enormes manos sobre las de ella, disfrutando del cálido contacto, rozando su pequeña cintura en el acto. -No te preocupes schön, no te haré daño, quiero deleitarme con tu gracia-. Susurro con voz ronca en su oído.

Sus manos se desplazaban en sincronía creando una maravillosa melodía, una caricia para el alma mancillada de él y logrando apaciguar la ansiedad inicial de ella. Nyx se sentía tan sosegada que cerró los párpados, gozando del dueto que realizaba junto a Miguel. Por un momento olvido que se trataba del asesino de sus amigos judíos, un hombre que representaba una amenaza para todos en su hogar...

Al terminar, Miguel se separó lentamente de ella, con una sonrisa formándose en sus labios, algo impropio de él. -Disfruté mucho nuestro dúo kleiner Nyx, tú música es un tacto para mi ánima quebrada-. Halago perdiéndose en la profundidad de su mirada gris.

Arregló su indumentaria y en un atrevimiento, tomó su delicada y suave mano, depositando un tierno beso en el dorso. -Tengo que irme, pero pronto volveré por ti- Dicho esto, salió de la habitación para abandonar la casa y dirigirse al centro de la ciudad para dar órdenes a sus militares, dejando a la joven desconcertada.

Afuera, prendió un cigarro para el camino, pensando en el placer de someter a tan inocente criatura. Aun así, intentaba evadir lo que comenzaba a anidar en su pecho, algo que no recordaba desde la infancia que le fue arrebatada.

Definición:

-Für Elise: Es una bagatela para piano solo, compuesta en la menor por el compositor alemán Ludwig van Beethoven. Es una de las obras más conocidas del compositor.

-Narzissen: Narcisos.

-Mein name ist: Mi nombre es.

-kleines Mädchen: Pequeña niña (No es literal, es una forma cariñosa de llamar a una mujer joven)

-Liebling: Querida.

-Mondscheinsonate: La n.º 14 en , 27 n.º 2, Quasi una fantasia, popularmente conocida como Claro de luna.

-schön: Bonita o bella.

-kleiner: Pequeña.

El canto de un ruiseñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora