El momento se tornó tenso cuando Katsuki se volvió con un palpable temor que se reflejaba en su mirada, descubriendo la figura del desgraciado al borde de aquel edificio, un simple movimiento en falso y podría precipitarse al abismo below. Tragó con dificultad, su garganta repentinamente seca, mientras titubeaba en su lugar unos instantes antes de reunir el coraje para articular palabras.
-No te atreverías... -Su voz apenas susurraba, teñida de incredulidad y un rastro de desafío. El individuo al borde del precipicio no parecía perturbado por la gravedad de la situación.
-Soy capaz de muchas cosas. Mi vida es tediosa y monótona; no tengo nada que perder al intentarlo. -Declaró con una calma casi inquietante, como si desafiar la muerte fuera un simple juego para él.
La respuesta desató un torbellino de pensamientos en la mente de Katsuki. ¿Qué tipo de persona estaba dispuesta a arriesgar su vida por una mera travesura? ¿Acaso estaba completamente desequilibrado? Frunció el ceño con incredulidad y dejó escapar un leve bufido, mientras el individuo pecoso retomaba la palabra con una confianza desconcertante.
-Los ángeles no permiten que las personas mueran. -Soltó con un tono que revelaba un conocimiento siniestro de las reglas del juego.
La revelación impactó a Katsuki como un golpe repentino. ¿Cómo diablos sabía ese detalle tan crucial? ¿Qué tipo de trato había hecho para obtener ese conocimiento? La inquietud se apoderó de él, pero antes de que pudiera procesar completamente la situación, el individuo continuó con su provocación.
-Si no lo hago, te irás y no volveré a verte.-Confesó con una vulnerabilidad sorprendente, bajando los brazos y la mirada. El cambio repentino de actitud dejó a Katsuki perplejo, su orgullo chocando con la realidad de la situación.
-No me interesa...-Murmuró con firmeza, su ego impidiéndole ceder ante las demandas de un simple mortal.
-¿De verdad? -La pregunta resonó en el aire, y antes de que Katsuki pudiera reaccionar, su mirada se desvió hacia el borde del edificio, solo para presenciar el horror de ver al individuo desaparecer en una caída libre hacia el vacío.
-¡Maldita sea! -La maldición escapó de sus labios, una mezcla de shock, incredulidad y culpa inundando su mente mientras observaba impotente la tragedia que había desencadenado.
Con un destello de luz, Katsuki agito sus alas extendiéndose con gracia mientras se precipitaba hacia Izuku, quien se habia arrojado del borde del abismo. Con movimientos ágiles y precisos, el ángel guardián envolvió a Izuku en sus brazos justo a tiempo, sujetándolo con firmeza antes de que pudiera caer completamente al vacío. El viento rugía a su alrededor mientras Katsuki sostenía a Izuku, su mirada rubí brillando con protección. Con un suspiro de alivio, Izuku se aferró a su salvador, asombrado por la rápida intervención celestial que lo había salvado del destino oscuro que casi lo consume. Juntos, se alejaron del borde peligroso, con Katsuki guiando a Izuku hacia la seguridad con la gracia de un ángel que había descendido para proteger a aquellos en peligro.
Con cuidado, Katsuki levantó a Izuku en sus brazos, llevándolo lejos del borde peligroso. El joven pecoso lo miró con gratitud, asombrado por la valentía y la habilidad de su salvador. Mientras se katsuki se estaba casi muriendo por lo pesado que era Izuku, tal vez sean de una estatura parecida pero la robustes del peliverde superaba su delgadez.
Con precaución y delicadeza, Katsuki depositó a Izuku en el suelo del edificio, sus alas temblando y estirándose lentamente mientras recuperaba el aliento después del esfuerzo. Miró a Izuku con seriedad, asegurándose de que estuviera estable antes de hablar.
-Debes ejercer mayor cautela; la vida no es una mera diversión, insensible.-Pronunció con solemnidad, su voz resonando con una autoridad protectora que dejaba claro su preocupación por el bienestar de Izuku.
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𝓐𝓵𝓪𝓼 𝓱𝓮𝓻𝓲𝓭𝓪𝓼 --DekuBaku
FanfictionEn el crepúsculo del siglo XVIII, a la tierna edad de diecisiete años, Katsuki Bakugou encontró su destino trágico en un desgarrador acto de desesperación, lo asesinaron a sangre fría. Su joven vida se vio segada por la mano de su amante, en un act...