Prólogo

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Aumente la velocidad y note que entre los árboles se comenzaba a ver la entrada del terreno, estaba anocheciendo y eso hacia que mis nervios aumentaran, el cielo estaba oscuro y estaba segura que lloveria pronto.

Al llegar a la entrada estacione el auto a un costado y baje lo más rápido que pude, no quería que viera el auto estacionarse frente a la cabaña, sabía que lo más probable era que me estuviera esperando.

No recordaba cuando fue la última vez que vine a este lugar, probablemente hace más de una década que no venía aquí, quise vender este lugar hace años pero por alguna razón que nunca entendí James nunca quiso hacerlo. La cabaña estaba tal como la recordaba, se encontraba en muy buen estado como si alguien la hubiera mantenido intacta, por una de las ventanas del comedor vi una sombra y pude sentir como los recuerdos me invadían.

Trate de dispersar esos pensamientos y me dirigí al porche, antes de que mi mano pudiera dar la vuelta completa al picaporte la puerta se abrió, di un paso hacia atrás algo nerviosa y mis ojos se encontraron con los suyos. Tenía puestos unos jeans y una camiseta blanca, estaba manchado con algo de sangre y en su mano derecha sostenía un bate que tambien estaba manchado. Por alguna razón no me sorprendió verlo así, me dio una de esas sonrisas que solían reconfortarme y apoyo el bate en el marco de la puerta, dio un paso así adelante y estiro su mano con la intensión de tocar mi rostro pero me aparte.

- ¿Qué sucede? - Preguntó haciéndose el desentendido.

No respondí, solo me senté en los escalones del pórtico, la angustia comenzaba a consumirme y aunque trataba de ignorarla la situación me estaba sobrepasando.

Se sentó a mi lado, no dijo nada, no era necesario decir nada pero en el fondo realmente deseaba que se disculpara pero sabía que no iba a hacerlo, no era capaz de hacerlo porque nunca iba a arrepentirse de nada.

- Fue inevitable, sabes que no puedo controlarlo - Dijo.

Mentiroso.

Sentía su mirada sobre mi, estaba analizandome, su comentario me hizo sonreír con cierta ironía. Él realmente pensaba que yo era una idiota, sabía perfectamente lo que hacía, siempre habia sido fríamente calculador cuando se trataba de esto. Aunque más de una vez se lo dejé pasar esta vez no.

- ¿Crees que soy idiota? - Pregunte y sentí que mis ojos picaban.

- Sabes que no - Respondió observándome, buscando mi mirada. - No quería que esto acabara así - Dijo cuando nuestras miradas se encontraron.

- Pude haberte ayudado - Dije con un tono angustiante que él noto al instante.

- No quería que lo hicieras, lo mejor fue mantenerte fuera de esto para que puedas mantener tu empleo - Explico mientras limpiaba la lágrima que se deslizaba por mi mejilla.

- No me hubiera importado perder mi empleo, solo quería ayudarte - Le dije y trate de recuperar la compostura.

Odiaba llorar en momentos así, sentía que era inútil hacerlo y que no ayudaba en nada a la situación.

- Se que es mentira, amas tu empleo - Dijo abrazándome por los hombros. - Además se que el Doc se pondría muy triste si te despidieran por esto - Me dijo con un tono burlesco.

Su mención hizo que me tensara, él lo noto y sonrió con autosuficiencia.

- Era demasiado obvio - Dijo.

No le conteste, decidí dejar el tema a un lado y enfocarme en como sacarlo de aquí a tiempo. Si yo decifre su ubicación solo era cuestión de tiempo para que ellos nos encontrarán, me pare y comenze a bajar algunos de los escalones pero él me detuvo.

- No vamos a huir, no voy a resistirme - Dijo bajando los escalones que nos distanciaban.

- Aun hay tiempo, tal vez podría distraerlos y tu podrías... - No pude terminar la oración ya que a lo lejos oimos como los autos se aproximaban.

- Todo va a estar bien - Dijo limpiando mis lágrimas.

Estaba mintiendo, él sabía que yo lo sabía, la realidad era clara si lo atrapaban iría a prisión por unos meses y luego sería sentenciado a varias cadenas perpetuas pero las familias de las víctimas se esforzarian para que la sentencia sea la pena de muerte. No podía dejarlo hacer esto, no podía creer que iba a entregarse otra vez.

- Puedo hacer tiempo, podrías huir con el auto de atrás - Dije desesperada.

- Deja de insistir, debo hacerme cargo de mis acciones, tesoro - Dijo de una manera tan pacifica que lo único que me generó fue enojo.

- ¿Qué es lo que sucede contigo? - Le dije molesta.

No respondió, solo me observo y eso hizo que mi ira creciera.

- ¡¿Por qué no te esfuerzas en huir?! ¡¿No te importa lo que te suceda?! - Le grite con una mezcla de ira y angustia.

- Ya no hay nada que puedas hacer por mi, tesoro - Dijo mientras intentaba abrazarme pero yo solo quería golpearlo, no entendía porque no quería mi ayuda. - Ya fue suficiente, deja de luchar por esto, déjame ir - Me dijo cuando consiguió abrazarme.

- ¿Por qué no huimos aquella vez? Hubiéramos estado juntos - Dije.

- No podía arrastrarlos conmigo - Respondió en calma.

- No me hubiera importado, hubiéramos sido una familia y tal vez ella... - No pude terminar la frase.

- Las cosas no hubieran sido tan diferentes, se hubiera enfermado de todas formas y tarde o temprano me hubiera entregado, lo sabes - Dijo de una manera tan segura que por un momento agradecí que él no estuviera ahí cuando ella murió.

- No quiero que te vayas - Dije casi susurrando. - No puedes dejarme, no otra vez - Le dije suplicando.

- Nunca quise que te sintieras así, todo lo que hice fue por ustedes - Dijo y rompió nuestro abrazo pero dejó su mano en mi hombro.

Las luces de los autos comenzaron a verse en el camino y sabía que ya era demasiado tarde, ya no había nada que hacer. Varias camionetas del FBI se estacionaron alrededor de la cabaña, aparte mi mirada y la centre en él, probablemente no lo vería en mucho tiempo. Los agentes se bajaron de las camionetas y nos apuntaron, pude reconocer a varios de ellos, no me sorprendía que mis compañeros estuvieran aquí.

- Es bueno volver a verte, Doc - Le dijo sonriendo.

Parecía otra persona, su forma de hablar y su lenguaje corporal cambiaban tan repentinamente, a veces me olvidaba que la manipulación era en lo que más se destacaba, después de todo era un psicópata. Su mano dejó mi hombro y la levantó junto a la otra, bajo los escalones restantes con una sonrisa divertida en sus labios.

- ¿Se entretuvieron buscándome? Realmente creí que tardarían menos - Dijo burlándose.

Una vez que bajo del porche, lo espozaron contra el capo de una de las camionetas. Baje la escalera y me acerque al auto en el que lo estaban metiendo, un trueno resonó en el cielo y supe que en cualquier momento lloveria, tal como esa noche.

- Te amo, tesoro - Me dijo a través de la ventanilla.

Le respondí y me sonrió como solía hacerlo, la camioneta arranco y mi mirada la siguió hasta que desapareció de mi vista en la oscuridad del bosque. Sentí como una mano se posaba en hombro y me aparte, nuestras miradas se encontraron y por alguna razón al ver en sus ojos preocupación me moleste, no sabía porque pero me enfureció verlo.

Me llamo por mi nombre pero no conteste, uno de los agentes me indicó que subiera a una camioneta y lo hice, no tenían nada contra mí, lo sabía pero de igual forma debían interrogarme.

Memoria de un crimen - Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora