XXII

199 19 31
                                    

Por la mañana me encontré en una escena un tanto peculiar. Randy seguía abrazándome, sus brazos rodeaban mi cintura de forma protectora. Intenté moverme un poco para levantarme sin despertarlo, sin embargo, en cuanto sintió mi pequeño movimiento apretó el agarré que me mantenía junto a él.

- ¿A dónde vas? - preguntó con una voz algo ronca y notablemente somnolienta

-Solo me voy a levantar. No quería despertarte- contesté

-Quédate así otro rato, por favor- pidió

-Randy, pero...

-Por favor, ¿Si? - dijo mirándome suplicante. Yo asentí.

Volví a encontrarme en mi misma posición inicial, repleta de una cálida y reconfortante sensación de consuelo en los brazos de Randy.

La habitación se encontraba sumida en un completo silencio, sin embargo, no hacían falta las palabras para aquella escena tan encantadora entre dos buenos amigos. Randy paseaba sus manos cerca de mi cintura y mi vientre, provocándome cosquillas en el proceso. Pronto me acercó más a él, tomándome con fuerza, pero sin ser brusco. Sus manos continuaban explorando tímidamente el borde de mi cadera, hasta que empezó a trazar un camino diferente, esta vez llevando su mano izquierda debajo de mi pecho mientras que la derecha la conducía directamente a mis piernas. Yo instintivamente coloqué ambas manos sobre las suyas, sin embargo, no trataba de detenerlo sino de poder sentir más viva aquella dulce experiencia.

Permanecimos así durante algunos minutos más, disfrutando del calor que el otro brindaba. Pronto, le dí unas ligeras palmadas sobre sus manos, pidiéndole que me liberara. Cuando lo hizo me giré para quedar frente a frente con él. Randy sonreía de forma resplandeciente, su cabello despeinado y rebelde le daba un aire tan adorable. Lentamente posó su mano en mi mejilla, haciendo suaves caricias con sus dedos.

El ambiente estaba cargado de una sensación inexplicable, algo incapaz de tocarse, pero muy fácil de sentirse. El silencio entre nosotros, mezclado con la calidez del momento incitaban a explorar lo aquello desconocido. La dulzura con la que Randy tocaba y acariciaba mi rostro me provocaba una sensación de escalofríos que recorría toda mi columna.

Fue cuando volví a admirar los detalles de su persona, su castaño cabello y sus tiernos ojos que se asemejaban al color de la miel, su sonrisa en conjunto con su característico lunar le daba el toque final a su imagen.

Nuestros ojos se negaban a apartarse del otro, la cercanía era tanta que era difícil resistirse a lo inevitable. En aquel silencio que reinaba no hacían falta las palabras para expresar que ambos deseábamos lo mismo en ese instante.

Él se acercó un poco más a mi rostro, tomando mis mejillas entre sus manos, en ese momento un ligero susurro salió de sus labios, pronunciando una simple palabra que sería el inicio de todo: "¿Puedo?", asentí dejando notar mi aprobación ante su petición. Inmediatamente juntó sus labios con los míos, uniéndonos en un beso que desbordaba deseo, pero también emanaba ternura.

Sus manos se deslizaron sutilmente por mi espalda, atrayendo más mi cuerpo junto al suyo. El acalorado beso se prolongó durante varios segundos más antes de alejarse solo para poder incorporarse, sentándose en la cama. Me indicó que me sentara sobre sus piernas y así lo hice. Mantuvo su agarre cerca de mis caderas mientras acariciaba mis mejillas de forma tierna, logrando que me pusiera un poco nerviosa, acto seguido atrajo mi rostro al suyo tomándome por la nuca, envolviéndome de nuevo en la dulce sensación que sus labios brindaban.

A medida que la intensidad del beso aumentaba, podía sentir un ligero bulto crecer dentro de sus pantalones. Él me miró algo tímido cuando puso sus manos en el borde de mi blusa, esperando mi autorización. Yo accedí sonriendo, Randy con un pulso algo tembloroso levanto la prenda hasta despojarme de esta y arrojándola en algún lugar de la habitación.

Ghoul o Ghoulette (Swiss Ghoul X Female Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora