Capitulo 3

22 13 3
                                    


Neil

Cinco horas han pasado desde el momento en que todo se transformó de un simple día de trabajo a un completo caos. La sangre, el ruido de la ambulancia y la policía, mi amigo tomando las llaves de mi camioneta y dejándome a cargo de la mujer, completamente solo.

Recuerdo verle empapar un pañuelo con la sangre de la chica, antes que los paramédicos llegaran a nosotros, y luego decirme que iría a investigar algunas cosas antes de reunirnos en el hospital.

Su orden había sido clara: no alejarme de este lugar y mantenerme informado acerca de todo lo que ocurra con la mujer. Y resulta que por ningún lado se dignaba a darme un pequeño relajo. Ni la punta de la nariz de Seth se había aparecido ni un mensaje ni llamada, y por el otro lado nadie salía para decirme cómo iba todo en pabellón. Lo último que me dijeron antes de meterla a esa sala para operarla era que seguía con vida.

Un soplido largo y cansado sale de mis labios, recargando mi cabeza entre mis manos. Saco mis lentes para refregar mis ojos por milésima vez debido al picor por la falta del descanso. El cúmulo de emociones se estabilizaron hace unos minutos, por lo que mi cuerpo estaba más relajado pero aún estaba alerta para no perderme nada acerca de la chica.

Finalmente me pongo de pie, buscando un pañuelo para limpiar mis cristales y es cuando oigo la voz de Seth llamándome.

Pongo mis lentes rápidamente y acorto el poco trayecto que me separa de mi amigo.

—¿Qué rayos, Seth?—me exasperó en susurros por el lugar en el que estamos. —¿No tenías tiempo de contestar mis mensajes?

Su pecho subía y bajaba un tanto acelerado, como una mezcla del que vino apresurado y por las muchas cosas que seguramente quería contarme.

—Lo siento. Estuve haciendo algunas investigaciones. —Hace una pequeña mueca. —Bueno, lo que pude conseguir a estas horas —apunta con los labios a la puerta del pabellón. —¿Hay noticias?

—Nada. Desde que entraron allí no me han dicho nada. Llevan demasiadas horas —digo, mientras ordeno un mechón de mi pelo hacia atrás.

Seth asiente con la mirada perdida en la puerta y con eso sé que esto se transformó en un caso importante para él. Está muy pensativo.

—¿Qué encontraste?—preguntó curioso.

Mira a todos lados -como si mucha gente nos pudiera oír a estas horas, irónicamente hablando- y me guía a los asientos. Luego me muestra una carpeta amarilla a la que no le había puesto atención cuando lo vi llegar.

—No puedo decir nada en concreto. Hay demasiados vacíos en esta historia, muchas dudas y muchas probabilidades. —Me mira seriamente. —Te lo contaré solo porque eres mi amigo, pasamos esto juntos y porque, lamentablemente para ti, eres parte de esto. Eres un testigo —hago un ademán con eso último.

Desde hace mucho tiempo que estaba lejos de los dramas. En realidad, ya no era parte de mí causar problemas o ser parte de uno. Solo en lo típico que conlleva la vida adulta en el trabajo, vecinos y sociedad en general, porque somos humanos y a veces erramos sin el gusto de perjudicar a otros, entonces nos toca resolver el fallo de lo que somos responsables para mantener la fiesta en paz.

Ya estaba aclimatado a permanecer formal fuera de mi zona de confort y mantener el profesionalismo en mi trabajo y la diplomacia con los demás, pero siempre estaba ese lado que quería aflojar y dejarse llevar por lo que venga. Dejar de meditar cada uno de mis movimientos y restringirme en experimentar cosas nuevas.

Lamentablemente, ese mismo pensamiento atrajo demasiadas cosas para muchos que no pudimos sobrellevar.

Con muchísimo esfuerzo y ayuda de mi terapeuta había podido salir adelante y aprendido a llevar mi vida lo más controlada posible. Mas, ahora que volvía a experimentar un caso como este, le daba rienda suelta a la curiosidad y permanecer aquí hasta que algo me convenciera de que ya no tenía nada más que hacer.

Fragmentos del Olvido (+18 Explicito )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora