Capítulo 10

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"Entonces me abraza, y no hay lugar en el mundo en el que me pueda sentir más seguro".       Luis García~


Odette

—¿No crees que Seth exagera mucho?

Neil despega la vista de su computadora para mirarme después de hablarle y sonríe con un atisbo de risa provocada por lo ridícula que debo verme ahora.

—¡No te rías! —alego un poco avergonzada, tratando de arreglar a ciegas la estúpida peluca de pelos sintéticos en mi cabeza.

El rubio al frente mio pone la mesa corrediza a un lado y se pone de pie con las manos en alto en son de inocencia, disponiéndose a acercarse a mi persona. Pero la sonrisa burlona no sale de su rostro.

—No creo que Seth sea exagerado. Es que lo es. —dice, acomodando el desastre que tengo en la cabeza.

Me cruzo de brazos, dejándome hacer.

—Un gorro habría sido más que suficiente. Esta cosa me pica horrores.

—Lo siento, Odi. —hace una mueca de verdadero lamento y deja de hacer lo suyo, observándome. —De haber sabido esta estupidez habría traído uno para ti.

Todo oxigeno de mis pulmones es expulsado por un largo suspiro de resignación. Escuchar el derivado que Neil me ha puesto siempre me tranquiliza hasta en cosas pequeñas de frustración y, ahora la picazón de una absurda peluca pasaba al olvido.

Me recordé que esto lo hacia sobre todo por él.

Las cámaras del hospital llegaban hasta los pasillos y salas de estar, por lo que Seth se había encargado de conseguir un permiso para borrar todo video que saliera sobre mi llegada a este lugar y ocultar mi estadía en caso de que mis adversarios se les ocurriera buscarme en los hospitales.

Para que mi identidad continuara incógnita, el detective Mackenzie había tenido la grandiosa idea de disfrazarme por cualquier eventualidad. Nunca se sabia si ellos llegarían justo el día en que estaba siendo dada de alta y me vieran salir con Neil.

Claro, me abatía en sobremanera que supieran de él y haría lo que fuese por su seguridad pero nunca me imagine lo que elegiría. Al menos la ropa estaba bien; ropa deportiva negra, una chaqueta de pluma verde militar y zapatillas blancas. La famosa peluca era de un color negro, de hebras lisas y notablemente falsa por el brillo del sintético.

Al menos esperaba que desde lejos se viera más natural.

—Veo que ya estas lista para irte.—la voz gruesa y rasposa del doctor a mis espaldas me hace girar para encararlo. Su vista se levanta de la tablilla con papeles que siempre trae en las manos y termina de escribir para finalmente ponerme atención.—Bien, ya sabes más o menos todo acerca de tu caso y las secuelas que probablemente puedas presentar. Te he dejado unos medicamentos en caso de migrañas y suplementos vitaminicos que debes tomar sin falta. La perdida de sangre que sufriste te ha provocado una anemia aguda y algunos déficit de vitaminas que, con constancia en tus suplementos y una alimentación balanceada estarás bien.—extiende los papeles de la tablilla (seguramente recetas y la dada de alta) y Neil rápidamente los recibe.—Esto seria todo. Ya puedes irte a casa, Odette. Te deseo toda la suerte del mundo.

Y la del universo entero.

—Muchas gracias, Doctor Murray.—Neil estrecha su mano y, algo conmocionada y torpe, imito su acción.

Un gesto incomodo se instala en mi rostro por la repetida frase en mi cabeza... "irte a casa". Este tiempo intente con ahínco dejar todos mis tormentos a un lado. De forma contraria no podría avanzar en mi salud mental y consiguiente, mi memoria tendría menos probabilidades de volver. Pero al escuchar palabra como "hogar", "casa", "familia", desencadenaba sentimientos de soledad, oscilación, y la falta visible de afecto.

Fragmentos del Olvido (+18 Explicito )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora