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Octubre, 24 del 2011:
Sur de Francia.

Kol sostuvo la mirada a lo lejos de la orilla.

Aburrido sostuvo el escarbadientes entre sus labios y luego paseó su mirada sobre Finn y Madison.

Su hermano ató el bote sobre el punto ciego del monasterio.

Y ahora supo porque era un punto ciego, retrajo su nariz en una mueca de desagrado. El olor de las heces desechadas era suficiente para ahuyentar a cualquiera con una nariz afinada como la de ellos.

Sopesó las diferentes motivaciones necesarias para pensar que esto es realmente ineludible.

–¿Y si es una trampa?– Espeta, sacudiendo la suela de su bota llena de mierda.

Finn se detiene un par de pasos, sosteniendo la brújula con magia. Apuntando con entusiasmo un norte imaginario.

Voltea a verlo con desespero.
–Siempre puedes volver, Kol.– Maldice entre dientes, volteando hasta Madison quién ignora la extraña tensión violenta entre ambos.

–Imaginate, desaparece por días. Deja convenientemente esta extraña brújula encantada que solo nos guía hasta ella. Pasa los últimos días con los De Martel: enemigos proclamados del apellido Mikaelson y, ahora, estúpidamente está sellada en este extraño convento–

–Monasterio.– Corrige la bruja.

–Lo que sea. Aislado del puto mundo donde de manera más que conveniente está también la chiflada, ex de Nicklaus. ¿No es todo tan extraño hasta para ti?. Admitelo; ¿por qué la traerían hasta aquí corriendo el peligro de exponer a la loca?.–

–Rebekah nunca hace las cosas sin un motivo específico. Y si se dejó atrapar fácilmente por el Strix; debe ser porque aguarda un motivo entre manos. No la subestimes.– Murmura mirando entre las diferentes piedras, tratando de hallar la correcta para cruzar el muro. –Nuestra hermana no nos traicionaría. He vislumbrado la visión de Ariane.– Explica con minuciosidad. Tratando de no perder la paciencia.

–¿La misma bruja del Strix qué Rebekah trajo a la mansión?. Wow. – junta sus manos en un golpe y dice las siguientes palabras, inyectadas en sarcasmo: —Que tranquilizador.—

Finn, de manera sorprendente y pacífica, reúne toda la paciencia de siglos en un cúmulo de una sola vez.

–Es por aquí.– Apuntando al ala oeste del recinto. Ignorandolo por completo.

Una piedra lo suficientemente compacta y rugosa atrae su atención: inclinada sesenta grados sobre la pared, pero con altura y consistencia suficiente para aguantar a el trío.

Madison y Finn se miran preocupados esta vez.

Según sus cálculos, detrás del muro del que están parados había un extenso patio que fácilmente estaría rodeado de al menos treinta vampiros y brujas.

Sin oportunidad de ingresar sin llamar la atención y provocar un levantamiento bastante llamativo.

Rodear la isla tampoco era una opción, considerando que a excepción de dónde estaban: el recinto estaba naturalmente rodeado de agua. Incluso donde estaban, por la noche quedaría cubierto de agua.

El mayor niega con la cabeza, considerandolo.

–No hay otra opción.– Voltea verlos. –Seré la carnada. Ingresaré y atraeré la atención de tantos como pueda y ustedes irán por detrás. Kol, protege a Madison y rescaten a Rebekah. Mataré a todos aquellos que se interpongan en sus caminos.– Anuncia.

Kol lo mira arrugando el ceño. Y la bruja lo considera.

–De ninguna forma te llevarás toda la diversión.– Protesta Kol.

𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻 𝒀𝑶𝑼| Rebekah Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora