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Octubre, 22 del 2011;
Australia.

Finn había vuelto del engorroso viaje de autodescubrimiento en el continente vecino. Las cosas eran tan distintas de lo que recordaba. Sin embargo, tan lejanas.

Empezaba a creer que esto de volver a a estar despierto después de tantos años no era lo mismo que preguntarse si seguía lucido.

-Nada. Ni la sola sombra. No puedo hacer más movimientos sobre mis hombres, ya estamos en el ojo de todos nuestros enemigos últimamente.- Kol revela frustrado.

Pasaron ocho días desde la última vez que se comunicaron con Rebekah. Decir que ambos recurrieron a todos sus recursos, era poco. Y ambos se mantenían conscientes de que alertaban a sus enemigos.

Kol había vuelto recientemente de Europa y sus hombres de América comenzaron a movilizarse, a su vez, tratando de no llamar la atención. Klaus era un maldito cuando se obsesionaba con algo o alguien.

Sus días eran relativamente movidos pero no podían hacer más. Era como si Rebekah misma no quisiera que la encontraran, pero algo en ello le daba una mala sensación a Finn. Sí, su hermana había estado actuando esquiva y se salía con la suya más de lo que ambos podían tolerar. Pero no cree que cortar comunicación de un día para otro con ellos sea una buena idea.

Empezando con Kol y su actual aversión para con la ex protegida de los De Martel y nuevo juguete de Rebekah.
Sabía que Kol la había amenazado con desaparecer a Ariane De Martell si Rebekah no aparecía en un máximo de tres días.

Siendo disuadido al cuarto de hora del cuarto día por Madison, la protegida y aprendiz de Kol. Su hermano realmente estaba decidido a acabar con la existencia de aquella mujer.

Finn también tuvo el placer de conocer a ambas. No tenía mucho que resaltar de Ariane. Era poderosa, bella y obstinada, pero también cabía resaltar que era una dama de actitud hostil, mirada hosca e irritada.

Había ese algo lúgubre a su alrededor que sí no tenías las agallas suficientes estarías intimidado al respecto.

Madison, por otro lado, era todo lo contrario, era elocuente y delicada en cada acción. Desafortunadamente, una belleza así estaba completamente dedicada a servir a su hermano.

Tal vez aquello debía arrojar algo de leña al fuego con respecto a Ariane De Martell y su completo desagrado a los hijos de Mikael.

Finn observa detrás de su hermano y Kol sigue su mirada.

Enarca una ceja.
-¿Buscas a alguien, hermano?- Evoca su siempre tono irónico.

Finn no se toma las molestias en este punto.

-Es extraño que tu... discípulo no se encuentre a tu par.— Modula lentamente cambiando la página del grimorio en su regazo.

El contrario se encoge de hombros.

-Ariane ha estado siendo desagradable últimamente, creí que un poco de tiempo a solas con mi querida Madison le sacaría el agrio a su pastelito.– Dice como si estuviera hablando del clima y no estuviera siendo totalmente nefasto.

Ambos caen en un nuevo silencio, la habitación pasa a segundo plano. Tan solo Finn, humedeciendo la punta de sus dedos antes de pegarlo a la esquina superior derecha de la página y pasarlo a un lado.

El sonido agudo del papel viejo, rosando entre sí, pasando página, llena los oídos de Kol en una sinfonía qué lo mantiene concentrado en su hermano y sus envolventes movimientos.

Ni siquiera sabe si es realmente consciente de la naturaleza de su apariencia. Su cabello castaño largo en el flequillo, cae a un lado de su rostro, proyectando la sombra de la fina cortina de cabellos. Sus dedos son elegantes y persuasivos al elevarse. Contrastando con su pose varonil y suelta en el sofá.

𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻 𝒀𝑶𝑼| Rebekah Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora