008

109 20 0
                                    

La noche estrellada se ve un poco opacada por las brillantes luces de los puestos mercantes en la bahía.

La brisa marina revuelve levemente el cabello de Rebekah.

Lleva distraída el borde del vaso a sus labios. Su espalda apoyada en el brazo del simple sillón de mimbre y sus pies  hallandose cómodamente en el regazo de Finn.

Un dedo distraído sobaba suavemente el surco de su hueso.

Su mente se permite divagar en la singular, pero pacífica noche.

Simplemente todo parecía cambiar en este punto. Y estaba más que ansiosa por explorar los inexplicables y desconocidos confines de este nuevo nexo.

De soslayo puede ver a Kol. Desparramado en su propia silla, su brazo derecho doblado en un incómodo ángulo, ubicando el vaso cerca de su mejilla y un libro en su regazo: el francés saliendo de sus labios tan fácil que lo confundirías con su lengua nativa; una maravilla.

Finn parece embelesado oyendolo sin comprender.

Extrañó a sus hermanos... Dividida entre el presente y el saber del futuro.

Ciertamente hay un largo recorrido entre los tres. Demasiados escenarios y dolorosas heridas del pasado por sanar de forma individual y en conjunto.

Finn, Kol y ella misma son considerados extraños; unidos delgadamente por la aleatoridad de sangre. Algo tan fuerte y único que, debido a los eventos pasados, no necesariamente aseguraban la unión de forma más que significativa.

Estaban en el proceso de algo tan cliché como unirse, sanar y fortalecerse.

Y realmente espera poder llegar a experimentar al Kol del futuro qué vio: probablemente el original más sensato, con una resiliencia admirable cabe destacar.

No todo ello había sido completamente mérito de Kol, hay una buena razón llamada Davina Claire para ello. Pero quiere creer que su hermano puede lograrlo por si solo: por supuesto, con ellos allí.

Los dos hermanos han estado discutiendo en voz baja, y la tensión en el aire es palpable. Lo que atrae su atención de las mansas masas de agua.

Su hermano mayor la mira también. Una mirada afable a su mirada confusa.

Kol interviene: —¿Nos vas a contar qué diablos pasa, o vamos a seguir siendo los últimos en saber?—

Rebekah lo mira con severidad, pero su tono es controlado.

—Estaba preparando algo importante. No tienen que preocuparse por cada pequeño movimiento que hago.— Dice con la esperanza de que lo dejen en paz. Pero, al igual que remar contracorriente, es inútil.

Finn, se adelanta antes de que Kol hable.

—Rebekah, no somos tontos. Sabemos que estás tramando algo grande, y no es de nuestro agrado que nos mantengas al margen. No somos simples peones para que nos llames cuando te convenga.— La mira fijamente.

Siente una punzada de culpa, sus labios se abren para explicarse rápidamente, pero las palabras no salen.

—No es eso. No quiero que piensen que los estoy subestimando. Pero esto es... complicado. Y muy peligroso.—

Kol, se cruza de brazos, su tono sarcástico, pero sus ojos brillan con una mezcla de preocupación y desafío;
—Ah, ahí está la palabra mágica: peligroso. ¿Y nos dejaste fuera porque...? ¿Querías salvarnos? Porque si es así, es una excusa bastante pobre, Bekah.—

Rebekah niega y abandona su posición para sentarse recta en un rincón, la altivez llega como una defensiva.

Kol no se detiene, alimentado por la mirada impaciente y reticente en Rebekah

𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻 𝒀𝑶𝑼| Rebekah Mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora