Capítulo 5

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Catnes.

— Déjeme ver si lo entiendo, ¿Según usted lo robó un fantasma? — Digo incrédulo.

— Eso parece, porque mi cámara último modelo no capturó nada. — Explica el señor afligido.

— Querido déjame solucionar esto. — Le interrumpe su esposa. — Quiero respuestas y las necesito ahora. — Exige.

¿Y esta quién se ha creído?

— Pues le tengo malas noticias, su cámara ÚLTIMO modelo no capturó al ladrón, sus TRABAJADORES no vieron nada inusual y usted fue INCAPAZ de supervisar sus joyas — Respondo tajante. — Si usted se va a dirigir a mi persona, le sugiero que sea con respeto.

Dicho aquello, me marcho dejándola con la palabra en la boca.

El tener una joyería no le da el derecho de hablarme como si yo fuera menos, es más, me atrevo a decir que tenemos la misma cantidad de dinero en nuestras cuentas bancarias. Y no por eso hago sentir inferior al resto.

— Jefe, creo que conseguimos una pista. — Anuncia Nexi la cual viene acompañada de mi mejor amigo Austin.

— ¿Qué tienes? — Pregunto.

— Esta joya es un zafiro, tiene una pequeña huella, la encontramos a un costado de su vidriera, seguramente se les cayó. — Me enseña el objeto, el cual está en una bolsa plástica. Y si, era cierto, podía verse a la perfección.

— La quiero lo más rápido posible en el laboratorio. — Esta asiente y sale deprisa de la joyería.

No había tiempo que perder, ya con esta sería la quinta joyería robada. No podía permitir que esto siguiera pasando.

— Esto parece un callejón sin salida. — Suspira mi amigo.

— No lo dudo, pero no me daré por vencido.

— Eso lo sé, sueles ser muy cabezota— Ríe por lo bajo. Niego divertido.

Observo a mí alrededor, teníamos un escuadrón completo de policías preparados para cualquier situación, buscando hasta la más pequeña pista del gran joyero.

— El grupo tres hará guardia acá en la joyería — Anunció por el comunicador — El resto los quiero en las unidades.

Al decir aquello todos salieron de lugar y solo se quedaron los nombrados, me acerco hasta la poco amable.

— Ellos serán los encargados de velar por su seguridad y la de su patrimonio, estaremos atentos a cada llamada. — Le aviso y esta asiente.

Ya con todo claro me dispongo a salir de aquel lugar, Austin ya me esperaba en el coche.

Sin mucho que decir me senté del lado del piloto y comencé la ruta hasta la estación de policía.

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Un enorme papeleo se ubicaba en mi escritorio, informes, evidencias, carpetas de criminales, denuncias y demás se apilaban en aquel lugar.

Solía leerlos rápido o por lo menos los ubicaba del más importante al menos.

Aunque últimamente mi ojo estaba puesto en los robos a las joyerías.

Un mes lleno de puros desastres; diamantes, zafiros. Fueron hurtadas de la manera más limpia posible.

No había evidencias, ni nada que nos llevara al encargado de dicho robo. Y eso me volvía loco.

Entre JoyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora