Capítulo 10.

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Mis pies se dirigieron a la mesa a conveniencia del agente, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Se supone que ese sujeto estaba en la cárcel por los robos cometidos a la empresa y nuestros clientes hace un par de meses.

Estaba sentado, bebiendo, sonriendo y con un buen semblante. ¿No le habían dado cuatro años de cárcel?

Catnes observó mi impresión y como veía fijamente a la mesa en dónde ellos se encontraban.

El de la derecha es Derek Patrick, trabajó en Walmint Contador pero fue despedido hace unos meses por robo y fraude a la empresa, y por si fuera poco al cliente más grande que tenemos — Explico la situación. 

— ¿Y no lo denunciaron? — Pregunta el agente.

— Se supone que le dieron cuatro años de prisión, pero aquí está — Respondo sin creerlo.

Esto cada vez era más confuso.

Escapó hace dos meses de prisión, no se sabe el motivo pero el mismo día murieron tres prisioneros y escaparon unos cinco — Escuchamos a Austin por el comunicador.

— ¿Hay manera de saber de lo que hablan? — Pregunta Catnes.

— Si hay manera dame un minuto — Se escuchaban el sonido de las teclas por el comunicador.

Un mesero se acercó sutilmente a nosotros con una gran sonrisa en mi dirección.

— Buenas noches ¿Qué les gustaría beber? — Pregunta. Mi vista se dirigió a Catnes.

Yo no estaba pensando en tomar, pero supongo que sería parte del plan. Aunque siendo honesta no recuerdo la última vez que bebí alcohol.

— Dos vasos de whisky — Responde el agente. Sin embargo el sujeto me observa.

— ¿Y la señorita qué desea?

— Dos vasos de whisky — Responde nuevamente Catnes un poco malhumorado. Asombrado abre sus ojos.

¿Cuatro vasos de whisky?

— ¿Qué te sorprende? Simplemente trae dos vasos de whisky, al menos que quieras escoger lo que beberemos. — Articuló molesto.

— No era mi intención molestarlo, ya lo traigo señor — Dicho aquello se retiró dejándonos nuevamente solos.

— Eres muy antipático, tienes que bajarle al malhumor — Sugiero.

— Te recuerdo que estamos trabajando, tus necesidades no son prioridad para mi — Aclaró más tranquilo, mientras apretaba mi mano en la mesa.

Una nueva corriente recorrió mi cuerpo ¿Por qué razón?

Pasado tres minutos comenzamos a escuchar las voces de Vanessa y Derek junto al otro hombre en nuestro comunicador — Estamos escuchando.

— Perfecto, escuchemos.

— Ya no tenemos tiempo Derek, tienes que conseguirlo como sea — Reprende Vanessa.

— Claro como si fuera tan fácil, tú solo tienes que abrir las piernas y hacer el trabajo sencillo — Responde sarcástico.

Un golpe seco a la mesa se escuchó, nuestra mirada se dirigió al lugar en donde ellos estaban. Se notaban molestos.

– ¿¡Cómo te atreves a decirme eso!? — Exclama iracunda.

– No digo nada que no sea cierto, ¿O sí? ¿Qué opinas tu Javik?

Se escuchó un breve silencio.

— Me parece que están siendo inmaduros, ¿A caso no ven hasta dónde ha llegado todo esto? Y ustedes discutiendo si ella abre las piernas o él no hace su trabajo bien. — Por primera vez logramos escuchar al tercero del grupo. Era un hombre de alrededor 45 años, a simple vista se veía de estatura baja, piel blanca y ojos azulados a juego con su traje. — Necesitamos más dinero, todo depende de ti Derek.

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