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Itadori, lugar: Bosque a las afueras de Shibuya.
Tiempo: Presente.

Nunca podrá olvidar esa noche, hizo la cosa más estúpida e importante de su vida: Comió el dedo de una maldición milenaria, Ryōmen Sukuna el Rey de las maldiciones.

Ese día se hallaba con sus amigos en la escuela haciendo “experimentos” con un tablero de espiritismo, solo dirá que no fue su idea, su amiga pese a su apariencia inocente a veces la impulsa a hacer ese tipo de cosas espeluznantes, todo cambió cuando esas criaturas aparecieron e intentaron acabar con ellos.

“—Ruri... —llamó en un hilo de voz la joven asustada a tal punto de ni siquiera poder largar lágrimas.

Ruri escuchó a su amiga suplicar escondida, una criatura se dirigió hacia ella de manera amenazante, Itadori no lo pensó más de una vez y se abalanzó para detenerlo, más bien retenerlo hasta que Ozawa pueda correr lejos.

«No te dejaré, Ozawa», la criatura sujetó su cuerpo, iba a ser exprimida hasta la muerte cuando volvió a aparecer ese tipo raro Megumi, quien parecía tener peores problemas, pues una criatura mucho más feroz lo perseguía.

—¡Ustedes! —gritó Megumi.

Megumi Fushiguro, el tipo raro que conoció esa tarde, ese que hacía preguntas extrañas, parecía un loco y lo tomaron como tal en ese momento, ahora no lo parece tanto. Megumi liberó a Itadori, y le ordenó que hui, lo haría sin embargo la criatura gigante de piel verdosa y dientes enormes arremetió a Megumi con unos fuertes brazos los cuales usaba cual martillos.

Normalmente no piensa las cosas antes de hacerlas, está vez no fue la excepción, brincó y tomó el cabello de la criatura la cual se agitaba de un lado a otro, distrayendola hasta que Megumi pudiera levantarse.

—¡¿Por qué no tomas a tus dos amigos y huyes?! —gritó desesperado Megumi —. ¡Solo una maldición exorcisa a otra!, ¡no puedes ganar!

«Cómo puedes decirme eso cuando estás a punto de morir».

—También estás en problemas, si me fuera a casa tendría pesadillas —logró responder mientras caía en un complicado salto —. Además...

“Ayuda a los demás”, la voz de su abuelo resonó en su cabeza.

—Yo también tengo mi única y propia maldición —concluyó posicionandose entre la criatura y Megumi.

La criatura la hizo volar de un manotazo, en el aire también voló esa cosa que Megumi decí seguir, cuando estuvo apunto de agarrarla, la criatura la sujetó con esas enormes manos y apretó.

«¿Por qué todos intentan exprimirme como un limón?». Abrió la boca logró atrapar el objeto de la punta.

—¡Idiota, dame eso o te va a comer! —Megumi por fin se levantó.

Efectivamente, la criatura llevó a Itadori hacia sus dientes, la estaban por devorar.

«¿Y esto se come? Sabe bien», pensó viendo el dedo que colgaba de su boca mientras con sus piernas frenaba a la criatura para no ser dovorada.

—Existe una manera de salvarlos a todos, necesito energía maldita, ¿no, Fushiguro? —Hizo volar el dedo por los aires.

—No lo hagas —advirtió Megumi —. ¡No lo hagas!

«El dedo de Ryōmen Sukuna es de categoría especial, es como veneno, morirá», se dijo a sí mismo Megumi Fushiguro, no tardó en echarse la culpa ante tal vista, la joven que había conocido aquella tarde dejó de moverse apenas tragó el objeto de categoría especial, «pero... hay una posibilidad, una entre un millón», Megumi Fushiguro estaba por presenciar algo extraordinario”.

Luego de cometer tal estupidez Itadori Ruri no recuerda mucho, de por sí sus recuerdos están fragmentados luego del incidente en Shibuya, sabe quién es y lo que tiene que hacer, pero siente que su cabeza no está en orden, a veces se queda como ahora, mirando a la nada mientras repasa lo que la llevó hasta ese lugar.

«Megumi...», es una de las personas de quien tiene más recuerdos, no siente que sean tan cercanos, tal vez es culpa, la maldición que ella liberó ese día tomó posesión de Megumi Fushiguro y mató a su propia hermana con sus manos, ¿qué pensará Megumi cuando vuelva?
Para Itadori no vale la pena pensar en lo que pudo haber sido, solo repasa sus recuerdos inconcientemente, lo único que le importa es dirigirse al centro de todo el caos y matar a esa cosa llamada su padre, o madre, no lo comprende bien.

—Hermana —llamó una vos pesada a su lado, Itadori volteó saliendo de sus recuerdos.

“Hermana”, eso le recordó a otra persona, Todou, Aoi Todou, la última vez que lo vio reapareció para ayudarle con Mahito. «¿También habrá muerto?».

—Hermana —repitió el hombre a su lado, de nuevo esa palabra como una maldición recordándole a Todou.

Este es su hermano de alguna forma retorcida que no termina de comprender, en lo personal no le molesta que este semi-demonio la persiga con tanta devoción, al principio creyó que era una trampa, pero él no hizo nada en su contra o intentó detener su venganza.

Ahora mismo se encuentran alejados de la cuidad, a la orilla de un arroyo y ese supuesto hermano mayor le ofrecía una fruta la cual Itadori agarró.

—Gracias —habló, su voz es rasposa, estuvo inconciente mucho tiempo luego del incidente de Shibuya —, hermano —soltó con algo de extrañeza, estás palabras dichas de la forma que sea ponen muy feliz a Choso.

Choso sonrió ligeramente, es decir, Itadori sí entendió su extraña explicación del porque son hermanos, pero no comprende a esa semi-persona en sí, por más de ser hermanos eso no quita el hecho de que Itadori participó en la muerte de sus otros hermanos y hasta intentó matar al mismo Choso.
“Eres lo único que me queda”, le había dicho en Shibuya, desde entonces la ha perseguido como un fiel guardián.

—Es hora de seguir —dijo Itadori, no lo ordenó, si su hermano no quiere seguir su paso por ella está bien, después de todo se dirige a matar al progenitor de ambos, quizás Choso también le guarda algún cariño a ese monstruo.

—Sigamos —respondió Choso sin problema.

Itadori sonrió levemente, tal vez tener a ese tipo con ideas raras detrás suyo todo el tiempo en realidad es una ayuda que le envío el universo y no un castigo, un hermano murió en Shibuya pero otro llegó a hacerle compañía en las ruinas.

Viajando al pasado (ItadorixSatoruGojo-Female Itadori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora