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Había pasado casi tres años desde la celebración de su boda, y estaban listos para dar el segundo paso, formar una familia. Fueron meses de un largo proceso de adopción, varios trámites y platicas con trabajadores sociales.
Se presentaron varios obstáculos, sobre todo por el hecho de ser dos hombres betas los que iban a adoptar, pero a pesar de esto no se iban a rendir fácilmente, no desde que conocieron a Nala, una pequeña niña de cuatro años. Siempre que podían Cristiano y el iban a visitarla, era difícil ver a la bebé llorar cuando ambos tenían que irse.

Durante la lesión de Javier sus principales motivaciones eran su esposo y la pequeña Nala, al tener tanto tiempo libre aprovechaba para visitarla, se habían encariñado el uno con el otro.
Una tarde ambos estaban jugando pero Javier ya se tenía que ir. La cargo para despedirse, pero ella no quería que se fuera.
—No te vayas, llévame contigo —decía mientras comenzaba a llorar.
—No llores princesa, pronto venderás conmigo —la abrazaba para intentar calmar su llanto, le dolía verla así. Esto hizo que quisiera acelerar los trámites de adopción.

Esa misma noche habló con Cristiano, le contó lo que había pasado con Nala.
—Ya no quiero esperar más —no estaba dispuesto a seguir perdiendo el tiempo. Por otro lado su pareja trataba de tranquilizarlo, buscando una manera para hacerlo sentir mejor.
—Hablaré con los abogados, tal vez exista una forma de acelerar la adopción, pero tambien debemos de ser pacientes.
—Si lo sé, solo que hemos estado en lista de espera por meses, y cada vez que conseguimos una cita es cancelada. —sabía que la respuesta anterior no había convencido por completo a su pareja, así que pensó en una mejor idea.
—¿Qué tal si mañana salimos con Nala? Puedo hablar con la directora del orfanato.
—¿En serio, harías eso?
—Claro, será divertido.

Al día siguiente los tres se encontraban en una feria cercana, Nala estaba emocionada corriendo de un lado al otro, con un gran algodon de azúcar en la mano y con un peluche de pato en la otra.
—Un caballo, ¿puedo subirme? —señaló la atracción, mientras veía al animal con una gran ilusión. Los dos adultos accedieron —¿Puedes ir conmigo?
—Vamos nena. —dieron un pequeño paseo, Ronaldo iba tras ellos mientras tomaba fotos.
Se hacía tarde y muy pronto tenían que regresar, iban en el auto platicando.
—El día de hoy fui increíble, me encantó el helado e ir a todos esos juegos.
—Me alegró de eso pequeña. —ver la cara de felicidad de Nala, fue uno de los mejores momentos para Cristiano, realmente haría todo para que ella estuviera bien.

Los meses fueron pasando, habían asistido a varias audiencias, presentando pruebas y testigos para que aprobarán la adopción, hasta que por fin les llegó la notificación de que la solicitud había sido aceptada. Esa mañana fueron por Nala, al llegar la vieron sentada en una silla, balanceaba sus pies mientras tarareaba una canción a su lado llevaba una pequeña maleta. Al verlos la niña brincó de su asiento y fue corriendo hacia ellos.
—¿Estás lista pequeña? —Javier le dio la mano para llevarla al auto.

—Bienvenida a casa, ¿Quieres conocer tu nueva habitación? —Cristiano le preguntó, ella asintió con emoción y ambos la guiaron a su cuarto. Cuando entró miró maravillada a todos lados.
—Me encanta —todo estaba a su gusto, las paredes rosas con flores, una cama estilo princesa, juguetes, peluches acomodados en un estante y un armario con algunos atuendos. Entre ellos había un tutu, que rápidamente sacó. —¿Puedo usarlo?
—Si linda, es tuyo. —contestó Hernández, Nala giraba para lucir su ropa.
—Gracias —saltó a los brazos de la pareja, ellos correspondieron el abrazo, y así iniciaron sus vidas como familia.
(...)

Guillermo tenía que hablar de algo importante con Lionel, algo que no podía decirlo en videollamada, como era costumbre fue por el al aeropuerto, durante el camino conversaron pero notaba que Memo no le ponía atención.
—¿Me estás escuchando?
—Lo siento, estaba distraído ¿qué decías?
—Olvídalo, no era importante —se notaba su tono disgustado, así que prefirieron seguir su camino en silencio.
Cuando llegaron el teléfono de Guillermo sonó.
—Es Guardado ¿Te molesta si contestó?
—Adelanté —salió de la habitación para contestar, cosa que a su acompañante le extraño un poco asi que decidió escuchar lo que decían.

—Mañana, no estoy listo para decírselo ahora, aún tengo miedo de como pueda reaccionar. —no podía creer lo que estaba diciendo.  
—Estoy seguro, voy a extrañarlo pero hay cosas más importantes, esperó que en algún futuro pueda volver, será por poco tiempo. Te contaré después, por ahora tengo que cortar, adiós. —estaba desilusionado por lo que había escuchado, sintió como si todo su mundo se desmoronaba.

Se sorprendido al verlo recargado en la puerta.
—¿Me estabas espiando?
—¿Qué es eso importante que me tenias que decir? —el argentino ignoró su pregunta, su enojó era evidente.
—No quería que te enteraras así.
—Muy tarde, así que dímelo.
—Quería hacerlo de otro modo.

Recientemente se había asociado para crear un vino a su nombre, un negocio que estaba resultando bastante bien, se alegraba de esto, un ingreso extra no le venía mal. Sobre todo por qué últimamente tenía algo en mente, algo que le cambiaría la vida en varios aspectos, lo venía planeado desde hace unas semanas, estaba entusiasmado para que llegará el día en decírselo a Lionel, aunque también debía de admitir que estaba algo nervioso.

—Quería hacerlo de otro modo.
—Sabes que olvídalo, no debí de haber venido.
—Déjame explicarte —iba tras el para evitar que se fuera.
—No quiero escucharte. —continuó siguiéndolo hasta que una llamada interrumpió, lo ignoró pero era tanto la insistencia que contestó.
—¿Ya se lo dijiste?
—No es buen momento Ana.
—Solo quería saber, ¿aceptó? o ¿se lo dirás mañana?
—No puedo hablar ahora, luego te llamó —colgó la llamada. Volteó por todos lados pero no lo encontraba, trató de llamarlo pero tampoco contestaba. Le envió mensajes pero fueron ignorados.
"Por favor, necesitamos hablar"
"Quiero aclarar las cosas"
"Entenderé si no aceptas, pero dejame explicarte"

Los mensajes no fueron contestados hasta un día después, Lionel aceptaba que actuó por puro impulso y aunque no quería escucharlo tenía que hacerlo, es cuando decidió contestar.
"Iré por la tarde"
Por otro lado Guillermo trataba de entender lo que había sucediendo el día anterior, se sentía decepcionado, pero al menos tendrían la oportunidad de resolver las cosas.

—¿Ya llegó verdad? ¿Cuando se lo piensas decir?
—Mañana, no estoy listo para decírselo ahora, aún tengo miedo de como pueda reaccionar.
—¿De que te preocupas? El te ama, no creó que sea de esos alfas que se negaría por cuestión de orgullo o algo así. Pero ¿estás seguro de dejar el fútbol?
—Estoy seguro, voy a extrañarlo pero hay cosas más importantes, esperó que en algún futuro pueda volver, será por poco tiempo. Te contaré después, por ahora tengo que cortar, adiós.

Era un poco más tarde de lo que habían acordado cuando llego. Lo invitó a pasar, el ambiente era algo tenso eh incluso incómodo. El mexicano fue el primero en hablar.
—Se que ayer actúe de una forma
extraña —tomó aire antes de continuar —Y no quiero que esto termine por un mal entendido, entenderé y respetaré tu decisión después de esto. Es solo que hemos estado juntos por un tiempo y cada vez que voy o vienes a visitarme... Cuando nos separamos... es más difícil, es por eso que lo eh pensado estos últimos meses y me di cuenta que ya no me quiero separar de ti, es por eso que quiero preguntarte. ¿Quieres casarte conmigo?

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