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me encontraba sentada esperando a que me trajeran comida para probar para el plato principal del casamiento, me encantaba estar en todos los detalles pero al mismo tiempo me agotaba

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me encontraba sentada esperando a que me trajeran comida para probar para el plato principal del casamiento, me encantaba estar en todos los detalles pero al mismo tiempo me agotaba. era una realidad que la mujer se encargaba de todo, no había visto a luciano interesado en nada más allá de que música iba a sonar en la fiesta. un poco me estresaba.

¿para que mentir y decir un poco? me estresaba demasiado, más de lo que demostraba.

había vuelto del viaje de negocios pero aquello no hacia que estuviera presente en momentos como este, los cuales yo creía que eran escenciales para unir aún más a una pareja momentos antes del día especial. con esto tan solo lograba demostrarme que el día iba a ser especial solamente para mi.

justo a la llegada de uno de los platos mi celular comenzó a sonar, indicandome que me estaban llamando, particularmente no era mi futuro esposo, era aquel vecino argentino que en tan poco tiempo se había vuelto alguien un poco influyente en mi vida.

— ¿juli? ¿pasó algo? — pregunté un poco extrañada para luego sonreirle al mesero en señal de agradecimiento, no era común recibir llamados suyos, más bien era hasta incluso extraño enviarnos mensajes, eramos siempre de hablar cuando nos encontrábamos en los pasillos del edificio, en una de esas tantas charlas fue como intercambianos números

— ¿no te puedo llamar, galita? — preguntó sin responderme, me gustaba que me llamara de esa forma, era un apodo muy común pero que nadie de mi entorno lo utilizaba, por alguna razón todos se quedaban con el famoso "gali" y me gustaba que él, en cierta forma, sea distinto

— si, obvio que podes, solo que es raro, ni por mensaje me hablas pero si me llamas

— voy a empezar a mandarte mensajes y te vas a hartar de mi eh

imposible que me hartara de él, por alguna razón su presencia me gustaba aún más que otras. no había podido tener la oportunidad de conocer a otras personas en inglaterra pero con él parecia bastarme.

— dale gil, decime que queres — dije removiendo la comida en mi plato, parecía que aquella había pasado a un segundo plano

— queria saber si estabas libre, no tengo entrenamiento por la tarde porque mañana juego y quería que merendemos juntos, extraño tu café — respondió generando que la pequeña sonrisa en mi rostro se ensanche, me hubiera encantado merendar con él

— ¿me llamaste por eso? toca la puerta del departamento boludo

— mira si me atendía tu prometido, creo que ahi mismo me dejaba sin descendencia

no pude evitar reirme en voz alta, era algo que podía suceder tranquilamente. más cuando luciano no tenía idea de que julian vivia en el mismo edificio, menos en el departamento de al lado, ni que yo había comenzado a formar una gran amistad con el cordobes. nada bueno saldria de todo aquello cuando él se enterase.

— no está, esta trabajando. a mi me hubiera encantado ir a merendar con vos pero tengo que probar comida para el plato principal del casamiento

— ¿sola? me jodes que se quedó trabajando gala, tendria que estar ahi con vos

— pensamos lo mismo juli pero no puedo hacer mucho, es su trabajo, siempre supe que no competía con eso

hablar del tema me ponia un poco triste, con el tiempo pense que aquello iba a cambiar, que el hecho de estar comprometidos podía incluso influir en su obsesión pero todo indicaba que no, que era algo a lo que me tendría que acostumbrar. algunos tenían sus prioridades bien marcadas y luciano era una de esas personas, tan solo que yo no era ni por asomo su prioridad número uno.

— decime que mañana estas libre, nos podemos juntar después del partido, tengo ganas de verte

yo también tenía muchísimas ganas de verlo. que me dijera aquellas palabras me hacia sentir muy querida, algo que últimamente no pasaba.

en cierta forma encontraba en julian lo que no en luciano. bastante irónico a mi parecer porque a uno lo acababa de conocer y con el otro estaba comprometida.

— estoy libre ¿puedo ir a verte jugar? me gustaría mucho, de ahi nos podemos ir a cualquier lado, no se — dije un poco temerosa de aquella propuesta, llevaba un tiempo queriendo ir a verlo, no iba a entender mucho pero no importaba

— me encantaría galita, podemos ir a merendar después y te explico lo que no entendiste del partido

— perfecto ju, ya quiero que sea mañana

— es una cita

sabía que me estaba metiendo en algo muy poco irreal y que no era lo correcto, en mi cabeza tan solo continuaba diciendome que eramos solo amigos, que yo estaba a punto de casarme con el hombre que amaba. no me podia quebrantar ahora. no cuando literalmente había dejado mi país para seguirlo en este sueño, si lo dejaba no sabría cómo continuar.

regret me | julián alvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora