"No me dejes"

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- Sora ¿dónde estabas? - preguntaba el Alfa peligris al ver llegar a su esposa - ¿Y por qué estás llorando? ¿Acaso estuviste con esos cachorros nuevamente? - la Omega se lanzó a sus brazos llorando desconsoladamente - Sora, cariño, por favor, dímelo.

- Perdí a Satoru - decía entre sollozos - Perdí a mi hijo...

- Sora, ese niño NO es tu hijo - dijo el alfa molesto - Jamás debí permitir que siguieras visitándolos.

Sugawara Gojo era un Alfa conocido por su severidad y mal genio, pero su punto débil era su esposa, su amada omega y único amor.

Aunque su matrimonio fue desde un principio concertado, ambos tuvieron la suerte de ser destinados. A medida que el tiempo pasó se fueron conociendo y su amor fue madurando. El único problema era que, por más que lo intentaban, no podían concebir. A pesar de ello, Suga no se sentía presionado por su descendencia. Pero los años pasaron, 15 para ser exactos, y la Omega seguía sin quedar embarazada.

Hasta que un día, sin esperarlo, lo consiguieron. La pareja desbordaba de felicidad, prepararon todo para la llegada de cachorro. La omega tenía sumo cuidado tanto con su alimentación como con sus medicamentos para fortalecer al bebé. Lo habían hecho todo, pero no fue suficiente.

Al llegar los 7 meses, un intenso dolor la atacó, y para cuando lo notó, la fuente se había roto. La llevaron de inmediato a la clínica y le realizaron una cesárea de emergencia. Pero el cachorro no sobrevivió, y los padres quedaron devastados.

La omega fue la más afectada, al punto que debió tomar terapia al poco tiempo de haber sido dada de alta. Suga sentía el dolor de su esposa y le frustraba no hallar forma de consolarla. Un día incluso se llevó un gran susto, debido a que ésta desapareció de la nada, regresando después de varias horas con el rostro lleno de felicidad y un aura totalmente diferente.

Ella le comentó que había conocido a un cachorro hermoso, que se parecía mucho a su hijo. Suga no podía entender, pues ella le estaba hablando de un cachorro de 7 años, cuando su hijo apenas se había logrado nacer.

La Omega le contó que tenía pensado regresar al lugar para conocer más del pequeño, lo cual no fue del agrado del Alfa. Sin embargo, el ver el rostro de su amada sonreír nuevamente, hizo que lo convenciera de darle el permiso. Solo le advirtió una cosa:

- Prométeme que no te vas a encariñar con el cachorro, mucho menos pienses en adoptarlo. Si estás dispuesta a eso entonces te permitiré continuar visitándolo.

La Omega aceptó feliz, y por varios meses se dieron esas citas de juego en aquel parque. Pero ahora se habían terminado, debido a que el Omega se habría ofrecido a adoptar al cachorro, generando desconfianza en el hermano mayor. Los niños se alejarían para siempre de ella, y puesto que nunca le dijeron de dónde venían, ella no tenía cómo encontrarlos.

La tristeza volvió al semblante de Sora por 5 años más. Pero hoy, nuevamente, la oportunidad de volver a ver al cachorro que tanto ansiaba tener como hijo, volvió.

- Por favor, Suga, considéralo...

- ¡Por favor tú, Sora! - dijo el alfa, exasperado por la insistencia de su Omega - Cariño, ya hemos hablado de esto, y sabes que pienso de la adopción. Sobre todo ahora, sabiendo que ese chico ya ni siquiera es un cachorro. Ni tú ni yo sabemos que clase de persona es...

- Satoru es un excelente chico - intervino Yuuji de inmediato - Él es amable, considerado, responsable, trabajador, un excelente alumno, el mejor de su clase - se puso de pie y agregó mirando al Alfa - El que no seamos de su misma clase social no nos hace inferiores, sobre todo a Satoru. Sé bien que cuando crezca se convertirá en un gran Alfa.

Bajo la misma Luna 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora