"El lobo a la Luna"

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- Uhmm, veamos... Los colmillos han crecido por completo, su salivación es más controlada, su temperatura corporal también, y más importante, sus órganos reproductores ya están debidamente formados. Felicidades hijo. Eres un Alfa a toda ley.

Satoru sonreía emocionado, mientras que Yuuji, sentado a un costado, empalideció por completo.

Habían pasado dos años desde que inició su presentación y hoy, con 12 años cumplidos, ese proceso culminaba. Como adulto responsable, Yuuji se tenía que hacer cargo de él y llevarlo a consulta médica para poder confirmar su estado, pero sobretodo, recibir las precauciones que tomaría de hoy en adelante.

- Muy bien - dijo el médico - Como tu presentación ha culminado, significa que tu primer celo está cerca, así que te recetaré unos supresores en tabletas. Sin embargo, si sientes que no te hacen efecto, deberás colocártelas en inyección. Sé que suena raro debido a tu casta, pero es mejor que estos primeros años no tengas ningún tipo de actividad sexu4l, porque eso te haría caer en la promiscuidad.

- Pero, ¿qué tal si encuentro a mi Omega destinado? - dijo Satoru con firmeza - No habría problemas si inicio con él ¿Verdad?

- ¿Acaso ya lo encontraste, Satoru? - preguntó el médico con curiosidad.

- Puede ser - dijo lanzando una mirada a Yuuji, quién la respondió dándole un golpe en la nuca. Satoru solo se rió, sabía que el pelirrosa solo hacía eso cuando se enfadaba.

- Muy bien, muy bien - dijo el médico, divertido por aquella escena - Ahora ¿Te importaría dejarme solo con Yuuji para que pase su consulta?

- Claro que sí - dijo el albino con seriedad - Lo que tenga que decirle yo puedo escucharlo.

- Satoru, largo - demandó Yuuji.

- No me iré - lo enfrentó el albino - Tú sí puedes estar conmigo en mis citas médicas, pero yo no en las tuyas. No me parece justo .

- Dije largo - insistió Yuuji, molesto.

- Está bien, cariño. Te espero afuera - y salió rápidamente antes de que otro golpe en la nuca lo alcanzara.

Una vez que Satoru salió, el médico pudo comenzar con la consulta para Yuuji. El pelirrosa estaba preocupado, pues desde la confirmación de la casta del albino la convivencia con él se había complicado. Más aún cuando su propia presentación llegó, confirmándole que era un Omega.

La actitud del albino cambió. Ya no era más el cachorro tierno y dulce que solía hacer. Ahora, como cualquier Alfa, intentaba marcar su territorio, siguiendo a Yuuji a todos lados y celándolo con todo el mundo, sobre todo a otros alfas, a quienes no toleraba que estuviesen cerca de su precioso omega y les lanzaba una mirada as3s1na para ahuyentarlos.

- Supongo que esto se tornará aún más complicado - dijo el médico mientras sacaba de un cajón un tipo de supresores diferentes a los que le había dado a Satoru - Estos son de doble dosis. Ahora que comience el celo de Satoru se verá afectado el tuyo. Dime ¿Aún cuentas con inhibidores de aroma?

- Me quedan pocos. Últimamente estuve tomando el doble, porque Toru comenzó a distinguir mi aroma, por más leve que era. Hace un par de meses lo atrapé olfateando uno de mis abrigos, no me había percatado de que había dejado feromonas ahí.

- Entiendo. Doble dosis y agregaré unas cuantas más para Satoru. No sabemos que puede pasar si su aroma resulta atrayente para ti. Es mejor tomar precauciones.

Salió del consultorio, encontrando al albino con una sonrisa radiante. Fueron directamente a casa, pues Yuuji estaba cansado, a pesar de haber trabajado solo mediodía. Su condición de Omega le estaba pasando factura y a pesar de ser mayor de edad, corría el riesgo de que en cualquier momento pudiera ser despedido.

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