"Lazos perdidos"

604 94 11
                                    

"Volveremos a encontrarnos, porque tú eres mi destino."

Esa era la promesa que le había hecho un joven Satoru de 12 años, promesa a la cual se aferraba con todo el corazón.

- ¿Yuuji? ¿Estás despierto? - preguntó Sukuna al ver al pelirrosa con los ojos cerrados.

- Sí lo estoy - contestó Yuuji - Solo estaba recordando algo.

- Bien, prepárate, pronto aterrizaremos en Sendai.

Una vez que llegaron, se dirigieron directamente a la casa Sukuna para descansar. Yuuji llevaba viviendo con él y su familia poco más de un año. Fueron recibidos calurosamente por el esposo y la pequeña hija del Alfa.

- ¡Bienvenidos! - dijo el omega pelinegro con suma alegría al ver a los dos pelirrosas entrar - Espero hayan tenido un buen viaje y que los resultados hayan sido favorables.

El alfa cargó a su pequeña, quien restregó su naricita en el rostro de su padre. De inmediato se dirigió a su esposo para darle un beso apasionado y luego ponerse en cuclillas para besar su vientre que ya echaba a notar la presencia de un cachorro de 5 meses de gestación.

Yuuji admiraba la tierna escena, hasta que la pequeña se acercó a abrazarlo.

- ¡Tío Yuuji también está aquí!

Quién diría que después de todo, alejarse no había sido tan malo.

*•*•*•*•*•*•*•* Tres años antes *•*•*•*•*•*•*•*•*

Levantarse a las 4.30 am ya se había vuelto su rutina de lunes a sábado desde hace 7 años. Se aseaba, desayunaba, daba un último repaso a sus tareas, y de inmediato salía a trabajar.

A las 7 a.m iniciaba su jornada laboral como contratista, implementando casas y departamentos en Sendai. Cuando su turno finalizaba a las 5 p.m, se dirigía a la escuela nocturna, en la cual estaba por finalizar su secundaria. En unos meses podría por fin cursar estudios superiores.

Tal y como lo decía el anuncio del periódico, el trabajo era exhausto, aunque la paga era muy buena, además que era de los pocos trabajos decentes que aceptaban a omegas.

Yuuji había iniciado como un aprendiz, pero con el pasar de los años ganó experiencia, ganándose el puesto de jefe de zona. Cabe decir que era muy querido entre sus congéneres debido a su amabilidad y empatía, además de ganarse la admiración de sus compañeros betas, quiénes lo consideraban un líder eficaz y un luchador incansable, que no dudaba ni un segundo en defender sus derechos y de sus demás compañeros.

Justamente ese día era uno de los más calurosos registrados en Sendai, con una temperatura de 30°C, cuando uno de sus compañeros se acercó para hablarle. Supuestamente, cada zona debería contar con cuatro garrafones de 20L de agua cada uno, para que pudieran beber e hidratarse, sin embargo en los últimos meses les habían reducido ese número, y ahora les habían dejado un solo garrafón, lo cual era un abuso, teniendo en cuenta que cada zona contaba con 40 trabajadores, y esa cantidad de agua tenía que abastecerlos durante todo el día.

Yuuji se dirigió para hablar con el ingeniero a cargo, preparado para soportar su hostilidad, ya que no era la primera vez que iría a quejarse, siempre con el mismo resultado.

- Disculpe, Ingeniero Kashimo - dijo el pelirrosa entrando a la oficina de su superior - Necesito hablar con usted.

- Ahora estoy ocupado - respondió cortante.

- Me disculpará, pero esto es importante - insistió - Nuevamente han reducido el número de garrafones. Uno de mis compañeros me acaba de decir que solo han dejado uno para toda la zona. Le recuerdo que somos 40 trabajadores y el garrafón es de 20L, es apenas medio litro por cada cabeza...

Bajo la misma Luna 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora