Consuelo

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La misión había cambiado. Dejarían de lado el factor sorpresa después de la información de Price respecto al acceso de la torre. La euforia y entusiasmo de la batalla se disipo en segundos y toda la nave estaba en silencio. Algunos lograban cruzar miradas y solo dejaban ver una sonrisa nerviosa y tensa. Miradas al vacío cargadas de miedo e intriga.

La incertidumbre se propagó como un virus entre los soldados. Infectó a los valientes, a los más dóciles e incluso a los rudos. Oraciones y peticiones se oían en voz baja entre los soldados que suplicaban e imploraban por sus vidas. Algunos no sabían a quien le estaban hablando, solo encomendaban sus vidas a un supuesto Dios que pueda ayudarles en ese duro momento. El menos creyente encomendaba su espíritu a un ser todopoderoso que los proteja en batalla.

¿Qué sentido tenía pedirle a un ser de paz y misericordioso que los guie en la matanza de personas que pueden ser inocentes y están bajo el control de "Agros"? ¿Por qué él permitía tales actos? Así como creyentes se mostraban, filósofos también. Personas que le preguntaban sobre acciones impuras e inhumanas a un ser celestial.

Price se encontraba alejado de todos, pensativo y un poco adolorido en ciertas partes de su cuerpo. Bajó la mirada y al ver su mano, notó como esta temblaba sin control. No entendía a que se debía esta reacción y buscó algunos métodos para calmar su temblor. Cerró la mano con fuerza, pero no parecía funcionar, la mano seguía temblando. Abrió su mano y decidió no prestarle atención, manteniendo su mirada en otro lado.

En ese momento, Liv apareció ante él; sin embargo, Price no parecía prestar atención a nada y nadie. Liv se percató de este detalle y lejos de buscar una mirada de la espada, tomó su mano suavemente. Price seguía sin prestar atención, o quizás, no quería ver más allá de su terror. Liv acarició la mano temblorosa de Price lentamente. La respuesta de Price fue la esperada por Liv. Desconsoladamente y dejando salir todo su sufrimiento y pesar, Price comenzó a llorar a mares. Liv abrazó con fuerza a Price y colocó su cabeza en su hombro para que pueda desahogar todas las penas que llevaba adentro.

—Maldita sea, Liv —dijo Price en voz baja y con dificultad debido al llanto. —Solo pienso en encontrarlo muerto.

—Tranquilo, está bien, no te preocupes —trataba Liv de consolar a Price.

—Yo lo metí en eso, si no hubiera ido a esa base aquel día, él no estaría en esta situación.

—Oye, esto no es tu culpa, no había manera de que supieras que algo pasaría —respondió Liv tomando el rostro de Price para poder verlo mejor.

—Yo tendría que recibir el castigo que él sufre ahora.

—Ninguno de los dos merece nada de eso, ninguno de nosotros. Derek está bien, solo iremos a rescatarlo y verás que estará perfecto.

—No, ellos son unos animales, viste lo que me hicieron.

—Cuéntame eso, ¿qué te hicieron?

—Ya casi no recuerdo. Derek me dijo que vaya a buscar a alguien y así lo hice. Estuve buscando a esa persona y aparecieron "Wolf" y Kai. Recuerdo que dijeron algo y luego intenté pelear contra "Wolf", pero Kai me detuvo en el aire y "Wolf" comenzó a golpearme. Después, ya no recuerdo nada, solo tengo visiones vagas. Me tenían del cuello y Derek estaba frente a mí. Estuve en sus piernas y creo que me dijo algo. No sé cómo no pude escapar. Recuerdo que sus golpes iban cargados de odio y furia. Lo escuchaba reírse mientras lo hacía, era espantoso.

—Bien, si recuerdas algo más, lo que sea, y quieres hablarlo, puedes contar conmigo, ¿sí?

—Está bien.

Liv volvió a abrazar a Price y este nuevamente lloró desconsoladamente y ahora era todo su cuerpo el que temblaba. Liv se sentó en el suelo de la nave y ordenó a Price para que se recueste en sus piernas. Liv colocó la cabeza de la espada en sus piernas mientras este seguía llorando a mares. Liv acarició suavemente el cabello de Price lo que provocó que el joven se encoja hasta ponerse en posición fetal. Liv no fue capaz de seguir conteniendo sus sentimientos y, en silencio para evitar llamar la atención de Price, comenzó a llorar también acompañando el llanto de la espada.

En la base de "Vex", todos estaban activos, moviéndose de un lado a otro, gritando. Los líderes que se habían quedado en la base preparaban a los soldados que estaban bajo su mando en caso algo salía mal.

Muy pocos soldados habían ido al rescate de Derek y eso se debía a que buscaban no llamar la atención. Sin embargo, tras el cambio de último minuto, los seleccionados para el rescate debían dejar de lado el factor sorpresa y atacar con todo lo que tenían y darles la oportunidad a Arlet, Liv y Price para que puedan entrar a la torre.

Pese a ser pocos, habían jurado que iban a entregar su vida si era necesario para que puedan salvar a Derek. No podían contar con la mayoría de los soldados para el rescate, ya que, si la situación se complicaba, que era lo más probable, y recibían una visita por parte de "Agros", debían tener a todos los soldados posibles para poder responder al ataque.

Hazel estaba muy preocupada y estresada con toda la situación, pero fácilmente encontró la manera de lidiar con todos y con la pesada situación.

Después de varias horas de vuelo, en la base de "Agros", los sensores empezaban a recibir señales de acercamientos de naves y aviones hacia la base. Rápidamente se comenzó a analizar y a trabajar entre todos para descifrar a que se debía tales señales. "Wolf", Kai y Elm se pusieron alerta en cuanto las señales comenzaron a aparecer. Los tres sabían que se trataba de las fuerzas de "Vex" que se acercaban para rescatar a Derek.

Los soldados de "Agros" se alistaron para un ataque por parte de "Vex" y empezaron a alistar sus armas, vehículos, armaduras y todo lo que se iban a necesitar para contratacar a "Vex".

Los civiles inocentes que iban llegando a la base y los que ya estaban dentro de esta, levantaron la cabeza y los ojos se les iluminaron. Algunos se arrodillaron en el suelo y comenzaron a llorar agradeciendo a Dios la aparición de "Vex". Sabían que iban a frenar este caos por fin y esta tortura se acabaría. Los gritos y el vitoreo se oyeron por todas las calles y en segundos ya se había vuelto una noticia mundial.

—¡Recuerden, dennos paso hasta la torre para poder ir por Derek! ¡En cuanto hayamos entrado, solo los líderes y unos pocos soldados nos acompañarán! ¡Los demás seguirán afuera atacando a todos los enemigos! —ordenó Arlet mientras se abría paso entre los soldados para colocarse al frente.

Liv y Price se acercaron al diamante para estar al frente del ataque en equipo. Los soldados estaban muy asustados y nerviosos, pero eran calmados por sus líderes y les hacían notar que todo era por una buena causa.

—¡Ya estamos por llegar! —gritó el piloto de la nave. —¡Abriendo compuertas!

Las compuertas traseras de la nave comenzaron a abrirse lentamente mientras el viento entraba con fuerza y golpeaba el rostro de todos lo que aumentaba el terror, ansias y nervios. Arlet tomó aire y sacó sus sables, los colocó con las hojas apuntando hacia atrás y miró al vacío. La altura era considerablemente alta, pero el diamante no parecía tener ningún temor por tal altura.

—¡Altura coordinada! ¡Salten! —gritó el piloto.

Arlet saltó del avión acompañada por todos los demás. El diamante cerró los ojos, todo ruido se desvaneció y comenzó a caer en picada mientras era golpeada por el viento. El ataque aéreo había comenzado y se veían los disparos de los aviones. Comenzó el caos y varios aviones caían del cielo en una enorme bola de fuego. Los disparos de los soldados en tierra hacían que los soldados que iban cayendo se ven afectados llevándose la vida de varios. Todo era un completo caos y las muertes ya se contaban y no era posible de contarse con los dedos de las manos.

Arlet abrió los ojos, el silencio se esfumó, guardó uno de sus sables y expulsó un potente rayo al suelo consiguiendo matar a varios soldados de "Agros" con su ataque. Price tomó la mano del diamante, permitiéndole aterrizar sin problemas dentro de la base. Así entonces, había iniciado el rescate de Derek de las garras de "Agros".

En el interior de la torre, yacía Derek totalmente encadenado y en la misma posición. Hace poco Derek sintió la presencia de Arlet acercándose en los aviones y naves, pero, en cuanto sintió la presencia de Arlet y los demás ya muy cerca, levantó la cabeza y, por extraña razón, una lágrima empezó a brotar del ojo de Derek. Con una sonrisa en el rostro, volvió a agachar la cabeza, esperando la llegada de sus rescatistas.

The Poker's: El Fin de la SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora