Capítulo 9 - Abre los ojos

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En cuanto se despidió de Zoro, Sanji abrió los ojos, estaba tan desorientado y con la fiebre tan alta que colapsó, quedando inconsciente de nuevo.

Al segundo intento, parpadeó confundido y vio al reno a su lado que estaba comprobando el estado de la bolsa que colgaba e iba conectada a su brazo, todavía sin ser consciente de que su paciente acababa de despertar hasta que giró sobre si mismo y pudo ver que ya estaba con los ojos abiertos.

- Bienvenido, Sanji. – saludó con calidez en su voz al ver que le estaba sonriendo - ¿Cómo te encuentras?

- Gracias. – intentó reincorporarse, dándose cuenta al instante de que no podía hacerlo – Noto todo el cuerpo adormecido.

- Es normal, has estado tres días bajo el efecto de un potente veneno que paraliza por completo, la fiebre ha remitido hasta quedar a unas décimas, pronto estarás mejor.

- Os he dado un buen susto, lo siento. Yo burlándome de Usopp y su miedo a las serpientes y casi me mata una, que ridículo.

- ¿Lo recuerdas? – preguntó el reno y este asintió - ¿Todo? ¿Incluido el sueño?

- Sí, un momento... ¿Cómo sabes que he estado soñando?

- Ah, Zoro nos lo dijo.

- ¿Zoro? – repitió sin comprender - ¿Cómo iba a saberlo él?

- ¿Hmm? Has dicho que te acordabas de todo, se sumergió en tu sueño tres veces y nos dijo que te vio y hablasteis.

Eso le hizo abrir los ojos de par en par, coincidía con la cantidad de veces que lo había visto allí; en la playa, en el Baratie y en el cumpleaños, fue entonces cuando entendió que el "Zoro Realidad" no era un producto de su sueño para escapar de allí, sino que realmente era el "Zoro Original".

- ¿D-Dónde está? Tengo que hablar con él.

- Ah, sobre eso... - se rascó la nuca, incómodo por darle la noticia y señaló al lado opuesto de la cama donde Sanji todavía no había mirado, encontrándose otra camilla en la que estaba el cuerpo de Zoro – Tú despertaste, pero él no. Le avisé de que a más veces se sumergiese en tu sueño más difícil sería regresar. Quería salvarte a toda costa.

- ... Tan idiota como siempre. – murmuró recordando lo que ocurrió en Thriller Bark hacía ya casi tres años de aquello.

- Nosotros te estuvimos hablando mientras dormías, ¿sirvió de algo? Con él tampoco hay resultados.

- Las oía mientras dormía en el sueño, no entendía demasiado que ocurría, pero me sentía acompañado. – intentó moverse.

- ¿Qué haces? – preguntó Chopper posando sus pezuñas en su pecho – Aun debes descansar.

- No voy a quedarme aquí tumbado mientras el cabeza de algas esté así, ayúdame a llegar hasta él.

- Y yo no voy a dejar que te metas en su sueño con lo débil que estás. – le regañó frunciendo el ceño.

- Tranquilo, no voy a hacerlo. Sólo voy a despertarlo, pero para eso necesito hablarle. Te lo prometo, Chopper. Voy a traerlo de vuelta.

- ...Eres terco como una mula, igual que Zoro. – suspiró resignado.

Acercó una silla al lado de la camilla del espadachín y con cuidado, soportando el peso del rubio, le acompañó hasta ella y le sentó junto sus goteros. Sanji pudo observar que el rostro tostado de su nakama había perdido algo de color, probablemente a causa del veneno.

El cocinero que lo tenía todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora