Capítulo 6 - La familia Akashi

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Apenas había pegado ojo esa noche, le estaba dando demasiadas vueltas a la cabeza a lo que ese extraño Zoro-Pirata, como había decidido llamar, le dijo y lo sucedido con la comida. Sí que se le habían caído los platos, estaba seguro de ello, no entendía cómo había sucedido para que luego estuviesen bien, pero tampoco tenía sentido que aquello no fuese real; sentía, disfrutaba el sabor de sus platos, el frío, el calor... era estúpido pensar que fuese mentira.

Su despertador sonó y él bufó en respuesta. No tenía ningunas ganas de ir a clase, prefería quedarse en casa, pero su sentido de la responsabilidad le obligó a levantarse y prepararse antes de bajar a la cocina donde estaban ya despiertos sus padres e Ichiji desayunando.

- Buenos días a todos. – saludó sentándose en su sitio mientras Zeff le echaba en su taza el café que había preparado – Es raro verte tan temprano, Ichiji.

- Voy a aprovechar que no hay clase para ir a correr por la playa y luego al gimnasio.

- ¿No tienes clase hoy?

- Ni tu ni nadie. ¿Es que no revisas tu correo? – enarcó la ceja – Por lo visto anoche una cañería que cruza toda la universidad estalló y estarán arreglándolo durante todo el día.

- ...Oh. – se sorprendió ante tal noticia ¿no era demasiada casualidad que justo cuando no quiere ir a clase hubiese una avería así? No, él no era tan especial como que sucediese algo así.

- Aprovecha y descansa, cariño. No tienes buena cara. – dijo Sora tras comprobar que no tenía fiebre.

- Sí, me quedaré en casa.

- ¿Necesitas que me quede? – preguntó Reiju que acababa de aparecer por la cocina.

- No, no. Solo no he dormido mucho, luego me echaré un rato.

- Está bien, si necesitas algo no dudes en llamarme. – insistió la pelirrosa.

Tras el desayuno los que estaban despiertos se marcharon y Sanji se quedó sentado en el sillón leyendo algo con ropa más cómoda cuando por fin Niji y Yonji salieron de sus cuartos para desayunar algo, más tarde apareció Ichiji.

- ¿No te ibas al gimnasio? – preguntó el rubio mirando su reloj, sólo había pasado hora y media.

- He cambiado de idea, me quedo en casa. – respondió tras quitarse los auriculares.

- ¿Eh? – parpadeó sorprendido – No será por mí, ¿verdad? Ya os he dicho que estoy bien.

- No me fio de estos idiotas, podrías caer muerto delante de ellos y ni se darían cuenta.

- ¡Que exagerado, no voy a morirme!

- Hombre, si veo que le pido algo de comer y no me lo prepara empezaría a dudar de que algo malo le pasa. – respondió Yonji tan tranquilo todavía masticando sus cereales con leche.

- E ahí la prueba. – suspiró hastiado el de pelo rojo.

- Y tú te pasas. – respondió Niji mientras sonaba la puerta de casa.

- Paso de esto... - se levantó Sanji del sillón para abrir, vio por la pequeña pantalla que daba al exterior de su casa que se trataba de Zoro - ¿Marimo? ¿Qué haces aquí?

- Me acabo de enterar de que no hay clase hoy.

- Jajaja, que idiota. ¿Es que no lees los correos de la Universidad? – aprovechó para burlarse del peliverde, aunque él tampoco lo hubiese hecho.

El cocinero que lo tenía todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora