creo que ha pasado poco más de un mes desde entonces y todo seguía completamente igual. a veces sentía la necesidad abrasadora de buscar a beomgyu y simplemente disculparme. arreglar las cosas era lo que más necesitaba hacer pero luego comenzaba a pensar y me preguntaba a mí mismo, ¿arreglar qué? él y yo no tenemos nada que nos enlace más allá de vivir juntos por la relación que tuvieron mi papá y su mamá en su momento y todo lo que yo implico para él son molestias. además, hablar con beomgyu es demasiado difícil... nunca sé cuándo voy a decir algo que le moleste o cuándo él va a comenzar a gritarme. a veces, cuando siento que me estoy acercando, él me aleja y volvemos al punto de partida. donde debemos estar, supongo.
él sigue yendo al callejón todas las noches, e incluso habían días donde no llegaba al apartamento durante toda la tarde. parecía pasar más tiempo allí que antes y eso me hacía sentir inquieto. yo dejé de seguirlo, porque por un tiempo pensé que continuar haciéndolo no era más que una pérdida de tiempo para mí; pero llegué al punto en que la preocupación pesaba más que mis propios pensamientos y todo lo que podía imaginarme eran las peores situaciones en las que él podía terminar.
— creí que habías dejado de venir. — cruza la calle apenas el auto al que una mujer alta y pelinegra se subió ha desaparecido del panorama. van a dar las dos de la mañana y el lugar se encuentra especialmente a oscuras hoy, apenas puedo verlo por la luz de su cigarrillo que le ilumina vagamente el rostro.
— lo hice. no me viste aquí por un tiempo, ¿verdad? decidí dejarte en paz. — él no me dice nada más, parece estar analizando algo en mí desde que sus ojos no se apartan de mi rostro. puede sentir el aroma amargo del alcohol entremezclado con el humo del cigarro que cuelga entre sus dedos temblorosos. — ¿has estado bebiendo?
ríe.
— tal vez un poco. — es un eufemismo, porque ambos sabemos que ha sido más que sólo un poco. no lo menciono porque no quiero hacerlo enfadar esta vez. — ¿no decidiste dejarme en paz? ¿se puede saber qué haces aquí?
le quito el cigarro de las manos y le doy una calada antes de encogerme de hombros. él no dice nada, pero su sonrisa se desvanece.
— es muy difícil dejar un mal hábito, ¿no lo crees? tú más que nadie deberías saberlo. — espero que diga algo, que se burle o me insulte o ponga los ojos en blanco y me quite el cigarro de las manos. pero no hace nada más que mirarme fijamente. — ¿qué?
— no debiste haber venido otra vez. — deja de mirarme de repente, como si decir esto fuera muy difícil para él aunque no fuese la primera vez que lo hace.
— no puedes simplemente...— pero no me deja continuar.
— no entiendes, yeonjun. — espeta con fuerza, sus ojos nuevamente sobre mí. no sé si el brillo que los recubre se debe a la débil bombilla que apenas sí ilumina la calle, o porque puede que esté al borde de las lágrimas ahora mismo. — no quiero que sigas viéndome hacer esto.
sus palabras me dejan helado. es la primera vez que escucho que dice algo parecido y él realmente parece estar hablando en serio esta vez. sus palabras parecen sinceras y el dolor que me hacen sentir es punzante. aunque podría considerar que el hecho de que esté algo borracho también influenciara en la oleada de franqueza que está teniendo ahora conmigo.
— ¿...qué? — es lo único que me siento capaz de decirle. el cigarrillo se siente pesado entre mis dedos y debe estar a punto de terminarse.
— tú sólo vienes aquí y ves como tengo sexo con montones de gente cada noche y...— él ha comenzado a llorar. incluso respirar parece volverse difícil para él. — maldita sea, es tan vergonzoso.
— no parecía importarte.
— ¡me importa, yeonjun! ¡en serio me importa! — intenta desesperadamente secar las lágrimas que caen por sus mejillas una tras otra. y no parece ser capaz de dirigirme la mirada. — ¿cómo quieres que te mire a la cara y hable contigo cuando sé que me haz visto aquí? haciendo cosas que incluso a mí me dan asco...
— beomgyu...— pero no parece estarme escuchando. no me presta atención.
— no quiero que sientas lo mismo por mí... no quiero que me veas y... y pienses que doy asco...— doy un paso hacia él y vacilo. pienso en lo que quiero hacer mientras sigo escuchándolo murmurar entre sollozos. — no soy un sinvergüenza... y no hago esto por rebeldía, ¡no quiero que pienses esas cosas de mí! yo... yo no soy así... los del edificio quizás hablen de mí y te digan que no tengo esperanza... pero no quiero que tú creas eso, yeonjun... tú no... cualquiera menos tú...
el cigarro finalmente se escapa de mis dedos y puedo escuchar como se apaga cuando cae en el agua estancada del piso. abrazo a beomgyu como he querido abrazarlo todo este tiempo. acaricio su cabello en una búsqueda vaga de consolarlo y dejo que llore en mi pecho, siento como sus manos se aprietan detrás de mi espalda y lo atraigo más hacia mí.
quisiera poder haber evitado que él terminara así. aunque quizás no es demasiado tarde aún.
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𝘀𝗼𝗹𝗲𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮ñí𝗮. yeongyu
De Todoa beomgyu nada parecía importarle, ni siquiera el bienestar propio. a él no le importaba lo que las personas hablaran de él, o cómo le miraran cuando caminaba por la calle, ni siquiera le importaba poder acabar asesinado en cualquier noche tranquila...