— ¿beomgyu? — afirmo, y escucho por un momento como se queda pensando. mucho tiempo a mi parecer. — en realidad no sé dónde podría estar.
— ¿él ha estado faltando al instituto?
— y a la escuela. huening kai me dijo que hace un mes no va. — lo escucho suspirar. — no lo vemos desde lo de su madre, así que... realmente no sé dónde podría estar.
— bien. — es todo lo que puedo decirle. aprieto mi teléfono entre mis dedos.
— siento no poder ayudarte, yeonjun.
— no, está bien. sólo era... curiosidad. es todo. — miento. y decido entonces que esta llamada ha durado lo suficiente. — bueno, no te quito más tiempo.
la única amistad en común que teníamos beomgyu y yo era soobin, porque estudiaba conmigo en la universidad e iba con él a las clases de chelo a las que, entre mi papá y su madre, le obligaban a tomar. supongo que ya no está yendo. la única idea que tuve fue llamarlo y preguntarle directamente porque yo realmente no tenía idea de cómo comenzar; ingenuamente creía que él me diría que estaba bien, que iba a las lecciones todos los días y esto y lo otro. tal vez que faltaba una o dos veces por semana porque, bueno, beomgyu siempre ha sido un chico un poco rebelde y eso sería normal. luego yo le diría a mi papá que no había nada de qué preocuparse, y todo volvería a ser como antes. al menos parcialmente.
suspiro. dejo el teléfono en la cama y me pregunto qué más puedo hacer. yo ciertamente no quiero entrometerme en la vida de beomgyu porque sé que él no va a recibirme bien ahí, pero si no averiguo qué se trae mi papá no va a dejarme tranquilo.
entre tantas cosas me pregunto qué rayos estará haciendo beomgyu, no puedo sacarme de la cabeza eso mientras estudio, mientras hago la tarea, mientras ceno, mientras lavo la losa. y la tarde se me pasa en eso. tengo la cabeza tan llena de la llamada que tuve con soobin que apenas puedo dar espacio para lo demás. me siento tan insensato cuando, apenas cae la noche, siento la necesidad de disipar mis dudas.
cuando voy cruzando por el pasillo, me detengo frente a la puerta entreabierta de la habitación de beomgyu. y sé que está ahí porque las luces están encendidas y veo su sombra proyectada en el piso. aprieto los labios. mientras toco la puerta, maldigo a mi papá por meterme en esto.
— ¿beomgyu? — no contesta, sólo lo veo sentado en su cama sin hacer nada, lo cual es raro. prefiero no mencionar nada porque lo último que quiero es entrometerme más. — ¿puedo hablar contigo?
— claro. — aunque me mira como si quisiera que me marchara. entrar a su habitación se siente extraño desde que nunca lo he hecho, ni siquiera por casualidad. — en realidad, yo también quería hablar contigo.
— ¿conmigo...? — levanta las cejas. — ¿de qué?
— no estés hablando de mí con soobin. — tan abrupto que apenas puedo procesarlo. trago seco. sólo han pasado unas horas desde que hice esa llamada y... puede que haya confiado demasiado en soobin. después de todo, él era más cercano a beomgyu que a mí y no habían razones para que estuviera cubriéndome la espalda.
— yo...— no sé qué decirle, ni cómo decírselo. miro una de las esquinas de la habitación cuando veo de reojo cómo se pone en pie.
— la próxima vez que quieras indagar de mí, sé directo, ¿quieres? no quiero enterarme que estás...
— entonces dime, ¿qué has estado haciendo últimamente? — la pregunta parece bajarle los humos de repente. sus facciones se relajan y me mira; por un momento, parece dudar. no sé de dónde he sacado el valor para preguntárselo tan directamente. — tienes un mes faltando a la escuela y nadie sabe en qué estás metido.
— eso no es problema tuyo. — murmura, tan débil que apenas puedo tomármelo en serio. él podría ceder o mandarme al diablo en cualquier momento, no sé si esperar lo peor.
— mientras vivas en esta casa, será problema mío. — sobre su silencio, él no puede dirigirme la mirada. sus ojos bailan de un lado al otro mirando quién-sabrá-qué, menos a mí. apenas puedo escucharlo cuando dice:
— vete de mi habitación. — yo no me muevo y él parece querer llorar. creo que lo va a hacer hasta que, finalmente, levanta sus ojos a los míos y parece querer matarme. — ¡lárgate de mi habitación, yeonjun!
me saca casi a rastras. cierra la puerta de un golpe que resuena por toda la casa. mi papá sale de su pieza y me pregunta qué ha pasado, pero desde que ni siquiera yo conozco la respuesta, no digo nada. niego, me meto de lleno a mi habitación y ahí es donde acaba.
yo definitivamente no quiero meterme en lo que sea que esté involucrado beomgyu, pero siento que la curiosidad comienza a molestarme. sobre todo por la reacción que él ha tenido.
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𝘀𝗼𝗹𝗲𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮ñí𝗮. yeongyu
Acaka beomgyu nada parecía importarle, ni siquiera el bienestar propio. a él no le importaba lo que las personas hablaran de él, o cómo le miraran cuando caminaba por la calle, ni siquiera le importaba poder acabar asesinado en cualquier noche tranquila...