Extra I

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— Nos vemos aquí a las ocho ¿Okay? — Le dijo Taehyung a sus hijos, quienes asintieron

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— Nos vemos aquí a las ocho ¿Okay? — Le dijo Taehyung a sus hijos, quienes asintieron.

Minho noto que su hermana se había ido con una chica que si no recordaba mal era una de las pocas amigas que tenía.

Por su parte, fue en busca del pequeño local donde trabajaba su (aún no) Omega.

— ¡Buenaaaas! — Grito al llegar, la señora Han (madre del chico) se asomo, sonriendo al verlo.

— Principe Jeon, es bueno tenerlo por aquí, ¿Que se le ofrece?

— Mmm, bueno, yo quería hablar con usted de algo, es medio como un favorcito. — Confesó.

— ¿Qué es? — Pregunto algo intrigada.

— Bueno, yo quería saber si usted... Me daba permiso de invitar a comer a su hijo. — Dijo con las orejas rojas 

La señora Han se sorprendió al principio, pero luego una sonrisa volvió a estar en sus labios.

Su hijo y el principe Jeon se habían vuelto muy cercanos desde hace ya un tiempo, se había vuelto rutinario verlo venir a su puesto y que si hijo y el pasaran tiempo juntos.

— Claro que puedes, ahora solo falta preguntarle a Jisung, aunque no creo que te diga que no, ya lo llamo.

El alfa asintió y espero pacientemente a que el Omega apareciera, de repente sintió unas manos en sus ojos y el olor familiar olor a chocolate y miel

— ¿Quien soy? — Dijo el Omega intentado cambiar su tono de voz.

— Mmm, no se, tal ves un omega de ojos muy lindos. — Le siguió la corriente el alfa. 

El Omega le quitó las manos de los ojos, permitiéndole al alfa por fin verlo.

— ¿Te parece que tengo ojos lindos?

— Los más lindos del mundo. — Le aseguro  

El Omega se sonrojo por la respuesta como siempre que el alfa soltaba ese tipo de comentarios.  

_ Bueno, a lo que viene hoy. — Tomo las manos del Omega. — Han Jisung, ¿Quieres salir a comer conmigo hoy?

— ¿A-ahora? — El alfa asintio. — Y-yo quisiera, pero debo preguntarle a mamá y-

— Por tu mamá no te preocupes, le pregunté y me dijo que está bien.  

— ¿En serio? — El alfa asintio otra vez. — Pero también tengo que cambiarme, estoy hecho un desastre. — Dijo mostrando su ropa. 

— ¿Cuál desastre? Estás perfecto. — Dijo también examinando la ropa del más bajo. 

— Y-yo quisiera cambiarme, no me tardaré, en serio. 

El alfa acepto gustoso, aún era temprano y podría darle chance a qué se hiciera la hora del almuerzo.  

— No me tardo. — Dijo el Omega mientras se adentraba a la casa.  

El Principe Y El Sirviente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora