Capítulo Uno.

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Recuerdo con exactitud la noche que alcancé mi primera memoria.

La mayoría las percibe una vez llegada la adolescencia, cuando conecta finalmente su corazón al cuerpo y los primeros toquecillos de madurez florecen bajo la capa de una inocencia que cae paulatinamente hacia la búsqueda del futuro.

De lo anterior, destaco que es relevante tener cierto grado de madurez para obtenerla, porque, quiero decir, ¿Qué tipo de sabiduría de esta índole podría tener un pequeño de ocho años?

No soy ajeno a que siempre fui diferente a los demás, no en cada ámbito por supuesto, pero a diferencia de los otros niños, desde que tengo consciencia me he interesado a sobremanera con el significado de aquellos ojos dorados.

El máximo símbolo de expresión y sabiduría, la cúspide de conocimiento humano: la vida pasada que nos persigue.

Como creencia popular entre nuestra cultura, a lo largo de tu vida posees memorias que no te pertenecen, lejanas a cualquier experiencia que hayas presentado en esta. ¿Cómo fueron implantadas ahí?

Por eso se considera esta revelación como una explicación para esto. Aunado a este pensamiento, se premia a aquel humano que alcanza el conocimiento de otra vida con aquellos ojos antinaturales.

Dorado, simbolismo de supremacía; Dorado, simbolismo de poder, codiciado entre Dioses y Hombres.

Aquella noche, aún era muy joven como para comprender que aquel sueño era un fragmento de memoria. Aún, lo incierto de este mismo, me dirigió a huir del hogar gracias a la paranoia de ser atrapado por alguna bestia dentro de las cuatro paredes de mi habitación.

El bosque de Liyue siempre se ha caracterizado por transmitir paz a todos los habitantes. De engendrar en sus faldas la más tranquilizante presencia. Más, en la noche, todo aquello parecía esfumarse, dejando atrás mi plan de acudir a la seguridad dentro de la naturaleza. Por lo que, cuando decidí finalmente dejar de correr y regresar donde el clan, todo el sendero pareció haber cambiado, modificando el camino que había tomado hasta el punto en donde me encontraba.

Y por si fuera poco, el recuerdo de aquella memoria se volvió a posicionar en mi mente, llevando descargas de ansiedad por dentro de mi piel.

Como cualquier pequeño en aquella situación, el asunto superó mi capacidad de hacer algo al respecto, por lo que en ese momento sólo pude quebrarme en lágrimas; abrumado; no hacia la imagen que mi mente había recuperado, sino, hacia las emociones que luchaban por escapar de mis adentros, emociones de pánico y terror que retumbaban no sólo sobre mis costillas, sino sobre el suelo por debajo de mis pies. Emociones que además, no me concernían, sino de una línea temporal diferente a la mía.

Me enrollé sobre mi mismo. Hecho un ovillo a la par de un tronco. Consciente de lo mucho que faltaría aún para el amanecer. Me había entregado al destino, si acaso, él mandaría sus bestias salvajes a atacarme mientras yo me aferraba al poco aire a mi alrededor, aquel que parecía alejarse despavorido de mi, en un intento por salvarse de calmar mis sollozos.

Escuche un diminuto tintineo a mis espaldas, que consideré una alerta de algún ancestro a alejarme lo más rápido de ahí, más al intentar levantarme mis rodillas cedieron y caí nuevamente sobre el barro.

A lo que un segundo tintineo resonó.

Asustado me negué a levantarme o a observar, sin embargo, cuando un tercero se situó por encima de mi cabeza, fue imposible no mirar.

Para mi sorpresa, al conectar con aquel ser, me encontré un pequeño cristal revoloteando sobre mi, además de las gemas que aparentaban ser sus alas, poseía una más grande y latente en el centro de su reducida figura.
La extraña criatura pareció tintinear con mayor emoción, alejando mis preocupaciones por un instante.

Tras interpretar que no era peligrosa, frote mis lágrimas con la pijama empapada en lodo, y sin inmutarme ante este aspecto, me levante finalmente y seguí al cristalóptero celeste, confiado de que percibiera mis emociones, y me ayudara a salir del bosque.

En ese entonces, no divulgue sobre que hacia un núcleo de cristal Anemo en los bosques de la nación Geo; ahora, asumo que fue una señal de mi destino, mi alma perpetuamente clamante al espíritu libre que representa el dominio del viento.

A pesar de mis especulaciones, la luz que me guiaba me dirigió a un rio, vacío, aunque con un ciervo precavido bebiendo de sus caudales.

Nada más que eso.

Sé que es ridículo, lo supe desde el momento en el que sucedió, porque cuando a la mañana siguiente me encontraron dormido con una apertura en la cien, decidí ahorrarme todos los detalles y retratar que me había perdido de camino al segundo recinto.

Pero simplemente no pude evitarlo, era cual una conexión con mi propia vida. Como siempre poseés la certeza de respirar a pesar de que nunca sabes con exactitud cómo o cuándo comenzaste a hacerlo. Y al igual de bizarra que mi llegada, mi voz salió dirigida al cielo. Una melodía, con seis notas sencillas unidas unas con las otras, más cada una siendo extensa, de cuatro o cinco compases. Sé que poseía distintas estrofas, más al sorprenderme a mi mismo de siquiera conocer una canción, ni siquiera recaí en descifrarla.

Justo en mi absoluta serenidad, conectado al exterior, sentía que encajaba a la perfección; mi vida planeada por una fuerza natural incomprensible. Una que me dirigía al destino correcto. Como si yo tuviera la posibilidad de purificar mis alrededores, solo por estar asignado a este camino.

Entonces recaí en mi situación.
Y la inspiración terminó ahí, porque, por supuesto, no solo estaba delatando mi posición a los depredadores naturales del bosque, sino que por encima de mí, noté el poderío de entes que desconocía en su totalidad en ese momento, figuras que estaban atentas a mi presencia.

La impresión, y el peso de su aureola sobre mi delgada figura terminó por derribarme.

El cristalóptero se alejó tintineando a gran velocidad después de eso.

Quizás el bosque de Liyue posea magia, tal vez yo la tenga, o seguramente me encontraba delirando. Pero antes de caer inconsciente al barro, me iluminé una vez más, y por sobre mi conciencia se presentó la imagen de una lanza perforándome.

Hear you me ೃ࿔* XiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora