No volví a tener otro recuerdo en los siguientes nueve años.
No es que fuera malo, después de lo traumático de recibir dos en una noche, simplemente era extraño no poder recordar nada más.
Pero es mejor así; intento no pensar en ello, intento no pensar en nada, intento no pensar.
Los monjes no creen en lo que sucedió, dicen que solo dios revelaría si es necesario. Que un mocoso como yo jamás podría aspirar a la cúspide del conocimiento. Conocimiento que ellos durante toda su vida han buscado mediante meditaciones.
Chongyun dice que quizás no era el momento, que no estaba destinado a suceder así, que quizás, lo descubrí por mi mismo y adelanté las cosas; entonces él diría que, al menos, ahora no tengo que preocuparme por ello, puesto que no ha sucedido de nuevo en mucho tiempo. Se que está siendo considerado conmigo, porque jamás se atrevería a cuestionar a los monjes. Nadie lo hace.
El clan me instruyó, me otorgaron habitaciones y refugio en las montañas, después de que la aldea de la que provenía se sumiera en caos.
Pretendieron criarme, pero para crecer a un infante se necesita más que simple educación. Por lo tanto, nunca los vi como algún tipo de figura paternal, ni fraternal ni familiar.
En ese momento, solo éramos Chongyun y yo.
A él si le conté lo que sucedió aquel día. Se encontraba sintiéndose culpable de que la aura positiva emanante de su figura no haya sido suficiente para alejar las pesadillas de mi.
La positividad congénita de Chongyun siempre había sido una maldición para él más que cualquier otra cosa. Nuestros maestros lo aplaudieron siempre por ello, puesto que al haber sido adoctrinados para la exorcización, su talento –o maldición– facilitó las cosas, al punto de que simplemente tenía que acercarse a los espíritus, y su sola presencia era capaz de exterminarlos en su totalidad.
Conozco al celeste como la palma de mi mano, sus facciones y las emociones en sus ojos, a pesar de que siempre las oculte para mantenerse a raya.
Ahora mismo, el muy imbécil se torció ligeramente la muñeca intentando algún tipo de movimiento ridículo con su mandoble, como sea, es probable que incluso antes de entrenar ya haya sobrepasado sus límites de energía.
Me acerco corriendo a donde está, tirando mis pertenencias por doquier, y, después de palpar su frente tibia, le entregó una de sus paletas. Observo su brazo que aparenta estar en perfectas condiciones, por lo cual, es probable que solo se haya desviado el mango del arma.
Me inclino para llegar a su altura, el chico esta sentado en el césped del patio, abro la boca para hablar pero me jala unos mechones con su mano derecha, como niño pequeño, sacándome de mi casillas, por lo que respiro para tranquilizarme un poco.
Está tan obsesionado últimamente con volverse mejor exorcista que comienza a descuidar su salud, los ensayos de nuestro grupo, y sus horarios de sueño. Si odia tanto su condición ni siquiera sé porque se presiona de esta manera, que parece activarla.
Regreso al momento y lo observo mientras detalla mis pertenencias desparramadas sobre el suelo, después me regresa la mirada, y con una mueca extraña pregunta:
—¿A dónde vas?
Inconscientemente cerré los ojos, conteniendome de soltarle un manotazo, reflexionando si vale la pena responderle, considerando que hablar con Gyun en este estado es como interactuar con un ebrio.
—A nuestro ensayo, Yun—respondo con un suspiro.
Sus ojos rasgados se abren en su totalidad, demostrando culpa, y producto de su circunstancia, se abalanza sobre mí, soltando múltiples disculpas que ni siquiera soy capaz de comprender |ya que me encuentro pasmado ante los rayos de energía que se derraman de su piel.
Después de unos minutos de súplicas, simplemente se desvanece, puesto que su cuerpo parece pesar más sobre mis manos. Me levanto dejándolo un segundo sobre el césped y recojo mis cosas, posteriormente, lo tomo en brazos y lo dirijo dentro, en la estancia donde residimos.
Una vez en cama, intento levantarlo, y notando que va para largo, me rindo y salgo yo solo del hogar.
✧˚ ༘ ⋆。 ˚
A las últimas luces del atardecer, todavía puedo observar el entorno que me rodea. A partir del incidente, me trasladaron de hogar, uno más cercano a la ciudad, y del lado contrario al bosque donde me perdí en ese momento, aunque aún seguía siendo parte de zona del clan. Jamás he vivido en la ciudad, aunque bajo con bastante regularidad.
Siempre procuro no analizarlo de más, aún cuando que ese momento cambió mi vida; que afectó a todo el entorno tan difuso del que siempre formé parte, que en base a él, los monjes me excluyeron de múltiples prácticas, porque con absoluta suerte logré lo que ellos tendrán que intentar hasta su próxima vida.
Pero el miedo que me produce su autoridad paraliza mis sentidos, y, educado a su voluntad, incluso sobre mi propia conciencia me vuelvo sumiso y me fuerzo a dejar de cuestionar, a dejar de pensar. Y ya no pienso.
Por eso cuando por fin llego a mi destino, me toma segundos reincorporarme a la realidad, y percibir a la persona que se encuentra frente mío; con su piel morena y presencia chispeante.
Xinyan me mira de pies a cabeza con una sonrisa delicada, la cual devuelvo, para después acercarme a ella e ingresar a su hogar, donde su amplia familia me recibe, costumbre que nunca abandonaron pese a vivir ahora en la ciudad. Dentro en la sala, me distraigo nuevamente, apreciando la limpieza del lugar.
—¡Volviste! —uno de los hermanos pequeños de Xinyan se acerca corriendo en mi dirección, abalanzándose sobre mis piernas.
—¡Yuuta, dale su espacio!
Solo puedo reír ligeramente, mientras lo tomo en brazos y lo cargo conmigo.
—Mocoso mimado—responde ella, mientras que el joven saca la lengua en burla y se abraza de mi nuca.
—¿Iremos a tu estudio?—pregunto, hablando por primera vez desde que llegamos y aclarando mi garganta—prefiero ensayar hoy antes que salir a presentarnos, después de todo, Chongyun no pudo venir.
—De acuerdo.
—¡Hermano, hermano! ¿Verdad que me dejarán entrar a verlos?—el brillo en sus ojos no me permitió responder, por lo que en busca de ayuda miré a Xinyan;
—No, Yuuta, ve con mamá—replicó mientras lo tomaba de mis brazos y lo bajaba—Pero, supongo que podrías acompañarnos mañana.
El infante sonrió victorioso y no dijo nada más, solo asintió, abrazó mis rodillas de nuevo y se fue corriendo escaleras arriba, donde su madre se encontraba.
—¡Con permiso!—grité, sabiendo que sus padres estaban tan acostumbrados a mis visitas que sólo bajarían cuando diera la hora de la cena.
—¡Propio, cariño!—respondió su padre con voz alegre desde la segunda planta.
Con nuestros pasos sonoros contra la madera, bajamos unos tres escalones, distintivos de la arquitectura de la casa de la guitarrista. Una vez en el cuarto de música, conectó su instrumento a la cajilla —que, honestamente, desconozco la tecnología detrás de ella— y me miró.
—¿Estás listo?
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Hear you me ೃ࿔* Xiao
Fanfic.ೃ࿔* "¿Cómo puedo amarte cuando todo lo que me liga a ti es el tormento de la sangre que se derramaba en tu pecho? ¿Cuándo mis únicas memorias son luces vacías, a quienes ya no diferencio de la realidad, que asumo que son sueños del pasado? ¿Cómo pu...