Capítulo siete: El omega es un alfa enfermo

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Sasuke lo observó asombrado con su amenaza, sin poder creer las burdas palabras que escuchaba. Debería enojarse, golpearlo y decirle que estaba actuando como un imbécil.

Pero la verdad era que, el alfa podía amenazarlo mil veces, por mil cosas, y nunca lo traicionaría.

Nunca lo haría, no lo lastimaría, ni haría nada para dañarlo.

Sus secretos jamás serían revelados por Naruto, por eso, su amenaza era para Sasuke una manera de decirle que actuara como quisiera.

Podría fingir ser forzado, liberarse del miedo y a la vergüenza, porque tiene a alguien a quien culpar.

Él me obligó, yo no hice nada malo, solo obedecí porque no tengo opción.

Se negó a pensar de esa forma, de culparlo de alguna manera para sentir menos asco por su extraño comportamiento.

Era su culpa por enamorarse, solo suya.

¿Estaba mal por no desear decirle que no? Naruto decía que cuidaría de él, como un alfa a un omega, le dijo cosas que siempre quiso escuchar.

¿Podía siquiera rechazarlo? Fue curioso, porque, aunque su amenaza era falsa, no debía negarse a ella. Si lo hacía, sentía que Naruto enloquecería.

Y no quería herirlo aún más con su rechazo.

—¿No dirás nada? —preguntó él tan cerca que su labio inferior rozaba el suyo—. Le diré a tu padre, si no me dejas ser tu alfa.

Sabía que él solo le preguntaba sin esperar una respuesta, no la necesitaba.

Y eso estaba bien, Sasuke no se sentía capaz de decir que deseaba ser su omega, porque nunca podría serlo, pero tampoco era tan fuerte para rechazarlo.

Porque en el fondo, soñaba en que él correspondiera a sus sentimientos si rompían las líneas de amistad.

Quedándose muy quieto, notó cómo Naruto acercaba su rostro al suyo, sus ojos rojizos brillaban dilatados, expectantes, ansioso.

Lo vio pasar saliva con fuerza.

—¿No te da miedo de que sepan de tu cosita?

Sasuke solo podía pensar en que le había golpeado tan fuerte la nariz que le dañó el cerebro.

—No tengo un coño —gruñó enfadado.

El alfa se acomodó entre sus piernas, pegando su cuerpo al suyo. Podía sentir el cierre del pantalón chocando contra la piel desnuda de su entrepierna.

Nervioso, sintió que su corazón se aceleraba con brusquedad.

—Pero es tan pequeño que lo parece —comentó suavemente—. Apenas sobresale, y por dentro de la piel arrugada es tan rosadito que...

Naruto arrugó los ojos dando una risa leve, cuando le cubrió la boca.

Sasuke le limpió la nariz que volvía a sangrar con fuerza, preocupado de que realmente le hubiese hecho daño.

Sin lograr enfadarse con él.

El alfa emitió un ruido desde lo profundo de su pecho, quedándose muy quieto para que Sasuke lo limpie.

¿Por qué ronroneaba como un gatito cuando actuaba como un león?

—¿Te duele? —preguntó nervioso.

Naruto le sonrió, dejándose caer su cabeza, él besuqueó su cuello, dolía la forma en que succionaba para dejarle marcas, pero no lo impidió, porque le gustaba sentir su boca reclamando su cuerpo.

Soy un alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora