Un oasis de lucidez en el desierto de la inconsciencia

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                                                  2 de marzo de 2024

Hoy quiero compartir contigo mi último viaje en el mundo de los sueños lúcidos, un viaje que comenzó el dia anterior al 2 de marzo realizando la tipica rutina de los test de realidas durante el dia y que al final me dejó con una mezcla de asombro ...

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Hoy quiero compartir contigo mi último viaje en el mundo de los sueños lúcidos, un viaje que comenzó el dia anterior al 2 de marzo realizando la tipica rutina de los test de realidas durante el dia y que al final me dejó con una mezcla de asombro y anhelo por seguir explorando los misterios de la mente. Fue una mañana como cualquier otra, cuando decidí realizar mi rutina habitual de realizar el test de realidad de taparme la nariz y la boca mientras trataba de respirar. Para mi sorpresa, esta vez me encontraba caminando por un paisaje desértico, rodeado de montañas o colinas áridas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. No había signos de vegetación, solo la vasta extensión de la tierra y el cielo sobre mí. Mientras caminaba, noté algo peculiar a mi derecha: la presencia de edificios que se alzaban en el horizonte. Aunque su forma y estructura eran borrosas en mi mente, su presencia añadía un toque surrealista al paisaje desértico. Sin embargo, mi atención se centró en una casa que divisé en la distancia, al final del camino que se extendía ante mí. Con cada paso que daba, la sensación de que el sueño se desvanecía comenzó a infiltrarse en mi conciencia. El paisaje empezó a distorsionarse sutilmente, como si las líneas entre la realidad y la ilusión se difuminaran lentamente. Consciente de que el sueño estaba llegando a su fin, sentí un impulso repentino de prolongarlo, de mantenerme dentro de ese mundo onírico un poco más. Extendí los brazos y comencé a girar sobre mí mismo, en un intento desesperado de retener el sueño por un instante más. El viento del desierto soplaba a mi alrededor mientras giraba, una danza frenética entre la realidad y la imaginación. Por un breve momento, logré mantener el sueño a flote, prolongando la experiencia unos instantes más. Sin embargo, la inevitabilidad de despertar se apoderó de mí, y me vi arrastrado de vuelta a la vigilia antes de alcanzar la casa al final del camino. Al despertar, la sensación de haber rozado la superficie de un mundo desconocido aún palpitaba en mi mente. Cada detalle del paisaje desértico y la lucha por mantenerme dentro del sueño permanecían frescos en mi memoria así que cogi corriendo el movil para apuntar el sueño antes de que se me olvidara. Aunque el sueño se desvaneció, dejó tras de sí una sensación de asombro y una renovada determinación por seguir explorando los límites de la conciencia. Este viaje, como todos los anteriores, me recuerda la infinita profundidad de los sueños lúcidos y la capacidad de la mente para crear mundos más allá de nuestra imaginación. Aunque mi viaje se detuvo abruptamente, sé que siempre habrá más aventuras esperando en el reino de los sueños lúcidos.


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