4 𖠗 perlas cristalinas y saladas.

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Géminis se encontraba extasiado aquella mañana. Tras la confirmación proporcionada por Escorpio sobre la proposición de su idea no había momento en el que no se permitiera divagar inmerso en su mente repleta de fantasías inalterables.

Claro que un nuevo evento a expensas de la iglesia suponía el doble del trabajo, pero ¿Qué era el trabajo sino una consecuencia directa para conseguir su objetivo?

El día apenas comenzaba y sin embargo ya tenía sobre sus hombros varias cosas pendientes para resolver. En primer lugar debería imprimir panfletos para promocionar el baile. Lo haría en compañía de Acuario, quién quería conservar la certeza de un trabajo bien hecho.

Fue así como salieron temprano aquella mañana en donde la brisa fresca golpeaba su rostro desnudo con una predisposición sobria, una que le fascinaba experimentar pero que muy pocas veces se permitía.

Caminaron codo a codo por la plaza principal en dirección al pequeño local de confianza, aquel al que solían recurrir siempre que hubiese en su agenda algo digno de ser publicitado.

Esperó a un lado mientras el pelinegro de porte intachable y presencia casi abrumadora conversaba rutinariamente con el vendedor de los panfletos. Los pagó sin muchas más reservas y se despidió prometiendo un porvenir agradable.

Géminis siempre pensaba, o al menos lo hacía de vez en cuando en momentos irregulares, la manera sobrenatural que tenía Acuario de simplemente agradar, y su constante facilidad para entablar conversaciones. Parecía destinado a destacar -de una forma taciturna, tranquila- a donde sea que vaya.

Se suponía que aquello era bueno. Al fin y al cabo el guía era fácilmente la imagen viva de la iglesia y lo que ella representaba. Resultaba agradable contar con sus métodos embelesadores.

Rápidamente el pelinegro le entregó la mitad de la pila de panfletos que tenía entre manos.

Géminis observó los trazos llamativos de las letras que se juntaban en un compás divertido, aunque al mismo tiempo elegante. Pensó de repente que sería imposible negarse a semejante invitación.

—¿Te gustan? —quiso saber el pelinegro de ojos oscuros a su lado.

—Como siempre —musitó Géminis.

—Bien, comencemos.

Aquella era la señal para comenzar a empapelar la ciudad. O al menos ésa era la forma cómica que tenía el signo de los gemelos de referirse a la propagación de los panfletos.

Sacó de su bolsillo una cinta transparente que cortó repetidas veces, y comenzó a pegar los avisos sobre algunos árboles, hileras de madera, columnas, hasta cerciorarse de que cada punto específico de la plaza principal quedará cubierto por su informe.

No demoraron más de media hora. Al reunirse nuevamente observaron con un aura de suficiencia el resultado, complacidos.

—¿Quieres que vayamos a desayunar algo? —propuso Acuario observando como la cafetería más cercana abría sus puertas poco a poco.

Géminis asintió reiteradas veces. No había manera plausible de poder negarse a un desayuno durante una mañana fresca luego de un trabajo bien hecho. Acuario sonrió leyéndolo en su expresión.

Pronto entraron al lugar. Resultaba pequeño aunque cálido, repleto de plantas de diversos orígenes, paredes marrones que le brindaban a la estancia un aura más compacta, ventanas amplias y lo más importante: el aroma de comida recién preparada.

Una chica atenta les entregó rápidamente el menú del lugar, aunque Géminis ya sabía de manual lo que quería pedir, aún así lo observó por compromiso.

𖠗 angel by the wings | zodiaco BL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora